Las mujeres embarazadas que contraen el COVID-19 tienen un mayor riesgo de morir y experimentar complicaciones graves en comparación con las mujeres no embarazadas que contraen la enfermedad, según un informe reciente de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
El nuevo estudio, presentado el jueves 28 de enero en la reunión anual de la Sociedad de Medicina Materno-Fetal (SMFM) de Estados Unidos, ‘The Pregnancy Meeting’, los investigadores revelan hallazgos que sugieren que las mujeres embarazadas que se enferman grave o críticamente debido a COVID-19 son tienen un mayor riesgo de morir y experimentar complicaciones graves del embarazo en comparación con las mujeres embarazadas que tienen COVID-19 pero estaban asintomáticas o sin síntomas.
Por el contrario, las mujeres embarazadas con enfermedad leve o moderada no tenían un riesgo más alto de complicaciones del embarazo que aquellas sin síntomas. El estudio fue financiado por el Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano Eunice Kennedy Shriver.
El estudio examinó los registros médicos de 1.219 mujeres embarazadas de 33 hospitales en 14 estados desde el 1 de marzo de 2020 hasta el 31 de julio de 2020. Todas las pacientes dieron positivo por COVID-19. El 47 por ciento eran asintomáticas, el 27 por ciento eran leves, el 14 por ciento eran moderadas, el 8 por ciento eran graves y el 4 por ciento eran críticas.
Los hallazgos mostraron que las mujeres embarazadas que enferman grave o críticamente debido al COVID-19 eran mayores, tenían un índice de masa corporal más alto y eran más propensas a tener afecciones médicas subyacentes, como asma / enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), diabetes, y presión arterial alta.
Estas mujeres tenían más probabilidades de morir o tener complicaciones graves, como parto por cesárea; sangrado abundante después del parto, conocido como hemorragia posparto; presión arterial alta durante el embarazo; y parto prematuro. La presión arterial alta y el parto prematuro también pueden causar problemas de salud a largo plazo en las mujeres o sus bebés.
Un total de cuatro mujeres (0,3%) fallecieron a causa del COVID-19, una cifra superior a la tasa de mortalidad de las embarazadas sin COVID-19. La tasa de mortalidad de las mujeres embarazadas sin COVID-19 es de 17,4 muertes por cada 100.000 nacidos vivos, según los últimos datos de los CDC.
“Nuestra investigación muestra que las complicaciones graves del embarazo parecen ocurrir en mujeres que tienen casos graves o críticos de COVID y no en aquellas que tienen casos leves o moderados”, resalta el autor principal del estudio, Torri D. Metz, subespecialista en medicina fetal y profesora asociada en la Universidad de Utah Health.
“Esta información nos ayuda a asesorar a nuestros pacientes de manera más eficaz -explica-. Para las mujeres embarazadas que han contraído un caso leve o moderado de COVID-19, estos hallazgos pueden ayudar a aliviar sus temores de que corren un mayor riesgo de tener complicaciones graves del embarazo debido a la enfermedad”.
¿QUÉ OCURRE CON LOS ANTICUERPOS EN LAS EMBARAZADAS?
Otro estudio que se presenta ese jueves en la reunión anual de la Sociedad de Medicina Materno-Fetal (SMFM) de Estados Unidos, ‘The Pregnancy Meeting’, los investigadores revelan hallazgos que sugieren que las mujeres que contraen COVID-19 durante el embarazo pueden producir anticuerpos, pero que la transferencia de estos anticuerpos a sus bebés es menor de lo esperado.
Los anticuerpos son producidos por el sistema inmunológico del cuerpo para ayudar a combatir las infecciones. Específicamente, el estudio analizó la inmunoglobulina G (IgG) y la actividad de neutralización, una medida de la potencia de la respuesta de anticuerpos, en el sistema inmunológico materno.
Los anticuerpos IgG constituyen aproximadamente del 75 al 80 por ciento de todos los anticuerpos del cuerpo y pueden atravesar la placenta hasta el feto. Los anticuerpos neutralizantes bloquean la infección y hacen que los virus sean menos activos.
“Un estudio reciente analizó la respuesta de anticuerpos maternos a la infección, pero nuestro estudio es el primero en observar la respuesta inmune materna y los anticuerpos neutralizantes --explica una de las autoras principales del estudio, Naima Joseph, investigadora clínica en materno-fetal Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory y miembro del Grupo de Trabajo SMFM COVID-19--. También analizamos la transferencia de esos anticuerpos a través de la placenta al feto”.
El estudio analizó muestras de sangre materna y del cordón umbilical de 32 mujeres que dieron positivo por COVID-19 durante el embarazo. De las muestras maternas recolectadas, el 100 por ciento contenía IgG y el 94 por ciento contenía anticuerpos neutralizantes. De las muestras de sangre de cordón, el 91 por ciento contenía IgG y el 25 por ciento contenía anticuerpos neutralizantes.
“Lo interesante de este estudio es que incluso si una mujer estaba asintomática, aún desarrollaba niveles altos de COVID-19 IgG y anticuerpos neutralizantes”, explica Joseph.
“Una de las principales formas en que se protege a los bebés de las infecciones es a partir de los anticuerpos que reciben en el útero, por lo que, independientemente de que una mujer estuviera asintomática o no, habríamos esperado ver un porcentaje más alto de anticuerpos transferidos de la madre al bebé, especialmente los anticuerpos neutralizantes”, reconoce otra de las autoras principales del estudio, Martina L. Badell, subespecialista materno-fetal y profesora asociada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory.
“El siguiente paso es comprender por qué la transferencia de anticuerpos es diferente en la infección por COVID-19 de otras infecciones y si la transferencia de estos anticuerpos aumenta cuando vacunamos a una mujer embarazada”, avanza.
Con información de Europa Press
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