La mayoría de las vacunas contra el COVID-19 requieren dos dosis para brindar la mayor protección contra el coronavirus. Según los ensayos clínicos con los cuales se evaluaron su eficacia y seguridad, la protección se alcanza con esas dos dosis. Pero el mundo real puede ser diferente al momento de los ensayos clínicos. Como la producción mundial de las vacunas no es tan rápida como se esperaba y como los casos de COVID-19 no dejan de crecer globalmente, ahora se estudia la posibilidad hacer intercambios entre las vacunas diferentes.
La idea de utilizar dos tipos de vacunas no es un concepto nuevo. Se conoce como “vacunación heteróloga”. “Los conceptos de intercambiabilidad entre las vacunas se están evaluando en todo el mundo, y se está generando evidencia al respecto”, comentó a Infobae Juan Castelli, subsecretario de Estrategias Sanitarias del Ministerio de Salud de la Nación y coordinador del plan vacunación en Argentina.
En el Reino Unido, se le llama actualmente “mezcla y correspondencia”, según dijo Helen Fletcher, profesora de inmunología de la Escuela de Medicina Tropical e Higiene de Londres. Tanto la escasez de una vacuna como la preocupación por sus efectos secundarios pueden inducir a las autoridades sanitarias a adoptar una estrategia de mezcla y combinación.
Las agencias sanitarias de Francia y Alemania ya están animando a las personas que han recibido la vacuna de AstraZeneca a que consideren la posibilidad de recibir una de las vacunas de ARN mensajero para su segunda inyección. “Así que hay una razón práctica para querer mezclar dos tipos diferentes de vacunas. Pero también hay una razón científica”, argumentó Fletcher.
Todas las vacunas funcionan mostrando al sistema inmunitario de las personas, algo que parece un virus invasor, pero que en realidad no lo es. Si alguna vez aparece el verdadero virus, su sistema inmunitario lo reconocerá y estará preparado para combatirlo. Utilizar dos vacunas diferentes es un poco como dar al sistema inmunitario dos imágenes del virus, quizá una de cara y otra de perfil.
Si se administran dos tipos diferentes de vacunas, se tiende a obtener una mejor respuesta inmune que si se administra la misma vacuna dos veces, de acuerdo con Fletcher. Algunos fabricantes de vacunas han adoptado este enfoque y están haciendo vacunas de dos tipos diferentes por diseño. Uno de ellos es una empresa llamada Gritstone Bio, con sede en Emeryville, California.
La respuesta natural del ser humano a un virus consiste en movilizar dos brazos distintos del sistema inmune. Uno utiliza anticuerpos y el otro se basa en algo llamado células T CD8. A diferencia de los anticuerpos, las células T CD8 no reconocen un virus directamente, pero sí una célula que ha sido infectada por un virus y pueden destruir la célula infectada.
La empresa Gritstone ha desarrollado dos vacunas diferentes para activar cada brazo: una vacuna de vector viral y una vacuna de ARN mensajero. La vacuna de vector viral es muy buena para estimular la producción de células T CD8. “La de ARN mensajero produce una respuesta de anticuerpos realmente buena. Así que, potencialmente, al combinarlas, se obtiene lo mejor de ambos mundos”, afirmó Andrew Allen, director de la empresa. Este enfoque ya se está probando en voluntarios humanos.
Este enfoque de mezcla y correspondencia se ha probado con vacunas para diversas enfermedades. Se ha utilizado en enfermedades como el VIH, la malaria, la tuberculosis, incluso la gripe, recordó Bali Pulendran, profesor Violetta L. Horton y catedrático de inmunología y microbiología de la Universidad de Stanford.
Sin embargo, el enfoque no es tan frecuente. Una de las razones tiene que ver con la forma en que se aprueban las nuevas vacunas. “Las autoridades reguladoras adoran la simplicidad”, opinó Pulendran en dialógo con NPR de Estados Unidos. “Cuanto más simple es el régimen de vacunas, más agradable les parece”.
La otra razón es que, aunque mezclar y combinar vacunas puede tener sentido desde el punto de vista científico, no siempre tiene sentido desde el punto de vista comercial. “Por ejemplo, si la empresa A fabrica una vacuna y la empresa B fabrica otra, a menos que haya algún incentivo global para que las dos empresas entren en algún tipo de matrimonio, creo que cualquiera de ellas preferirá, en general, seguir con la suya propia”, dice Pulendran.
Pero algunas cuestiones recientes han cambiado el panorama de la pandemia: el aumento de las variantes preocupantes y el problema del suministro de vacunas. Por ejemplo, Pfizer ha anunciado que aumentará los envíos a Canadá, Moderna está recortando su entrega prevista debido a problemas de producción, un gran suministro de la vacuna de Johnson & Johnson se estropeó debido a un error humano y provocó un retraso en la llegada de esta vacuna a Canadá, y el suministro de la vacuna de AstraZeneca también se demoró ya que las dosis fabricadas en la India se están redirigiendo debido a la grave situación de ese país.
Una respuesta definitiva sobre los beneficios del intercambio entre vacunas vendrá del estudio Com-COV, que se está llevando a cabo en el Reino Unido. Se trata de dos estudios paralelos que analizan diferentes combinaciones de vacunas para determinar si recibir diferentes dosis tiene algún efecto, positivo o negativo, en la respuesta inmune de una persona. Los resultados, una vez publicados, deberían aportar más claridad sobre la cuestión.
“En un mundo ideal, obviamente habríamos mantenido los protocolos originales del estudio. Pero las realidades prácticas de esta pandemia nos han obligado a cambiar de rumbo y a modificar nuestras posiciones en un esfuerzo por sacar lo mejor de una mala situación. Así que sustituir Pfizer por Moderna es una estrategia razonable, porque la alternativa es no vacunarse, y eso es mucho peor”, escribió el investigador de Canadá, Christopher Labos, médico y epidemiólogo de la Universidad McGill.
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