En la última década una revolución en materia espacial irrumpió para quedarse y tiene que ver con el acceso democrático al espacio, que ya no es propiedad exclusiva de las grandes potencias del mundo. Ni siquiera de cualquier país.
Y tiene que ver con el desarrollo de nanosatélites o cubesats, las nuevas estrellas espaciales que permiten a cualquier persona, institución educativa o empresa, tener su lugar fuera de la Tierra. Eso es lo que ocurre precisamente con los científicos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) que comenzaron a diseñar y desarrollar el primer nanosatélite o cubesat universitario de Argentina.
“El proyecto “Satélite Universitario” busca desarrollar 5 pequeños satélites de la categoría denominada “CubeSat”. El objetivo de esta iniciativa es la realización del diseño, construcción, ensayos e integración de satélites pequeños o SmallSats en las instalaciones de la universidad. El proyecto también busca la formación de recursos humanos en relación a las tecnologías espaciales que existen hoy y que vendrán en el futuro”, explicó a Infobae la coordinadora del programa, Sonia Botta, egresada de la carrera de Ingeniería Aeronáutica de la UNLP y magíster en sistemas satelitales.
“El proyecto nace en 2018 pero se postergó porque me fui un año al exterior a profundizar mis estudios con una maestría. Cuando regreso volvemos a poner en marcha la idea de construir cubesats y es así que en 2020 la universidad lanzó una convocatoria a distintas empresas e instituciones, como el Servicio Meteorológico Nacional o mismo Arsat para escuchar propuestas sobre los objetivos científicos tecnológicos para hacer el satélite. Para fin de agosto de ese año se recibieron 24 propuestas de 19 instituciones diferentes -tanto de la UNLP como externas-. De ellas, se determinaron las cinco misiones preseleccionadas, que en rigor integran propuestas de 10 grupos distintos. Estas misiones serán evaluadas para la continuidad del proyecto que culminará con una serie de 5 CubeSat”, agregó Botta, que aclaró que al final, todas las propuestas seleccionadas corresponden a la UNLP, ya que muchos convocados proponían cosas que superaban la limitación propia que tienen los pequeños satélites Cubesat.
Los CubeSat, pesarán un máximo de 20 kg miden 10 cm x 10 cm x 10 cm. La UNLP, a través del Centro Tecnológico Aeroespacial (CTA), realizó el análisis de viabilidad del proyecto, utilizando las misiones propuestas por otros centros y grupos de investigación. Basados en este análisis, los ingenieros preseleccionaron las misiones viables, para las cuales se tiene un diseño conceptual que sirve como base para realizar estimaciones de los costos.
“Los 5 satélites constituyen 5 misiones espaciales diferentes y cada una plante un desafío importante para su diseño y construcción. El primer satélite utilizará Tecnológica de GNSS-RO y GNSS-R. La radio-ocultación GNSS (GNSS-RO) es una de las técnicas más utilizadas en estudios atmosféricos, tanto en la región neutra como en la ionósfera. Por otro lado, existe una técnica más reciente denominada reflectometría GNSS (GNSS-R), que se puede emplear para estudiar la superficie terrestre, lo que nos permite medir la humedad del suelo y la cobertura de vegetación. Es que la utilización de esta tecnología para obtener este tipo de información aún no se ha demostrado, lo que reafirma uno de los objetivos secundarios de esta misión”, aseguró Botta, que recordó la construcción del primer satélite en el ámbito académico, cuando la Universidad Nacional del Comahue construyó durante 5 años el satélite Pehuensat-1 para objetivos educativos, que fue lanzado el 10 de enero de 2007 a bordo de un cohete indio desde el Centro Espacial Satish Dhawan.
