El cohete chino Long March 5B viaja sin control a una velocidad de 28.000 kilómetros por hora y tarda hora y media en completar una vuelta a la Tierra. La última previsión dice que entrará en la atmósfera el domingo a las 3:46 (GMT), con un margen de error de más/menos 7 horas y 45 minutos.
Lo que todo el mundo se pregunta es si está en peligro. Es muy difícil saberlo, porque aún es demasiado pronto para saber dónde caerá. A medida que el cohete vaya perdiendo altura en su órbita elíptica se podrán hacer estimaciones más certeras, pero según los últimos cálculos a partir de observaciones, los restos del cohete que podrían caer a la Tierra lo harían en algún punto entre los paralelos 41 norte y sur. Y con mayor probabilidad en el océano Atlántico, seguido del Pacífico y del Índico.
Tanto el Pentágono (Estados Unidos) como el Servicio de Vigilancia y Seguimiento Espacial de la Unión Europea (EUSST) están monitoreando el cohete chino que está fuera de control y ven poco probable que caigan restos del mismo en zonas pobladas de la Tierra. El sitio especializado Space-Track.org, que proporciona datos críticos de conocimiento de la situación espacial para la comunidad espacial mundial, llegó a la conclusión, a través de cuentas matemáticas, de que la probabilidad de que el cohete caiga en un lugar determinado de la Tierra es tan baja, que el riesgo de que justo sea cerca de algún ser humano es mínimo.
“Hemos calculado que hay una probabilidad de 1 entre 196,9 millones (o 0,000000005%) de que caiga a menos de un kilómetro de cualquier lugar de la Tierra. Por favor, mantenga la calma y siga adelante”, publicó la organización en su cuenta de Twitter.
Lo cierto es que sólo el 7,6% de la masa terrestre del planeta se encuentra edificada. Por otro lado, el 50% de la población mundial vive en el 1% de la superficie de la Tierra. “Tienes más posibilidades de ser comido por un tiburón que de ser alcanzado por este cohete. Preocúpate por eso”, sostuvo con humor Space-Track.org.
El cohete (un Long March 5B), que fue utilizado la pasada semana por China para lanzar al espacio uno de los módulos de su futura estación espacial, tiene una masa estimada que oscila entre las 17 y las 21 toneladas y un tamaño de unos 30 metros, lo que lo convierte, en el pasado cercano, en uno de los mayores trozos de escombros que reentrarían en la atmósfera, de ahí su vigilancia continuada.
No es la primera vez que una nave china está en el punto de mira de servicios de vigilancia de todo el mundo. El 19 de septiembre de 2016, un oficial chino confirmó que la estación espacial Tiangong-1 estaba fuera de control y que se encontraba en caída hacia la Tierra, con previsión de entrar en la atmósfera en abril de 2018 en una zona comprendida entre el los paralelos 43 norte y sur. Finalmente, la Tiangong 1 reentró en la atmósfera de la Tierra sobre el océano Pacífico sur el 2 de abril de 2018 a las 00:16 GMT.
Desde China, el portavoz del Ministerio de Exteriores Wang Wenbin aseguró este jueves que “la mayoría de los restos del cohete se desintegrarán y se destruirán durante su reentrada en la atmósfera”. “Es altamente improbable que causen ningún daño a la Tierra”, agregó.
(Con información de EFE)
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