El cerebro es uno de los órganos más importantes del organismo. Es el encargado de dirigir el funcionamiento del resto de órganos y de sistemas que forman parte de nuestro cuerpo. Siempre está en funcionamiento, aunque no estemos haciendo nada, y así lo ha demostrado la ciencia.
Desde las funciones vitales más esenciales, como puede ser la respiración o el latido del corazón, hasta aquellas que nos hacen más humanos, como las emociones o nuestro comportamiento; todas ellas dependen del cerebro, según afirma en una entrevista con Infosalus el neurólogo del Hospital La Paz de Madrid Ángel Martín Montes.
Aunque todavía desconocemos muchos aspectos sobre su funcionamiento, según reconoce, sí sabemos que está formado por millones de neuronas interconectadas entre sí, formando redes y circuitos. “Estas redes son las encargadas de recibir la información del exterior, procesarla, almacenar y elaborar una respuesta si fuera necesario”, agrega.
Con ello, resalta que el cuerpo humano está formado por múltiples sistemas y aparatos con una organización y función determinada (el aparato digestivo, el sistema endocrino, el sistema excretor, entre otros), siendo el cerebro el órgano coordinador de todos ellos, integrando la información que llega del exterior y del interior de nuestro cuerpo para dar una respuesta.
“Por ejemplo, cuando aumenta la secreción de saliva en respuesta a la imagen o el olor de un alimento, el cerebro interviene al integrar la información visual u olfativa que llega del exterior, generando una reacción determinada que puede ser positiva si el alimento nos gusta, generando a su vez una respuesta en el aparato digestivo como es el aumento de la secreción de saliva”, agrega el también miembro de la Asociación Madrileña de Neurología y de la Sociedad Española de Neurología.
De hecho, remarca que muchas funciones vitales de las que no somos plenamente conscientes durante todo el tiempo dependen también del funcionamiento del cerebro: “Nuestra frecuencia cardiaca, el ritmo de nuestra respiración, la regulación de la tensión arterial”, por ejemplo.
En este punto, pide desterrar ese mito de que sólo usamos un pequeño porcentaje de nuestro cerebro (realmente usamos todo nuestro cerebro siempre, aunque la posibilidad de conexiones entre nuestras neuronas es enorme). También ve importante señalar que las emociones y el comportamiento también dependen de nuestro cerebro y son estímulos que también van a modular su funcionamiento y nuestro rendimiento cognitivo.
Con lo cual, sabemos que está constantemente funcionando: “El cerebro nunca se desconecta o se apaga. Aunque no estemos realizando ninguna tarea motora o cognitiva, nuestro cerebro mantiene una actividad constante. Este hecho se ha podido constatar mediante estudios de resonancia magnética funcional que permiten valorar zonas del cerebro que presentan actividad cuando estamos en reposo”.
LA RED NEURONAL POR DEFECTO
Es más, el doctor Martín Montes sostiene que estos estudios han mostrado que determinadas regiones del cerebro se activan cuando no hacemos nada, dando lugar a una red que se conoce como ‘red neuronal por defecto’.
“Aunque todavía desconocemos muchos aspectos del funcionamiento de esta red, en la que intervienen estructuras del lóbulo frontal, parietal y temporal, la mayor parte de los trabajos sugieren que está relacionada con el procesamiento de información cognitiva, particularmente con la memoria”, agrega.
Es más, el Facultativo Especialista Neurología, Unidad de Trastornos Cognitivos y del Comportamiento del Hospital Universitario La Paz señala que en algunas enfermedades neurodegenerativas, como en la enfermedad de Alzheimer, se han observado cambios en esta red neuronal por defecto, en fases muy precoces del proceso neurodegenerativo.
“También durante el sueño, la actividad cerebral se mantiene de forma continua e incluso aumenta en algunas fases. Por tanto, el sueño es muy importante en los procesos cognitivos y en el mantenimiento del funcionamiento de todo nuestro organismo”, subraya.
En este punto, el neurólogo remarca que el descanso es fundamental para el funcionamiento de nuestro cerebro y, aparte del sueño (mantener una adecuada higiene de sueño, intentando dormir entre 7-8 horas diarias y siendo regular en los horarios), debemos procurar un tiempo de meditación o de descanso ya que también puede ayudarnos en estos procesos.
“Algunas técnicas de meditación como el mindfulness han demostrado efectos positivos en el control de los síntomas de algunas enfermedades neurológicas y también pueden ayudar en individuos sanos a mejorar el control de las emociones y a reducir los niveles de estrés”, sostiene el miembro de la Sociedad Española de Neurología.
Asimismo, menciona que muchos estudios relacionan esta red con la memoria, por lo que probablemente sí que esté involucrada en el almacenamiento de información y la generación de recuerdos.
Con información de Europa Press
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