Varios países han aprobado el uso de vacunas basadas en ARNm anti-COVID-19 bajo una autorización de uso de emergencia. Sin embargo, los ensayos clínicos de fase III de estas vacunas excluyeron a las personas lactantes y, por lo tanto, no hay datos disponibles sobre la eficacia y seguridad de estas vacunas en las personas lactantes y sus bebés. Actualmente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que las mujeres en período de lactancia obtengan la vacuna cuando sean elegibles y no aconseja suspender la lactancia después de recibir la vacuna.
La Academia de Medicina de la Lactancia Materna (ABM) afirma que existe poco riesgo plausible de que las partículas de lípidos de la vacuna ingresen al torrente sanguíneo y estén presentes en el tejido mamario, y que las nanopartículas o ARNm se transfieran a la leche.
Recientemente un equipo liderado por Yarden Golan, del Departamento de bioingeniería y ciencias terapéuticas de la Universidad de California presentó una investigación, que aún espera revisión de pares, que el ARNm de las vacunas Pfizer-BioNTech (BNT-162b2) o Moderna (mRNA-1273) se detectaron en muestras de leche materna recolectadas de individuos vacunados 4-48 horas después de las vacunas. Sin embargo, a pesar de estas recomendaciones y pruebas, algunas madres han rechazado la vacunación, han elegido o se les ha aconsejado que descarten su leche hasta 72 horas después de la vacuna, o han decidido dejar de amamantar antes de lo planeado debido a la falta de evidencia sólida sobre el efecto de la vacuna de ARNm en la leche materna y la salud infantil.
Un beneficio importante de la leche materna es la presencia de anticuerpos IgA que proporcionan inmunidad pasiva al lactante. Además, recientemente se demostró que los anticuerpos anti-SARS-CoV2 están presentes en la leche de mujeres lactantes que fueron infectadas con SARS-CoV2. Sin embargo, no hay datos sobre si las vacunas de ARNm de COVID-19 inducen la secreción de anticuerpos anti-SARS-CoV-2 en la leche materna. “En nuestro documento mostramos que las muestras de leche recolectadas de 3 a 8 semanas después de la vacunación con BNT-162b2 y mRNA-1273 contienen niveles significativamente más altos de anticuerpos IgA anti-SARS-CoV2-RBD cuando se comparan con las muestras previas a la vacuna -explica Golan-. Es importante destacar que mostramos aumentos significativos en los niveles de IgG e IgM anti-SARS-CoV2 después de la vacuna en el plasma de individuos lactantes”.
Consideran, no obstante, que se necesitan más datos para determinar qué nivel de protección podrían brindarle estos anticuerpos al bebé.
“Pudimos demostrar que la administración de vacunas de ARNm anti-COVID-19 durante la lactancia conduce a un aumento significativo en los niveles de IgM e IgG anti-SARS-CoV2 en el plasma -continúa el especialista-. De acuerdo con los resultados de estudios anteriores que mostraron niveles reducidos de IgM 28 días después de la infección por COVID-19, nuestros resultados muestran que los niveles de IgM 4 semanas después de la administración de la segunda dosis no fueron significativamente más altos en comparación con sus niveles después de la primera dosis”.
Además, sus datos demuestran claramente un aumento de los niveles de IgA anti-SARS-CoV2-RBD en la leche materna en consonancia con los niveles encontrados después de la infección por el SARS-CoV-2. Tomados en conjunto, los hallazgos sugieren que la vacunación anti-COVID-19 es beneficiosa para las personas lactantes y también puede proteger a sus bebés.
Aunque existe un consenso de expertos sobre un riesgo potencial mínimo o nulo para el lactante por la vacunación materna anti-COVID-19, ningún estudio previo ha demostrado beneficios específicos durante la lactancia. “Nuestros resultados ahora proporcionan tal evidencia -afirma el investigador, aunque advierte que- se necesitan estudios futuros para determinar el grado de protección conferido por estos anticuerpos IgA anti-SARS-CoV-2.
Estas conclusiones se condicen con las expresiones de las entidades de salud líderes del mundo. En la actualidad, los hallazgos sugieren que las personas lactantes que reciben la vacuna deben continuar amamantando a sus bebés para asegurar la transferencia de anticuerpos IgA anti-SARS-CoV-2 que, potencialmente, pueden proteger contra COVID-19. “Los proveedores de atención médica deben continuar alentando a las personas que amamantan a hacerlo durante y después de la vacunación COVID-19”, concluye Golan.
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