Muchos países comenzaron ya sus campañas de vacunación contra el COVID-19, pero solo un puñado de ellos logran un ritmo importante con una gran parte de sus habitantes que ya accedió a una o a las dos dosis. La dificultad para acceder a la inmunización hizo que naciera una nueva modalidad dentro del sector turístico: el turismo de vacunas.
Entre los argentinos, esta tendencia está creciendo cada vez más, con miles de personas que viajan a Estados Unidos con la intención de vacunarse en farmacias privadas. Aunque de manera oficial no se han abierto las fronteras para que extranjeros acudan abiertamente a aplicarse las vacunas de Pfizer, Johnson&Johnson o Moderna -que son las únicas marcas que se administran en el país-, es una realidad. Esto abre una ventana para quienes, en otros países, no tienen la oportunidad de recibirla y pueden costear un viaje para aplicársela.
La posibilidad de acceder a una rápida vacunación y las menores restricciones para las actividades recreativas motivaron un aumento en la cantidad de argentinos que viajaron en las últimas semanas a la ciudad de Miami.
Mientras el caso argentino sigue inmerso en los avatares que provoca la segunda ola, con una estacionalidad marcada por las bajas temperaturas, un contexto de alta transmisibilidad del virus SARS-COV-2, más letalidad y aparición de nuevas variantes; como telón de fondo, emerge la amenaza del resquebrajamiento del sistema de salud con riesgo permanente de colapso. En este marco, la necesidad de más vacunas es imperiosa, ni siquiera para lograr la pretendida inmunidad de rebaño porque para vacunar al 70% u 80% de la población argentina, se necesitarían entre 30 a 40 millones de vacunas disponibles.
La campaña de vacunación contra el coronavirus registró en la Argentina al día uno de este mes un total de 7.997.902 dosis administradas, de las cuales 7.025.492 corresponden a la primera aplicación, mientras que 972.410 completaron la dosificación. Las vacunas desarrolladas por laboratorios y centros de investigación en distintos países constituyen un recurso escaso en todo el mundo.
Por esta razón, los protocolos sanitarios apuntan a priorizar y distribuir las vacunas contra el coronavirus de acuerdo a grupos de riesgo. Por el momento, en la Argentina se están aplicando tres vacunas contra el coronavirus: Sinopharm/Beijing, producida en China, AstraZeneca-Oxford, y la Sputnik V, desarrollada en Rusia.
En este contexto, Infobae consultó a especialistas sobre qué hay que tener en cuenta a la hora de aplicarse en el exterior una inoculación contra el SARS-CoV-2, esté o no esté aprobada en nuestro país. “Si una persona tiene la posibilidad de viajar y vacunarse con cualquiera de las inoculaciones que están aprobadas por entidades locales no debería existir ningún tipo de riesgo. No hace falta que lo que uno elija recibir esté aprobado en la Argentina. Aquí, las vacunas que no están aprobadas no lo están porque no presentaron los papeles para su aprobación solo porque no quisieron”, manifestó en diálogo con este medio el infectólogo Ricardo Teijeiro.
En la misma línea, consultado por Infobae, Edgardo Bottaro, médico infectólogo de Helios Salud, sostuvo: “Si la vacuna tiene aprobación de una autoridad sanitaria en principio uno debería pensar que se trata de una vacuna segura. Sin embargo, si la vacuna requiriera de una segunda dosis, en Argentina todavía no hay esquemas que admitan de forma precisa la intercambiabilidad de marcas, con lo cual la segunda dosis debería ser de la misma vacuna aplicada en el sitio donde esté aprobada”.
Vale la pena aclarar que ningún servicio de estos permite a los usuarios elegir qué vacuna se le administrará. Por el contrario, se asignan dependiendo de la disponibilidad de cada estado, cada localidad, cada tienda. Es importante notar que, una vez que se agenda una primera cita, inmediatamente se reserva la siguiente, que corresponde a la segunda dosis de vacunación. Para acudir, sólo es necesario llevar una identificación oficial con fotografía.
“Si un argentino se da en Estados Unidos la vacuna de Pfizer, al regresar a nuestro país no podría aplicarse una segunda dosis de la Sputnik V, por ejemplo. Si a mí un paciente me pregunta si puede viajar a Miami para darse una vacuna de Pfizer le aconsejo que se asegure de poder viajar de nuevo a los Estados Unidos luego de -como mucho- dos meses para darse la segunda dosis”, explicó por su parte el infectólogo Lautaro de Vedia, ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología.
Una vez que se aplica la primera dosis, los centros dan una especie de “cartilla de vacunación” que indica la marca de la vacuna que se administró, la fecha y el nombre del paciente en cuestión. Es necesario llevar consigo este talón para la segunda aplicación, ya que avala el lapso necesario entre ambas fechas. En el terreno legal, existe un vacío con respecto a la aplicación para extranjeros, de modo que los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC por las siglas de su nombre en inglés) permiten a cada estado seleccionar la elegibilidad de quienes pueden aplicarse la vacuna.
“Es posible que quienes se apliquen una vacuna contra el nuevo coronavirus experimenten efectos secundarios, los cuales son signos normales de que su organismo está generando protección”, advierten los CDC. “Estos efectos secundarios pueden afectar la capacidad de realizar sus actividades diarias, pero deberían desaparecer al cabo de pocos días. Algunas personas no sufren efectos secundarios”, sostienen.
Entre los efectos secundarios más comunes se destacan: dolor en el brazo donde recibió la vacuna inyectable, cansancio, dolor de cabeza, dolor muscular, escalofríos, fiebre y náuseas. “Los efectos secundarios después de la segunda dosis pueden ser más intensos que los que se experimentan después de recibir la primera. Estos efectos secundarios son signos normales de que el organismo está generando protección y deberían desaparecer al cabo de unos días”, concluyen los especialistas.
Estados Unidos continúa avanzando con el plan de vacunación contra el coronavirus. Cada día, casi tres millones de personas en el país norteamericano se vacunan contra el COVID-19. De acuerdo al Presidente Biden, para el mes de junio, más del 80% de la población estadounidense estará completamente inoculada.
Hasta la fecha, son 26 de los 50 estados del país los que no exigen residencia al momento de acudir a recibir la vacuna contra el coronavirus, lo que significa que cualquiera puede ser vacunado independientemente de su estatus migratorio o bien, si solo viaja como turista.
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