El máximo responsable del laboratorio estadounidense que se asoció con BioNTech para desarrollar la vacuna contra el COVID-19 dijo este viernes que su compañía prevé abastecer las dosis necesarias para iniciar la vacunación al personal de la salud de los Estados Unidos en diciembre, que a partir del primer trimestre de 2021 lo harán para los grupos de riesgo y que después de marzo estima que habrá capacidad para inmunizar al resto de la población.
“Estamos presentando la aplicación ante la FDA para recibir la autorización, y también lo haremos en otros países. Esperamos que nos den luz verde para empezar a distribuir la vacuna”, afirmó Albert Bourla en una entrevista con la revista Time. “Espero que podamos entregar 50 millones de dosis este año”, agregó.
Cuando le preguntaron por el calendario estimativo de distribución de la vacuna, Bourla aclaró que la decisión depende antes que nada de los gobiernos que compren la vacuna y de los grupos sociales que decidan priorizar. “Si eres un empleado de salud en los Estados Unidos, puede que recibas la vacuna en diciembre”, aseveró. Las personas que pertenecen a grupos de riesgo podrían empezar a ser vacunadas en el primer trimestre de 2021, pero el CEO de Pfizer aclaró que la vacunación masiva de toda la población demandaría un poco más de tiempo.
Pfizer, un gigante farmacéutico estadounidense, había emitido el miércoles un comunicado anticipando la presentación que se haría ante la FDA, al anunciar la conclusión exitosa de la Fase 3 de sus investigaciones. La vacuna realizada junto a BioNTech, una pequeña empresa alemana de biotecnología, resultó ser efectiva en un 95% para la prevención del COVID-19, según la evaluación de su ensayo clínico a gran escala.
“La eficacia de la vacuna superó los pronósticos más optimistas”, dijo Bourla. “No creí que fuera posible un desarrollo tan rápido, que fuera 95% efectivo y con ese perfil de seguridad”. “Se salvarán cientos de miles de personas con esta vacuna”, sostuvo.
El ejecutivo explicó que cuánto durará la protección provista por la vacuna es “la pregunta más importante”. Anticipó que quienes participaron de los estudios serán monitoreados durante dos años para ver si conservan anticuerpos e inmunidad celular. “Lo bueno es que si bajan los niveles de inmunidad es posible dar otra dosis para que vuelvan a subir, como pasa con la vacuna de la gripe”.
Bourla se mostró muy optimista con el impacto que tendrán las vacunas en la lucha contra la pandemia. “Espero que a la misma altura del año que viene estemos en un lugar muy diferente, con un mundo abierto y la mayoría de la población vacunada. Creo que la luz al final del túnel es real y está llegando. Pero tenemos que ser pacientes. Lo peor que podemos hacer es relajarnos y dejar de seguir las recomendaciones de los especialistas. Hay que seguir usando máscaras y manteniendo la distancia social”.
Respecto del valor de la vacuna, Bourla defendió la decisión de Pfizer de no venderla al costo en los países desarrollados, aunque aclaró que el precio es bajo y que la política hacia las naciones más pobres será diferente. “Entregaremos vacunas al costo en los países de bajos recursos. En los países desarrollados, las venderemos a un precio bajo, que les permitirá a los gobiernos distribuirla gratuitamente”, afirmó. Luego explicó que, frente a las vidas que se van a salvar y ante las pérdidas económicas que se van a evitar, el costo será muy bajo.
Otra de las inquietudes a las que se refirió el CEO de Pfizer es la logística necesaria para la distribución, dado que la vacuna necesita conservarse a muy baja temperatura. “Queremos proveer soluciones a quienes no tienen los súper congeladores necesarios, así que hemos diseñado nuestros propios congeladores”, dijo.
El sistema que ofrecerán a los clientes interesados incluye un congelador grande, en el que las vacunas pueden mantenerse intactas durante meses, que tiene a su vez pequeños congeladores, del tamaño de un maletín o una caja de pizza, con capacidad de preservar un cierto número de dosis por algunas semanas. Además, cuentan con un termómetro y un sistema que advierte si la temperatura no es la adecuada para la preservación de la vacuna.
“Me preocupa la gente que no quiere vacunarse”, admitió Bourla, en relación a los movimientos anti vacunas, que fueron muy visibles durante la pandemia. De todos modos, afirmó que las encuestas muestran que esa tendencia está empezando a cambiar.
“La decisión de vacunarse o no tiene consecuencias para otros, incluso para las personas que más queremos. El individuo que no se vacuna puede ser el eslabón débil por el que se propague el virus”, agregó. “El problema es que en esta pandemia se discutieron las cosas políticamente en lugar de científicamente”.
En cuanto al papel de la política en el desarrollo de la vacuna, el líder del laboratorio estadounidense negó haber recibido presiones. “No hablé con el presidente electo Joe Biden, y con el presidente Donald Trump hablé en el pasado, pero no después de las elecciones. De todos modos, nuestra compañía mantuvo informada a la Casa Blanca y a la campaña Biden. Espero que podamos distribuir la vacuna durante esta transición”.
Por último, Bourla habló de los otros laboratorios que están desarrollando vacunas, como Moderna, que también informó esta semana que sus estudios concluyeron que tiene una efectividad del 94,5 por ciento. “No es justo hacer comparaciones entre las distintas vacunas. La eficacia de la de Moderna es muy similar a la nuestra y el mundo necesitará muchas otras. En nuestro caso, la gente tiene que tener la tranquilidad de que detrás del proceso hay una compañía que desde hace 171 años desarrolla avances científicos para salvar vidas”.
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