El barbijo o mascarilla pasó a ser un objeto más como el celular o la billetera para muchas personas desde marzo del año pasado en Occidente como una manera de protegerse contra el coronavirus. Durante los últimos días, conductores de televisión lo han incorporado más durante sus programas. Ahora empieza a demostrarse el impacto real del barbijo para bajar los contagios.
Un estudio científico publicado hoy en la revista PLOS ONE demuestra que se registró un descenso de los contagios del coronavirus en los estados donde la población adhirió al uso del barbijo en más del 75% en los Estados Unidos.
Fue realizado por Charlie Fischer y sus colegas de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Boston en Massachusetts. En EEUU, los distintos estados han promulgado diferentes normas sobre el uso de mascarillas o barbijos desde el inicio de la pandemia. En algunos, no se exigen, y en otros sí hay que llevarlo puesto en todos los espacios públicos. Los investigadores quisieron entender la relación entre el uso de barbijos y las tasas de infectados.
Fischer y su equipo examinaron los datos disponibles públicamente sobre las políticas de uso de barbijos, los hábitos declarados por las personas sobre el uso en público y las tasas de COVID-19 para los 50 estados de EEUU y Washington, D.C. Tuvieron en cuenta un retraso de un mes entre el uso de la mascarilla y su posterior impacto potencial en las tasas de COVID-19 desde mayo hasta octubre de 2020. Consideraron que las tasas de más de 200 casos por cada 100.000 residentes eran altas.
El análisis demostró que entre los 15 estados que no exigían el uso de barbijo en público, 14 tenían tasas elevadas de COVID-19. Mientras tanto, ocho estados tenían tasas de adhesión autodeclaradas del 75% o más, y ninguno de estos estados tenía una tasa alta de COVID-19. Los estados con las tasas de adherencia más bajas tenían la mayor probabilidad de tener tasas altas de COVID-19 en el mes siguiente.
Los ocho estados con al menos un 75% de adherencia al uso de mascarillas tuvieron una tasa media de COVID-19 de 109 casos por cada 100.000 residentes en el mes siguiente. En cambio, la tasa media de COVID-19 fue de 239 casos para los estados con menos de un 75% de adherencia.
Consultada por Infobae, Mónica Gandhi, profesora de medicina y a cargo de la división de Medicina global, enfermedades infecciosas y VIH en la Universidad de California en San Francisco, Estados Unidos, valoró positivamente el nuevo estudio en el que no participó. Gandhi es una prestigiosa investigadora que a partir de la pandemia ha publicado otros trabajos sobre los beneficios de los barbijos. “Este estudio publicado en PLOS ONE considera principalmente el cumplimiento de la obligación de llevar barbijos en varios estados entre abril y septiembre de 2020 y examina el impacto de ese cumplimiento en las tasas de transmisión de COVID-19 entre mayo y octubre de 2020″.
Demostró -enfatizó Gandhi- que los casos mensuales de COVID-19 fueron elevados en 14 de los 15 estados en los que no había una norma que obligara a usar el barbijo durante el verano. En los ocho estados en los que se notificó una adherencia a la mascarilla mayor al 75%, ninguno registró esa elevada tasa de casos, incluso cuando se ajustaron las normas de mascarilla y los factores demográficos.
“Este análisis es importante porque demuestra que la obligación de usar mascarilla es útil”, resaltó la investigadora de EEUU. Además, subrayó que el uso del barbijo en más del 75% de la población dio lugar a menores tasas de casos en los EEUU durante el aumento del último verano.
En tanto, la investigadora argentina especializada en química Griselda Polla, de la Universidad Nacional de San Martín y del Conicet, dijo a Infobae que “el nuevo estudio tiene un enfoque muy bueno. Hasta ahora, los trabajos anteriores hablaban sobre los distintos tipos de barbijos. Pero no los asociaban con la estadística de contagios por la infección con el coronavirus en comunidades donde la mayoría de la población usa el barbijo en comparación con las comunidades donde se utiliza poco”.
En la Argentina, se ven menos personas usando el barbijo desde el verano pasado, a pesar de sus beneficios tanto para el que lo usa como para las personas que tiene cerca. “Es importante crear conciencia en la gente sobre el beneficio de llevar barbijo y usarlo bien. No sirve llevar el barbijo en la pera o tapando solo la boca”, remarcó Polla.
Algunas personas se colocan el barbijo de una manera inadecuada o se lo sacan cuando tienen que hablar. Pero al hablar se exhalan gotículas y aerosoles en las que puede haber coronavirus si la persona está contagiada. De esta manera, puede contagiar a otros. Incluso si aún no tiene síntomas de la enfermedad. Aun si la persona ya está vacunada, debe seguir usando el barbijo.
“El uso correcto es tapar tanto la nariz como la boca, ajuste nasal y evitar tocarlo todo el tiempo. No hay que bajar el barbijo cuando se habla. Si bien hay distintos tipos de barbijos con capacidad de filtrado o respetabilidad mayor o menor, pero el peor barbijo es mejor que no usar nada”, señaló Polla. La doctora fue una de las científicas del Conicet que desarrolló, junto con otros investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, la tecnología para barbijos Atom-Protect.
El año pasado, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó el uso del barbijo después de evaluar la evidencia científica y advirtió que no hay que tocarlo todo el tiempo en que se utiliza. “El uso de mascarillas higiénicas o de tela podría aumentar las posibilidades de infección por el virus de la COVID-19 -advirtió- si la mascarilla se toca a menudo con las manos sucias y se contamina, o si se mantiene sobre otras zonas de la cara o la cabeza y después se vuelve a colocar sobre la boca y la nariz”.
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