Purificadores de aire y almuerzos con protocolo: las claves para evitar contagios de COVID-19 en las escuelas

Instituciones educativas de EEUU permanecen abiertas hace meses y descubrieron cuáles son las medidas esenciales para cuidar a los alumnos y docentes en la pandemia

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Con protección indidivual, distanciamiento y mascarillas o barbijo, se dan clases en Filadelfia, Estados Unidos, como parte del protocolo actual para reducir transmisión del coronavirus.  REUTERS/Hannah Beier
Con protección indidivual, distanciamiento y mascarillas o barbijo, se dan clases en Filadelfia, Estados Unidos, como parte del protocolo actual para reducir transmisión del coronavirus. REUTERS/Hannah Beier

Aún se debate en el mundo cuál es la mejor manera de reabrir las escuelas para evitar la transmisión del coronavirus. Pero las ciudades, las familias y los docentes cuyos edificios han estado abiertos durante muchos meses en los Estados Unidos han llegado a algunas conclusiones sobre cómo hacer que todo funcione.

Parte de lo que han aprendido coincide con lo que muchos científicos han estado promoviendo: el uso del tapabocas, la ventilación permanente, el distanciamiento y los testeos periódicos son medidas eficaces para reducir la transmisión en las escuelas.

En cambio, otras prácticas antes defendidas, como la medición diaria de la temperatura a través de un termómetro, y la limpieza a fondo de las superficies han pasado a un segundo plano.

¿Quiénes son los principales transmisores? Se ha aprendido que los profesores, y no sus alumnos, son probablemente los principales transmisores del virus en las escuelas primarias. Se ha encontrado que los niños corren más riesgo de infección durante la hora del almuerzo, al estar sin tapabocas y más cerca entre sí, y que herramientas como los purificadores de aire portátiles y los monitores de dióxido de carbono pueden ayudar, según informó el diario The Wall Street Journal.

Las escuelas en el distrito de Marietta, Estado de Georgia, EEUU, hicieron ajustes en la combinación de clases virtuales y presenciales. Van 4 días a clases presencias. Cada alumno tiene mamparas de protección. Los viernes tienen clases virtuales, y el docente enseña desde la casa. Así se evita que los docentes se contagien en las reuniones con otros colegas.
Las escuelas en el distrito de Marietta, Estado de Georgia, EEUU, hicieron ajustes en la combinación de clases virtuales y presenciales. Van 4 días a clases presencias. Cada alumno tiene mamparas de protección. Los viernes tienen clases virtuales, y el docente enseña desde la casa. Así se evita que los docentes se contagien en las reuniones con otros colegas.

Otra lección aprendida es que combinar tanto clases presenciales como virtuales puede tener limitaciones. Puede ser en realidad más arriesgado en algunos casos que las clases presenciales a tiempo completo, porque los niños están potencialmente expuestos a más personas. Y es probable que esté bien que los estudiantes estén a 1 metro de distancia en lugar de 2 metros, una medida que ahora los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan desde el viernes pasado.

“Estuvimos observando cómo se producían los brotes en todo el país y en el mundo”, dijo Gary Krahn, director de la escuela La Jolla Country Day de La Jolla, en California, que lleva abierta desde principios de otoño. Con el tiempo, “pudimos obtener suficiente información para tomar decisiones informadas”.

El conocimiento, junto con una rápida distribución de la vacuna en Estados Unidos, podría significar que la mayoría de los lugares vuelva a tener clases presenciales a tiempo completo para septiembre próximo, siempre y cuando la transmisión de la comunidad esté controlada y las escuelas se adhieran a los protocolos de seguridad adecuados.

Los estudiantes mayores de 12 años podrían recibir la vacuna en septiembre, según los funcionarios de salud pública, e incluso podrían empezar el curso escolar vacunados. La vacuna de Pfizer Inc. y BioNTech está actualmente autorizada en los Estados Unidos a partir de los 16 años, mientras que las vacunas de Moderna Inc. y Johnson & Johnson están autorizadas a partir de los 18 años. Las empresas han empezado a probar sus vacunas en grupos de edad más jóvenes.

Diferentes estudios permitieron tener más información para ajustar las medidas de prevención en las escuelas. Una investigación de los CDC descubrió que el virus se propagaba por el escaso distanciamiento físico entre profesores y alumnos, así como por el uso inadecuado del tapabocas o barbijo. Hay personas que no lo usaban desde la nariz al mentón.

Entre el 1 de diciembre y el 22 de enero, los CDC detectaron nueve brotes de infecciones en un distrito escolar, el de Marietta en Georgia, en los que estaban implicados 13 profesores y 32 alumnos. En dos de los conglomerados que acabaron representando la mitad de los casos, es probable que el coronavirus se propagara primero de profesor a profesor y luego de profesor a alumno, según los CDC.

Los investigadores encontraron que la propagación del virus es más frecuente entre los adultos jóvenes y menos entre los niños en edad escolar, y cuando se produce la propagación de Covid-19 en las escuelas, a menudo se origina en el personal.

Menos del 10% de los casos de Covid-19 en EE.UU. se han producido entre niños y adolescentes de entre 5 y 17 años, según los CDC, y las tasas de mortalidad por Covid son muy bajas entre los niños en edad escolar en comparación con los adultos.

Con el paso del tiempo, una de las lecciones aprendidas en escuelas estadounidenses es que tanto los niños como los docentes deben usar el tapabocas desde la nariz al mentón durante las clases presenciales. Solo en el momento del almuerzo se lo pueden sacar y tienen que evitar hablar entre sí.
Con el paso del tiempo, una de las lecciones aprendidas en escuelas estadounidenses es que tanto los niños como los docentes deben usar el tapabocas desde la nariz al mentón durante las clases presenciales. Solo en el momento del almuerzo se lo pueden sacar y tienen que evitar hablar entre sí.

