¿Quién le pondrá el cascabel al gato? Bien vale el uso de la popular frase proverbial para dar cuenta de la dificultad a la que aún hoy se enfrenta la ciencia y la comunidad científica para desentrañar la naturaleza del comportamiento de la enfermedad por COVID-19.
Y aquí anidan varias de las paradojas que se acumularon en este tiempo de pandemia global, desde hace más de cinco meses, por la disruptiva aparición del nuevo coronavirus. Si bien se avanzó mucho en el conocimiento sobre el virus SARS-COV2 y se aproxima -cada vez más cerca- el momento ¡Eureka! del hallazgo científico de media docena de vacunas que ya transitan la Fase de 3 de investigación para lograr un efecto protector contra el virus y perforar definitivamente la pandemia, aún se acumulan interrogantes alrededor de la evolución de los enfermos por COVID-19, ratificando no solo que se trata de un virus escurridizo, sino también que no permite trazar un “modus operandi” estándar de la enfermedad.
¿Por qué la severidad y las complicaciones en pacientes moderados y/o graves con COVID es tan diversa? ¿Por qué resulta tan difícil trazar una evolución precisa de cómo impacta la enfermedad en el organismo? Según la comprensión actual del nuevo coronavirus, la morbilidad y la mortalidad asociadas con la enfermedad se deben tanto a la infección directa del virus, así como a la respuesta inflamatoria del organismo que conduce a la llamada tormenta de citoquinas. ¿En quiénes se desatará y en quiénes no esta “superinflamación”? Aquí algunas de las preguntas científicas que aún no encuentran respuestas certeras.
Sin poder aún perforar la evolución de la pandemia, lo único que estableció una especie de dique de contención para tratar la enfermedad hasta hoy es el trabajo -a lo largo de este tiempo- de los médicos y personal de la salud que aprendieron a lidiar con el virus. Es decir, el conocimiento sobre el virus y de la pandemia está aconteciendo, en la llamada primera línea, mientras se curan a los enfermos y se cuentan los muertos.
En este escenario tan complejo, ¿qué puede ofrecer la genética a la pandemia en general y al COVID-19 en particular? Por empezar, predictibidad. El atributo qué más le cuesta conseguir a la enfermedad. Y así resulta que frente a varios de los misterios que aún envuelven a este nuevo coronavirus, los científicos siguen la pista de la predisposición genética.
Con mi propio genoma
Para fundamentar que la fuerza de la genética puede explicar algunos de los agujeros negros que aún tiene la enfermedad, el médico genetista argentino Jorge Dotto tomó un “atajo científico” y fue en busca de evidencia estudiando su propio genoma, para echar luz alrededor del SARS-CoV-2. Dotto se formó entre los Estados Unidos y Argentina, y en los mejores centros de estudios. Es patólogo por la Universidad de Yale y estudió patología molecular y genética en la Universidad de Harvard.
Dotto reveló a Infobae: “Lo que hice fue analizar mi genoma con algunas de las variantes que están descriptas con COVID-19, y decidí compartir mis resultados públicamente para que las personas entiendan lo compleja y seria que es esta enfermedad. En este escenario que estamos viviendo, si se analizara el ADN de una persona y tuviera los marcadores genéticos de mayor riesgo, que tenga este conocimiento sería fundamental para que pueda cuidarse más y que tuviera prioridad en vacunarse, por ejemplo”, continuó.
Existe cantidad y calidad de bibliografía científica que señala el gran impacto de la genética en la lucha contra el COVID-19. Por citar un ejemplo reciente, la prestigiosa revista The New England Journal of Medicine (NEJM) estudió la asociación que existe entre el genoma del COVID-19 con cuadros de síndrome respiratorio agudo severo. Es un estudio denominado GWAS (Estudio de Asociación de Genoma Completo o Genome-Wide Association Study, por sus suglas en inglés) que analiza variantes genéticas específicas para asociarlas con ciertas enfermedades.
Los científicos que firmaron el paper del NEJM determinaron que el análisis de asociación del genoma puede permitir la identificación de factores genéticos potenciales involucrados en el desarrollo de la enfermedad. ¿Cómo lo hicieron? A través de un estudio del genoma en el que participaron 1.980 pacientes con COVID-19 con enfermedad grave (definida como insuficiencia respiratoria severa) en siete hospitales de Italia y España que fueron epicentro de casos en la pandemia por SARS-CoV-2 en Europa.
Entre las conclusiones, los investigadores identificaron gracias a la genética a un grupo de genes específicos (3p21.31) como “foco” de susceptibilidad genética en pacientes graves con COVID-19, que presentaban insuficiencia respiratoria y confirmaron también una posible participación del sistema de grupos sanguíneos A-B-O (los tres factores que determinan el grupo sanguíneo en las personas).
Otra prestigiosa publicación, BMC Medicine, una revista médica electrónica publicada por BioMed Central, publicó el análisis de nuevos conocimientos que surgieron en estos últimos 6 meses a partir de la irrupción del coronavirus en la comunidad científica y en particular en el campo de la genética. Según especificaron los expertos, el virus SARS-CoV-2 es extraña y trágicamente selectivo, en donde la morbilidad y la mortalidad por COVID-19 aumentan drásticamente con la edad y las condiciones de salud coexistentes, incluidos el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.
