Una sola dosis de las vacunas contra el COVID-19 de Pfizer y de Moderna, que requieren de dos inoculaciones, tiene una efectividad del 80 % para prevenir el contagio, según un estudio publicado este lunes por los Centros de Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos.
Ese efecto fue observado dos semanas después de la primera dosis en el estudio, realizado con 4.000 trabajadores sanitarios entre el 14 de diciembre y el 13 de marzo. ”Este estudio muestra que nuestros esfuerzos nacionales de vacunación están funcionando”, anunció la directora de los CDC, Rochelle Wallensky, en una rueda de prensa.
Los resultados mostraron que el riesgo de infección se redujo en un 90% entre las personas que recibieron las dos dosis recomendadas; que comenzaron a tener un efecto protector incluso después de la primera inyección, al reducir el riesgo de contagio en un 80% dos semanas después.
“Las vacunas autorizadas de ARNm contra el COVID-19 proporcionaron una protección temprana y sustancial en el mundo real contra la infección para el personal de atención médica de nuestra nación, los de emergencias y otros trabajadores esenciales de primera línea”, añadió la experta.
Estos resultados se suman a un creciente cuerpo de evidencia de que las vacunas no solo detienen la enfermedad sintomática, sino también la infección misma, lo que las convierte en una herramienta importante para frenar la propagación del virus.
La investigación coincide con la aceleración del proceso de vacunación en EEUU, con más de 3 millones de dosis administradas diariamente. A fecha de ayer, domingo, 93 millones de personas habían recibido al menos una dosis de algunas de las vacunas autorizadas en el país norteamericano, y unos 51 millones de personas estaban ya completamente inmunizadas.
El presidente estadounidense, Joe Biden, marcó como fecha para un regreso a una relativa normalidad la fiesta del Día de la Independencia en el país, el 4 de julio. Estados Unidos concedió autorización para uso de emergencia a las vacunas de Pfizer y Moderna, y a la de Johnson & Johnson, que es monodosis y cuya efectividad es algo menor. El país, el más golpeado del mundo por la pandemia, registra más de 30,2 millones de contagios de COVID-19 y más de 549.000 muertos, según el recuento independiente de la Universidad Johns Hopkins.
“El SARS-CoV-2 no desaparecerá y vamos a vivir con este virus, creemos, para siempre. El nuevo coronavirus, que ha paralizado las economías mundiales y ha colapsado a los hospitales, estará entre nosotros para siempre”, afirmó a comienzos de este año Stephane Bancel, director ejecutivo del laboratorio estadounidense Moderna que desarrolló una exitosa vacuna contra el COVID-19.
En relación a la aparición de las recientes nuevas mutaciones del coronavirus que tiene en alerta a los expertos en todo el mundo, el especialista agregó: “Los funcionarios de salud tendrán que vigilar continuamente las nuevas variantes del virus, para que los científicos puedan producir vacunas para combatirlas”. Estas nuevas variantes del virus pueden derivar en un comportamiento más complejo del patógeno, como potenciar su contagio, ser más mortal o transformarse en más resistente ante vacunas o tratamientos contra la enfermedad.
Los datos de una investigación no revisada por pares y publicada el 18 de febrero en Medrxiv sugirieron que ambas vacunas contra el COVID-19 previenen no sólo los síntomas del virus SARS-CoV-2, sino también posibles nuevas infecciones.
Un equipo de la prestigiosa institución Mayo Clinic examinó a más de 31 mil personas en cuatro estados en los Estados Unidos, que habían recibido al menos una de las dos dosis que conforman los esquemas de vacunación en ese país. Así fue como descubrieron que los inoculantes tenían una eficacia superior al 80% para prevenir la infección 36 días después de la primera dosis, en promedio. A los 15 días, la eficacia se detectó en un 75%, y pareció mostrar un 89% a partir de los 36 días posteriores a la segunda dosis, según informó la publicación científica.
Para el doctor Christopher Murray, director del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, “es poco probable que Estados Unidos logre inmunidad colectiva al virus antes del invierno. Sabemos que el COVID-19 es realmente estacional, por lo que cuando llegue el próximo invierno, necesitamos tener un nivel de protección mucho más alto para detenerlo en su camino”, dijo en diálogo con la CNN.
Con información de EFE
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