¿Es seguro mezclar dosis de las vacunas contra el COVID-19? ¿Se puede diferir la aplicación de las mismas tal como estaba planteada en los esquemas originales de los laboratorios para garantizar algo de inmunidad a más personas? Estas son algunas de las preguntas que, tras haber sido planteadas como incógnitas, obtuvieron respuestas de la ciencia.
Pero, algo insólito e inusual ocurrió esta semana en la provincia de Santa Fe: un grupo de psicólogos a través de un organismo que los nuclea, que fueron convocados para ser inoculados contra el coronavirus, recibieron el segundo componente en lugar del primero.
Los profesionales se acercaron el martes pasado por la mañana hasta el Centro de Especialidades Médicas de Santa Fe (CEMAFE) para ser vacunados. Fueron pasando de a cinco y luego se retiraron. La situación transcurrió con total normalidad.
Sin embargo, la sorpresa llegó un par de horas más tarde, cuando los psicólogos fueron convocados nuevamente al CEMAFE. Los cinco se presentaron intrigados, pero nunca imaginaron lo que les iban a decir. Allí fueron notificados del error: en vez de recibir la primera dosis, fueron inoculados con la segunda de la Sputnik V.
Pero, ¿qué consecuencias puede tener para nuestra salud alterar el orden de las dosis de una vacuna? Lo cierto es que no se sabe. “La verdad es que no se puede saber. Son errores programáticos que no forman parte de los estudios de evaluación. Si uno tiene que suponerlo, deberíamos suponer que realmente no va a haber riesgos en los pacientes. Les aconsejaría que sigan con su plan de vacunación”, sostuvo en diálogo con este medio el médico infectólogo Ricardo Teijeiro.
En diálogo con Radio EME de Santa Fe, Cecilia, una de las profesionales afectadas, contó que tuvieron que llegar temprano, a las 8:30 de la mañana, y que luego de ser vacunados se fueron a trabajar. “En el transcurso de la mañana se comunicaron conmigo y con las otras cinco personas, y nos citaron para darnos una información que no podían darnos telefónicamente”, detalló.
Cecilia relató que al acercarse al lugar “me comunicaron que había habido un error y en vez de colocarme la primera dosis, como tenía que haber sido, me colocaron la segunda”. “Ellos hicieron todas las averiguaciones correspondientes y clínicamente no hay ninguna complicación para la salud. Yo hice averiguaciones por mi lado también, para quedarme tranquila. Riesgo, supuestamente, no tenemos, y pasamos a ser un grupo de estudio”, indicó.
Consultado por Infobae, el doctor Edgardo Bottaro, médico infectólogo de Helios Salud, aseguró que desconoce los posibles efectos en la salud de este error inaudito. “Implicancias en cuanto a la seguridad me parece improbable que tenga, pero ignoro las implicancias en cuanto a la inmunogenicidad”, dijo.
En la misma línea, el infectólogo Lautaro de Vedia, ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología, explicó: “No hay estudios hechos al respecto ni forma de saber qué les sucederá a estos pacientes”.
Según relató la mujer, el grupo fue citado para dentro de dos semanas para realizarles un test de anticuerpos para ver cómo responde el organismo y, a partir de allí, se analizaría cuándo recibirían la primera dosis. “Son fallas que se pueden evitar y prevenir. Le dije al jefe del servicio que esto es algo grave porque fui a colocarme la primera dosis. Igual hay incertidumbre. Vamos a esperar lo que suceda dentro de 15 días”, añadió. Cecilia no registró ningún tipo de síntomas por el momento y continúa con su vida normalmente.
De las vacunas que se aplican hoy en día en la Argentina, la única que tiene componentes diferentes es la fórmula rusa. El resto de las vacunas tienen dos componentes pero es indistinto el orden de su aplicación.
Sputnik V no posee ningún elemento del coronavirus en su composición, se presenta en forma liofilizada, es decir, como un polvo que se mezcla con un excipiente para disolverlo y luego administrarlo por vía intramuscular.
El fármaco utiliza una tecnología de adenovirus humano de dos vectores diferentes, Ad5 y Ad26, para una primera y una segunda inyección. Sin embargo, la inoculación no contiene adenovirus humanos vivos, sino vectores adenovirales humanos que no son capaces de multiplicarse y son completamente seguros para la salud.
Los “vectores” son vehículos que pueden introducir material genético de otro virus en una célula. El gen del adenovirus, que es el causante de la infección, se sustrae y en su lugar se inserta un gen con el código de la proteína de otro virus. El elemento insertado es seguro para el organismo y ayuda al sistema inmunológico a reaccionar y producir anticuerpos que nos protegen de la infección.
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