Los otros satélites de la UNLP tendrán como objetivo, además de la observación terrestre, estudiar el clima espacial, perfeccionar las comunicaciones y realizar observaciones astronómicas. “Los satélites están pensados para que cada uno se base en la tecnología del anterior. Esto permite reducir costos, horas de investigación y riesgos por la tecnología probada. Sabemos que se pueden hacer estos satélites a bajo costo y a la vez obtener grandes resultados con una mínima inversión. Resultados en observación terrestre para análisis de suelos, hidrología, movimiento de tierras, urbanismo, monitoreo meteorológico y mucho más”, aseguró la experta.
La construcción del nanosatélite demandará una inversión de unos 50 mil dólares. Según detallaron desde la UNLP, 20 mil serán financiados con fondos propios, mientras que los 30 mil restantes serán aportados con un crédito del Ministerio de Desarrollo Productivo de la Nación.
“El primero ya está en desarrollo, en la etapa del diseño preliminar. En junio arranca la etapa del diseño de detalle y en diciembre esperamos comenzar a fabricar el satélite. Si bien la parte del hardware es importante, el mayor trabajo se verá en el software, elemento clave para procesar los datos y hacer cumplir cada una de las 5 misiones satelitales”, indicó Botta, que resaltó la experiencia que tiene la UNLP en misiones satelitales, como las recientes colaboraciones en la construcción de los satélites SAOCOM 1A y 1B de la Conae en los que se especializaron en el desarrollo de las mantas térmicas, que es el recubrimiento dorado que llevan los satélites, lo que permite aislarlos del ambiente espacial, ya sea porque se enfríe mucho (-250 grados) o se caliente demasiado (+de 200 grados).
La UID GEMA, que forma parte del Centro Tecnológico Aeroespacial, cuenta con más de 20 años de experiencia en el diseño, desarrollo y ensayos de componentes satelitales. Participó en las misiones SAC-B, SAC-A, SAC-D, y SAOCOM-1A y 1B. El grupo SENyT, de la Facultad de Ingeniería, desarrolló el sistema de navegación para los vehículos experimentales VEx, del proyecto Tronador II. Por otra parte, el Laboratorio MAGGIA y el grupo GESA de la Facultad de Cs. Astronómicas y Geofísicas, y el CIMA de la Facultad de Ciencias Exactas, cuentan con una amplia trayectoria en el área de desarrollo de aplicaciones y procesamiento de datos satelitales.
El satélite tendrá una estructura de aluminio con un sistema de navegación en su interior que será construido en los talleres de la Facultad. Las baterías de litio, los paneles solares y las mantas doradas serán desarrolladas en el laboratorio del Centro Tecnológico Aeroespacial.
Las cargas útiles adicionales, que aún están en proceso de evaluación para definir su compatibilidad con la carga útil principal, serán: un star tracker desarrollado por el laboratorio CIOp (UNLP/CIC/CONICET), un retroreflector para laser ranging aportado por el AGGO (CONICET), y un instrumento para la detección de tormentas geomagnéticas, propuesto por un grupo de estudiantes de las carreras de Ingeniería Aeronáutica y en Computación
“Uno de los principales objetivos del proyecto Satélite Universitario es demostrar que la ciencia está al alcance de todos. Estas cosas se pueden hacer. Tenemos capacidad técnica y humana, que es lo principal; necesitamos gestionar y organizar para llevarlo adelante apostando siempre al desarrollo de la soberanía espacial”, enfatizó Marcos Actis, vicepresidente Institucional de la UNLP y director del CTA.
Con respecto al lanzamiento, Actis detalló que “confiamos en que, por los vínculos que estamos generando con China y con la NASA, en Estados Unidos, podamos incorporarlo en alguna misión que ellos tienen previstas”. Y no descartó que, si se construye el Arsat 3, cuyo desarrollo se retomó, “se pueda pedir para que vaya como carga auxiliar en su lanzamiento”.
El primer cubesat universitario argentino ya está en desarrollo y espera generar más conocimiento en estudiantes y profesores para seguir ampliando la investigación espacial.
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