Científicos chinos del Centro de Investigación de Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Tsinghua, de Beijing y de la Facultad de Medicina de Shanghai, llegaron a la conclusión luego de analizar células animales en el laboratorio que decenas de mamíferos, incluidos caballos, delfines y cabras, podrían infectarse con el virus SARS-CoV-2.
Los resultados del estudio revelaron que 44 especies de mamíferos además de los humanos, incluidas las tradicionales mascotas -perros y gatos-, el ganado, y animales que se encuentran en zoológicos y acuarios, que cuentan en su composición por el receptor ACE2 o enzima convertidora de angiotensina 2, unida a la membrana plasmática de las células de ciertos seres vivos, podrían ser afectados por el COVID-19.
Los receptores ACE2 son el nexo que le permite al coronavirus ingresar al torrente sanguíneo, facilitando así una potencial infección. Se trata de una proteína que sobresale de la superficie de algunas células. Un pico o spike en la superficie viral se adhiere a este y se infiltra en la célula, lo que permite la infección.
Gorilas, rinocerontes, caballos, gatos, perros, cabras, hámsteres, cachalotes, vacas, pandas gigantes y leopardos, todos ellos pueden enfermarse, alertaron los expertos.
La investigación sugiere que el coronavirus podría lograr una propagación mucho más amplia de lo que se pensaba. “Descubrimos que el SARS-CoV-2 tiene el potencial de infectar a una amplia gama de huéspedes mamíferos, incluidos animales domésticos, mascotas, ganado y animales que se encuentran comúnmente en zoológicos y acuarios”, resaltaron los autores del paper científico, Yinghui Liu, Gaowei Hu, Yuyan Wang, Wenlin Ren, Xiaomin Zhao, publicado en la revista científica Procedimientos de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos (PNAS).
“Esas especies pueden estar expuestas al riesgo de transmisión por el SARS-CoV-2 de persona a animal o de animal a animal”, resaltaron y explicaron: “Nuestro estudio destaca la importancia de prohibir el comercio y consumo ilegal de vida silvestre y refuerza la necesidad de vigilar a los animales que están o pueden llegar a estar en estrecho contacto con los humanos como por ejemplo sucede en reservorios zoonóticos, para prevenir posibles brotes en el futuro”.
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Esto se debe a que una de las creencias que giran en relación al COVID-19 es que los murciélagos rhinolophus affinis son su reservorio zoonótico natural.
Asimismo, los científicos encontraron cinco animales que no tenían receptores ACE2: monos titíes, koalas, ratones, monos ardilla y capuchinos copetudos, un tipo de primate marrón peludo originario de América del Sur. Los autores de la investigación advirtieron que sus hallazgos se basan en cultivos de células en laboratorio, y no en experimentos en los entornos naturales de estas especies.
De todas formas, los hallazgos son consistentes con otros estudios que concluyeron que hurones, gatos, perros y algunos monos son susceptibles a la infección.
Investigadores del University College London (UCL) ya habían afirmado previamente que los animales en zoológicos y en granjas también pueden infectarse con el nuevo coronavirus.
Un total de 28 especies fueron identificadas en ese momento como vulnerables al SARS-CoV-2, incluidas la ardilla, la vaca, la oveja, el burro, el hurón, el oso polar, el panda y el yak salvaje.
En febrero, investigadores británicos advirtieron en un estudio que los animales de jardín tales como erizos, conejos e incluso el gato y perro doméstico tienen el potencial de albergar nuevas cepas de coronavirus.
El equipo de la Universidad de Liverpool utilizó la tecnología de aprendizaje automático para predecir asociaciones entre 411 cepas de coronavirus y 876 especies de mamíferos hospedadores potenciales. Así fue como integraron características extraídas de genomas, como la estructura de las proteínas, así como rasgos ecológicos y de otro tipo.
Los resultados “implicaron” al erizo común, el conejo europeo y el gato doméstico como huéspedes predichos de nuevas cepas.
Entre la “máxima prioridad” se encuentra el murciélago amarillo asiático menor (Scotophilus kuhlii), un conocido huésped de coronavirus que es común en el este de Asia, pero no está del todo estudiado.
Según alertaron, “pueden surgir nuevos coronavirus cuando dos cepas diferentes coinfectan a un animal, lo que hace que el material genético viral se recombine”.
El SARS-CoV-2 parece ser una mezcla reciente, o recombinación genética, de coronavirus. La evidencia ya sugiere que el SARS-CoV-2 se originó en los murciélagos en herradura, aunque es probable que el virus se transmita a los humanos a través de los pangolines, un mamífero escamoso que a menudo se confunde con un reptil.
Por su parte, los mamíferos marinos como las ballenas y los delfines corren el riesgo de contraer el coronavirus de las aguas residuales humanas, según un estudio de 2020.
El hallazgo surgió a partir del estudio de genomas de 36 mamíferos marinos y evaluaron la probabilidad de que pudieran infectarse con el SARS-CoV-2.
Así fue como descubrieron que al menos 15 especies de mamíferos marinos podrían estar infectadas por el coronavirus a través de sus receptores ACE2.
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