Hongo negro: las claves para entender cómo y a quiénes afecta la mucormicosis

En la actualidad, se conocen casos de infecciones por mucormicosis luego de la recuperación de la infección por el SARS-CoV-2. Formarían parte del síndrome de COVID prolongado o long COVID

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Una mujer llora tras la muerte de su marido a causa de la enfermedad del coronavirus (COVID-19) a las puertas del depósito de cadáveres de un hospital en Ahmedabad, India (REUTERS/Amit Dave)
Una mujer llora tras la muerte de su marido a causa de la enfermedad del coronavirus (COVID-19) a las puertas del depósito de cadáveres de un hospital en Ahmedabad, India (REUTERS/Amit Dave)

La mucormicosis es un hongo oportunista que afecta principalmente a personas diabéticas e inmunocomprometidas, pacientes con enfermedades malignas como la leucemia y personas desnutridas. Es frecuente también en quienes recibieron trasplantes, quienes tienen adicción a drogas y en personas con serología positiva para HIV.

El mucor puede afectar los pulmones, el sistema nervioso central, el tracto gastrointestinal y la piel; sin embargo, la presentación más común es la rinocerebral, que afecta inicialmente la nariz y los senos paranasales.

En la actualidad, se conocen casos de infecciones por mucormicosis luego de la recuperación de la infección por el SARS-CoV-2; es decir, formaría parte del síndrome de COVID prolongado o long COVID.

Uno de los grupos más susceptibles a padecer esta infección micótica es, como se mencionó, el de las personas con diabetes cuyo tratamiento no está bajo control y que tienen cetoacidosis. Otras personas con mayor riesgo de padecer esta enfermedad son quienes recibieron esteroides (corticoides) durante el tratamiento por la COVID-19 y quienes han tenido un período prologado de internación en terapia intensiva.

Con respecto a los esteroides, es importante indicarlos durante el tiempo necesario para disminuir la inflamación. Estos fármacos se administran a los pacientes con COVID para reducir la inflamación pulmonar y, además, evitar daños en el sistema inmunitario. Este último se “acelera” para frenar al coronavirus; por un lado, lo combate pero, por otro, aumenta los niveles de glucemia (azúcar en sangre). Por este motivo, en las personas diabéticas y en quienes resulta difícil controlar la glucemia, aumenta las posibilidades de aparición de este hongo.

Enfermeros del área del Centro de Tratamientos intensivos (CTI) del hospital privado Casmu atienden a pacientes covid-19, el 14 de abril de 2021 en Montevideo (Uruguay). EFE/ Raúl Martínez/Archivo
Enfermeros del área del Centro de Tratamientos intensivos (CTI) del hospital privado Casmu atienden a pacientes covid-19, el 14 de abril de 2021 en Montevideo (Uruguay). EFE/ Raúl Martínez/Archivo

En otorrinolaringología, es bastante frecuente encontrar infecciones como la mucormicosis. La primera descripción de esta enfermedad en las vías aéreas superiores fue realizada en el año 1885 por Arnold Paltauf, un médico esloveno que llamó mycosis mucorina a este cuadro para luego recibir el nombre actual.

Esta mucomicosis nasosinusal puede tener una forma invasiva (y, dentro de esta, las formas aguda fulminante, invasiva granulomatosa e invasiva crónica) y una forma no invasiva, entre las cuales se encuentran el micetoma y la alergia fúngica.

Los signos y síntomas de esta enfermedad son, en orden decreciente:

-Fiebre

-Ulceración nasal y necrosis

-Edema periorbitario y facial

-Disminución de la visión y oftalmoplegia

-Sinusitis, cefalea y dolor facial

-Obnubilación

-Celulitis orbitaria

-Necrosis del paladar y de las encías

-Parálisis del nervio facial

-Rinorrea, congestión nasal y sangrado de nariz (epistaxis)

La progresión de la enfermedad dependerá del estado del paciente, del grado de inmunosupresión y de los factores predisponentes. Como se mencionó, se pueden ver cuadros fulminantes, agudos o crónicos.

La forma aguda fulminante es de progresión rápida con diseminación vascular del hongo, que compromete la órbita y puede causar parálisis facial y ceguera.

La forma invasiva crónica es de tipo indolente y es la forma de presentación por asociación a diabetes mellitus y el tratamiento con esteroides.

En general, el tratamiento de la mucormicosis consiste en dosis elevadas de anfotericina B y toilette quirúrgico en caso de necesidad ante la presencia de tejido necrótico.

Hoy en día, existen agentes antifúngicos azólicos y otros agentes modificadores de la respuesta biológica y medidas para revertir el compromiso inmunológico.

La forma aguda fulminante es de progresión rápida con diseminación vascular del hongo, que compromete la órbita y puede causar parálisis facial y ceguera (REUTERS)
La forma aguda fulminante es de progresión rápida con diseminación vascular del hongo, que compromete la órbita y puede causar parálisis facial y ceguera (REUTERS)

Los casos de mucormicosis luego de la infección por coronavirus quintuplicaron los casos habituales de esta enfermedad, que no es muy frecuente en condiciones habituales.

Los primeros casos aparecieron en Uruguay y, en la actualidad, sorprenden la gravedad y la frecuencia de casos en la India.

Por todo lo mencionado antes, es importante realizar un seguimiento permanente de los niveles de glucosa en sangre, asegurar la esterilidad de los humidificadores que se utilizan ante la necesidad de oxígeno y comenzar el tratamiento ante la sospecha clínica, sin esperar la confirmación de la infección por cultivo, que suele demorar muchos días.

*Stella Maris Cuevas (MN: 81701) es Médica otorrinolaringóloga - Experta en olfato – Alergista. Expresidenta de la Asociación de Otorrinolaringología de la Ciudad de Buenos Aires (AOCBA)

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