La vacuna de ARN mensajero contra el COVID de las empresas Pfizer de los Estados Unidos y BioNTech de Alemania es una de las 20 que ya se han autorizado para uso de emergencia en el mundo. Tiene una eficacia de alrededor del 91% para prevenir la enfermedad de COVID-19 hasta seis meses después de que las personas sean inoculadas y fue la primera vacuna aprobada por el Grupo de Expertos de Asesoramiento sobre Inmunización de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Requiere 5 pasos principales para su elaboración.
El proceso de elaboración de las dosis de vacunas requiere diferentes etapas que son realizados por expertos en biología molecular, computación, química, técnicos de laboratorios, informáticos, ingenieros, médicos y otras especialidades que trabajan en diferentes centros de producción y almacenamiento en los Estados Unidos y en Europa.
En América Latina, la vacuna ya cuenta con autorización para uso de emergencia en Argentina, México, Chile, Panamá, entre otros. Esta vacuna forma parte de las negociaciones actuales entre el Gobierno de Argentina con la empresa Pfizer para conseguir más dosis para el plan nacional de vacunación.
La elaboración de la vacuna está basada en una plataforma que la empresa BioNTech venía trabajando para producir vacunas para otras enfermedades infecciosas. Y se sumó el conocimiento sobre las características particulares de la infección por el coronavirus. El virus tiene proteínas que usa para entrar en las células humanas. Estas proteínas, llamadas de espiga (o “Spike” en inglés), son el blanco de vacunas y tratamientos. En el caso del producto de Pfizer y BioNTech, se usa el ARN mensajero, que es el material genético que las células de los seres humanos lee para producir proteínas.
Pasos
Para elaborar las dosis, el primer paso consiste en extraer viales de ADN del banco celular maestro, que es la fuente de cada lote de la vacuna Covid-19 de Pfizer. Los viales se mantienen a -150°C (-238°F) o menos, y contienen pequeños anillos de ADN que se llaman “plásmidos”. Allí están las instrucciones para que las células humanas construyan proteínas del coronavirus y desencadene una respuesta inmunitaria al virus.
Luego, como segundo paso, los equipos de producción descongelan los plásmidos y modifican lotes con las bacterias E. coli para que tomen los plásmidos dentro de sus células. Esas células se cultivan y se multiplican durante la noche, y al día siguiente se trasladan a un fermentador que contiene hasta 300 litros de un caldo nutritivo durante cuatro días.
Después de ese tiempo, como tercer paso, se recoge y se purifica el ADN, y se agregan productos químicos para abrir las bacterias y liberar los plásmidos de las células que las contienen. La mezcla se purifica para eliminar las bacterias y dejar sólo los plásmidos. Se comparan con muestras anteriores para confirmar que la secuencia del gen del coronavirus no ha cambiado como control de calidad.
El proceso sigue en el cuarto paso que incorpora a unas proteínas llamadas enzimas. Son las encargadas de cortar los plásmidos circulares y separan los genes del coronavirus en segmentos rectos. Se filtran los restos de bacterias o fragmentos de plásmidos y se rellenan frascos de un litro con ADN purificado. Todo sigue en que cada frasco de ADN se congela, se coloca en un envase, se sella y se embala con un pequeño monitor que registra la temperatura durante el transporte.
El paso final -el quinto- consiste en transcribir el ADN en ARN mensajero. Lo envasado se descongela en otras plantas de producción y luego se mezclan con los componentes básicos del ARN mensajero. Durante varias horas, las enzimas abren las plantillas de ADN y las transcriben en cadenas de ARN mensajero. La vacuna terminada llevará el ARN mensajero a las células humanas, que leerán el gen del coronavirus y comenzarán a producir proteínas. La mezcla termina en lotes de vacunas.
Tras el proceso de producción, cada dosis de vacuna de Pfizer y BioNTech está compuesta por ARN mensajero envuelto en una capa que facilita su transporte e impide que se dañe. Es decir, la vacuna no contiene al virus y esto significa que no puede causar la infección por el coronavirus. Tampoco puede modificar el ADN de la persona que lo recibe, según explicaron los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de los Estados Unidos. Publicaron este miércoles un estudio que concluyó que quienes se vacunaron con dos dosis de las vacunas contra el COVID-19 de Pfizer o Moderna -las dos más usadas en Estados Unidos- tienen un 94 por ciento de posibilidades de no ser hospitalizados como consecuencia de la enfermedad.
Al aplicarse en una persona, el ARN mensajero de la vacuna le enseña a las células cómo producir copias de la proteína espiga o “Spike”. Entonces, si la persona queda expuesta al virus y ya recibió la vacuna, su cuerpo lo reconocerá y podrá controlar mejor la infección.
Consultada por Infobae, la presidenta de la Sociedad Argentina de Vacunología, Florencia Cahn, comentó que la vacuna desarrollada por Pfizer y BioNTech implica un proceso de producción que permite elaborar muchas dosis en menos tiempo en comparación con otros productos. En base a los estudios difundidos, se sabe que tiene una eficacia mayor al 95% para prevenir formas sintomáticas. Para cuadros más graves, la eficacia asciende casi al 100%. Una desventaja que tiene es que necesita una conservación a menos de 180 grados que hacen que la logística de su distribución sea más compleja”.
Infografía: Marcelo Regalado
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