No solo el coronavirus. Mientras se multiplican las vacunas contra el COVID-19 y aumenta el optimismo sobre un final cercano de la crisis sanitaria, noticias esperanzadoras llegan también desde el frente de la lucha contra la pandemia de VIH/sida, que golpea al mundo desde hace casi cuatro décadas: un prototipo de vacuna contra el Virus de Inmunodeficiencia Humana llegó a la última fase de ensayos por primera vez en 10 años.
Se trata de una vacuna desarrollada por la farmacéutica belga-estadounidense Janssen en conjunto con la Red de Estudios de Vacunas para el VIH (HVTN por sus siglas en inglés) de los Institutos Nacionales de la Salud de Estados Unidos (NIH).
El producto utiliza la misma tecnología adoptada por la empresa en su vacuna contra el COVID-19: un adenovirus modificado (un virus del resfriado común diseñado genéticamente para ser inofensivo), al que se le agregó una combinación de proteínas del VIH para que el organismo cree anticuerpos contra las distintas cepas del virus. Por lo tanto, ninguna persona recibirá el virus de VIH, ni muerto ni atenuado.
La vacuna de Janssen contienen inmunógenos en mosaico, es decir, moléculas capaces de producir una respuesta inmunitaria contra muchas cepas del VIH. Uno de los mayores obstáculos al desarrollo de una vacuna contra el virus de la inmunodeficiencia humana ha sido hasta ahora su alta variabilidad.
La vacuna —en realidad son dos inyecciones, una codificada con tres proteínas y otra con cuatro— superó los estudios de seguridad y creó anticuerpos, según un estudio publicado en The Lancet. Sin embargo, falta por ver si funciona en condiciones reales.
Para verificarlo se están llevando adelante dos ensayos clínicos llamados Mosaico e Imbokodo.
En este momento, Mosaico es el único estudio de fase 3 de una vacuna contra el VIH en el mundo y el primero en alcanzar esta etapa desde 2009. El ensayo probará si la vacuna puede prevenir la infección por VIH en 3.800 hombres que tienen sexo con hombres (HSH) y personas transgénero de 18 a 60 años en Europa y las Américas, según informa la empresa en su página web. El estudio reúne a centros de Argentina, Brasil, España, Estados Unidos, Italia, México, Perú y Polonia. A cada voluntario se le ofrecerá un paquete ampliado de prevención del VIH, y recibirá de manera aleatoria la vacuna o el placebo. El ensayo durará de 24 a 36 meses, para verificar la permanencia e intensidad de la protección. Los resultados del estudio estarán disponibles en 2023.
La vacuna propuesta por el estudio Mosaico tiene un fin preventivo, es decir, busca evitar que personas VIH negativas adquieran el virus, y no está orientada para personas que ya viven con el VIH, según explica la ONG Fundación Huésped en su página web.
“El estudio permitirá evaluar la eficacia de una vacuna que, en las fases preliminares, mostró resultados promisorios. La ciencia del desarrollo de la vacuna contra el VIH es compleja, pero el conocimiento científico sigue mejorando continuamente. Si Mosaico puede demostrar que el régimen de vacunas del estudio funciona, será un paso muy importante en el camino para encontrar una vacuna segura y eficaz para la prevención del VIH”, sostuvo María Inés Figueroa, subinvestigadora para el estudio HVTN, en el sitio de la fundación.
Imbokodo, el segundo ensayo, está probando si la vacuna puede prevenir la infección por VIH en 2.600 mujeres jóvenes de entre 18 y 35 años en países del sur de África, donde la transmisión es mayoritariamente por sexo heterosexual. Este ensayo se encuentra actualmente en fase 2.
En los últimos 25 años, más de 30.000 voluntarios formaron parte de diferentes estudios de vacunas contra el VIH a nivel mundial, y en ningún caso ninguna vacuna produjo infección, ya que estas no contienen VIH. Sin embargo, ninguna demostró una protección superior al 30%.
Pese a los avances en lo que respecta los tratamientos antirretrovirales, que hacen que una pastilla al día mantenga el virus controlado y lo reduzca tanto que la persona infectada no puede transmitirla y la profilaxis preexposición (Prep), una pastilla, que protege del VIH si se toma antes de las relaciones sin protección, los expertos coinciden en que una vacuna preventiva sigue siendo necesaria para cambiar el rumbo de la epidemia del VIH.
Las ventajas, destaca Janssen, es que este tipo de herramienta de prevención del VIH no depende del buen cumplimiento por parte del destinatario y previene la infección causada por múltiples cepas de VIH en todo el mundo.
De acuerdo con los últimos datos difundidos por ONUSIDA en julio del 2020, en la actualidad hay 38 millones de personas que viven con VIH en el mundo. De ellas, 25,4 millones están en tratamiento antirretroviral. En 2019, 1,7 millones de personas adquirieron la infección.
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