El papel que pueden desempeñar los docentes es una de las principales razones por las que se les debe dar prioridad en la vacunación, dicen los funcionarios de salud pública, aunque señalan que todavía es posible reabrir las escuelas de forma segura sin que los profesores se vacunen si se aplican otras medidas de seguridad importantes. En la mayoría de los estados, los profesores tienen ahora prioridad para la vacunación.

En cuanto a la modalidad mixta de virtual y presencial, en otoño, las clases presenciales en Marietta se daban cuatro días a la semana, y los viernes los alumnos se conectaban desde casa para recibir clases virtuales mientras los profesores trabajaban desde la escuela. Durante esos viernes, los profesores solían trabajar y comer juntos, a veces sin tapabocas, dijo el doctor Grant Rivera, a cargo del distrito de las escuelas de Marietta, y esas reuniones ayudaron a la propagación del virus.

Ahora, tanto los profesores como los alumnos se quedan en casa los viernes. Las escuelas han eliminado una hora especial que organizaban, en la que los niños de primaria se reúnen juntos y el docente les leía. Incluso se han retirado las sillas en las que se sentaban los docente para esa actividad.

Para maximizar el distanciamiento físico en los días en que los docentes y los alumnos están en la escuela, el personal ha reorganizado los muebles de las aulas para aprovechar cada centímetro de espacio. En general, los alumnos están separados por un metro de distancia.

Atención a la ventilación

El distrito de las escuelas públicas del condado de Montgomery, en el estado deVirginia, que volvió a la enseñanza presencial en marzo, invirtió más de 750.000 dólares en la limpieza del aire de sus escuelas, dijo Tommy Kranz, superintendente adjunto de operaciones y finanzas. Además de abrir las ventanas y las puertas siempre que sea posible, el distrito escolar ha instalado 1.500 purificadores de aire portátiles en las aulas y las oficinas y ha mejorado muchos de sus sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado con filtros de alta calidad que pueden atrapar los aerosoles que contienen virus.

En escuelas de La Jolla, California, ya implementaron el uso de monitores de dióxido de carbono. Estos dispositivos permiten medir el nivel de ventilación que tiene cada aula. Si se superan los niveles adecuados, docentes y niños están en mayor riesgo de transmisión del coronavirus
En escuelas de La Jolla, California, ya implementaron el uso de monitores de dióxido de carbono. Estos dispositivos permiten medir el nivel de ventilación que tiene cada aula. Si se superan los niveles adecuados, docentes y niños están en mayor riesgo de transmisión del coronavirus

El distrito también ha conseguido monitores de dióxido de carbono para medir el grado de ventilación de una habitación determinada, algo que los científicos especializados en aerosoles han recomendado a las escuelas que hagan lo posible. Las personas exhalan dióxido de carbono cuando respiran, y si una habitación no está bien ventilada, se acumula en el aire. Es una señal de que el espacio puede necesitar más ventilación.

Los empleados de la escuela van a las aulas cada mes para tomar muestras de los niveles de dióxido de carbono y asegurarse de que no superan las 700 partes por millón. Si es así, la escuela podría considerar la posibilidad de abrir más ventanas en el aula o actualizar el sistema de calefacción, ventilación y aire acondicionado.

El distrito identificó la hora del almuerzo como una de las actividades más arriesgadas del día escolar, porque los niños necesitan quitarse las máscaras para comer, dijo Mark Miear, el superintendente de Montgomery. Para reducir ese riesgo durante el almuerzo, los alumnos se sientan a dos metros de distancia, de espaldas a los demás, frente a barreras de plexiglás o espuma, y no se les permite hablar entre ellos. Por lo general, se les limita a 15 minutos de tiempo para comer.

El distrito también ha instalado tiendas de campaña para los niños cuyos padres quieren que coman fuera, donde, según los científicos, la transmisión es mucho menos probable.

Los investigadores han descubierto que las escuelas que aplican medidas como las de Montgomery -con obligación de barbijos, distanciamiento físico y aumento de la ventilación- tienen una menor transmisión de Covid-19 que en la comunidad en general.

Los CDC y algunos expertos en salud pública han recomendado que las escuelas coloquen a los niños -y a veces a los profesores u otro personal- en grupos sociales o “burbujas” que permanezcan juntos durante toda la jornada escolar para reducir la exposición a otras personas. Esto, dicen, ayuda a contener los posibles brotes.

En la Orchard School de South Burlington, después de que aumentara la presión de los padres el pasado otoño para que los niños volvieran a la escuela, el distrito escolar abrió la escuela primaria para todos los alumnos cuatro días a la semana.

Los estudiantes están aislados por clases y no se mezclan con nadie fuera de su grupo, dijo el director de Orchard, Mark Trifilio. Permanecen en su aula casi todo el día. En el recreo, cada clase tiene su propia sección del patio. Es la estrategia de las burbujas.

Para ayudar a reducir el riesgo de que un docente infectado transmita el virus a muchos alumnos, la escuela ya no imparte clases en la biblioteca ni en las salas de arte y música. En su lugar, los profesores de cada asignatura acuden a las aulas durante bloques de dos semanas. Además de sus asignaturas habituales, una clase tendrá arte durante dos semanas seguidas, luego biblioteca durante dos semanas y luego música durante dos semanas.

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