Las recomendaciones de la Academia Nacional de Pediatría (ACA) de los Estados Unidos establecen en seis meses el plazo durante el cual la depresión post parto puede aparecer en las mujeres que acaban de dar a luz. Eso podría cambiar a partir de un nuevo estudio, realizado por el Instituto Nacional de Salud (NIH), que siguió a 4.900 madres luego del parto: no sólo los síntomas se extendieron durante años, sino que la cuarta parte de las mujeres comenzó a presentarlos más allá de esos seis meses, durante los primeros tres años de vida de sus hijos.
“Esto sugiere que hay que examinar a las mujeres por depresión post parto durante un periodo más largo” dijo a WebMD la investigadora principal, Diane Putnick, investigadora del Instituto Nacional de Salud Infantil y Desarrollo Humano, que integra el NIH. “Sobre la base de nuestros datos, diría que los chequeos médicos deberían continuar durante dos años”.
Como esos controles se realizan al mismo tiempo que los del bebé, se propuso ese periodo porque es, a la vez, el momento en el que los síntomas de depresión surgen y se agravan, y el tiempo de visitas más frecuentes al pediatra. Estos profesionales “se encuentran en la mejor posición para identificar los síntomas de depresión de las mamás”, agregó.
El estudio identificó “cuatro trayectorias de depresión: leve y estable (74,7%), caracterizada por síntomas leves en todas las oleadas; leve y en aumento (8,2%), caracterizada por síntomas inicialmente bajos pero crecientes; media y en disminución (12,6%), caracterizada por síntomas inicialmente moderados pero remitentes, y alta y persistente (4,5%), caracterizada por síntomas altos en todas las oleadas”. La situación solía ser más difícil para aquellas madres que sufrían problemas anímicos o diabetes antes o durante el embarazo, incluida la diabetes gestacional.
La investigación siguió cuestionarios realizados a mujeres que tuvieron bebés entre 2008 y 2010. “Estos datos a largo plazo son claves para mejorar nuestra comprensión de la salud mental de la madre, que sabemos que es crítica para el bienestar y el desarrollo de su hijo”, dijo Putnick en un comunicado de NIH.
Eso es parte del trabajo de los pediatras; sin embargo habría que definir de qué manera estos médicos pueden colaborar, ya que las madres no son sus pacientes. Un pediatra tiene acceso a la información sobre los niños, no a la historia clínica de las madres, incluidos sus antecedentes, o no, de depresión clínica. Cuando identifican síntomas de depresión post parto, en la práctica sólo pueden indicar a las mujeres que consulten a un profesional.
“¿Qué sucede una vez que se examina a las mujeres?”, preguntó a WebMD Rahul Gupta, titular de medicina y salud de la organización sin fines de lucro March of Dimes. “La recomendación es excelente, es un gran punto de partida. Pero los médicos de cabecera de las mujeres tienen que estar involucrados”, agregó. Con más razón ahora que se sabe que la depresión post parto puede persistir o surgir relativamente tarde luego del nacimiento de un hijo.
Muchas veces las madres están ocupadas con el cuidado del bebé y del resto de la familia y simplemente esperan que los síntomas desaparezcan. “Y a veces sucede”, siguió Putnick. “Pero para algunas mujeres solamente empeoran”.
Hay condiciones sociales y culturales por las cuales las mujeres tienden a poner por delante a la familia; sin embargo, dado que la depresión es un cuadro médico definido, que además se ve afectado por cambios hormonales como los que suceden durante y luego del embarazo, es importante que puedan acceder a una consulta y a un tratamiento en el caso de necesitarlo.
Ciertos problemas como la fatiga, los cambios en el apetito y las dificultades para dormir pueden parecer consecuencia de los cambios en la vida que implica un bebé; sin embargo, también se cuentan entre las señales posibles de depresión.
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