Los factores genéticos humanos pueden contribuir a la transmisibilidad extremadamente alta del SARS-CoV-2 y a la progresiva progresión de la enfermedad observada en una proporción pequeña pero significativa de individuos infectados, pero estos factores son en gran parte desconocidos, agregaron los autores de la investigación. Es decir, al igual que el NEJM, también hallaron susceptibilidad genética en los individuos enfermos estudiados (a través de su genoma) y la potencialidad de desarrollar la enfermedad por el nuevo coronavirus.
Para Jorge Dotto, “la genética será la responsable de vencer al COVID-19”. Así lo explicó a Infobae a comienzos de junio. Hoy, tres meses después, no solamente refuerza esta creencia, sino que luego de someterse a su propio estudio genético para predecir qué le sucedería en el caso de entrar en contacto con el virus afirma: “En mi caso, si me infecto con COVID-19, no tendré una enfermedad pulmonar grave ni mortal”, predice, con el estudio de su genoma en mano, el experto en genética por la Universidad de Harvard.
Dotto especificó a Infobae, “la secuencia del virus también nos permite analizar las migraciones del virus en el mundo, mediante la identificación de las mutaciones. Esos cambios nos permiten identificar regiones geográficas, que serían como ‘direcciones'. Así podríamos entender de dónde vino el virus a la Argentina”.
“Por otro lado, la secuenciación genética del virus permite que se desarrollen vacunas y la prueba de múltiples medicamentos. De la media docena de vacunas en Fase 3, hay por lo menos dos (la de Pfizer-BioNtech y Moderna) que son vacunas de plataforma genéticas que si se logra evidencia, tendrán un impacto impresionante en esta lucha contra el COVID-19″, agregó en relación a los proyectos de vacuna que se basan en la tecnología de ARN mensajero. En una entrevista cautivadora y reveladora con este medio, precisó:
- Dotto, ¿Coincide que el puntapié fundamental para haber logrado la información que hoy conocemos sobre la naturaleza del nuevo coronavirus y que le permitió a la comunidad científica avanzar en la búsqueda de las vacunas y terapéuticas surge del estudio de los genomas del SARS-CoV-2?
-Sí, absolutamente. De esta forma, sabemos que casi el 80% tiene síntomas de una “gripe” fuerte y se queda en su casa hasta que se recupera; y que el 20% requiere internación hospitalaria; de los cuales, el 7% necesita atención en terapia intensiva. Y por otro lado, sabemos que cuando una persona tiene diabetes, el escenario es totalmente diferente. En el caso de los diabéticos, el 55% requerirá internación hospitalaria. Y de esos, el 20% necesitará atención en terapia intensiva y en el 45% de los casos se puede cursar la enfermedad en su casa con señales de alerta.
En este escenario actual, si se analizara el ADN de una persona y se obtuvieran los marcadores genéticos de mayor riesgo, serviría como buena práctica para cuidarse y ayudaría a que esa persona tuviera prioridad en vacunarse.
-¿Qué lo motivó a estudiar en particular su genoma en relación al nuevo coronavirus y qué detalles encontró?, preguntó Infobae
-Desde hace años que estudio mi genoma, es parte de mi profesión, pero también está ligado a mi curiosidad natural. Con una simple muestra de saliva, y analizando algunas variantes genéticas recientemente descritas, en 48 horas, confirmé que si me llegara a infectar con COVID-19 (SARS-CoV-2), no tendré una enfermedad pulmonar grave, ni tendría un mayor riesgo de morir por este nuevo virus.
También analicé mi ADN de acuerdo a una publicación reciente ( en estado de pre-impresión) que se basó en los datos de casi 6000 personas que fueron analizadas y testeadas por el virus, y que su genoma ya formaba parte del llamado UK Biobank, en el Reino Unido. Este estudio científico analizó diferentes marcadores genéticos asociados a un mayor riesgo de muerte por COVID-19. En mi caso, estudié las secuencias de las variantes de los genes ALOXE3 - los que participan en la multiplicación celular y en enfermedades infecciosas con efectos proinflamatorios - y TMEM181 (presentes en los receptores celulares), y pude identificar que no son las que están presentes en las personas que murieron por complicación de esta enfermedad. Por lo tanto, en mi caso, no tendría riesgo de morir por la infección de este microorganismo.
- ¿Qué evidencias arrojan en la relación entre genética y COVID-19, los estudios científicos publicados en New England Journal of Medicine y en BMC Medicine ?
-Con este tipo de análisis logramos un mejor entendimiento del mecanismo, comportamiento y la posibilidad de desarrollar tratamientos eficientes, y estrategias de prevención para el futuro. Este grupo de investigadores descubrió una asociación estadísticamente significativa, donde la variante genética del gen ABO (responsable de determinar el grupo sanguíneo) tiene un impacto en la infección. Las personas con grupo sanguíneo A tuvieron un 45% mayor riesgo de infección. Mientras, que las personas con el grupo sanguíneo O tuvieron un 35% menor riesgo; y este es mi caso. Aunque el grupo sanguíneo, no es un factor único determinante, habría que tenerlo en cuenta, como se consideran otros factores como la obesidad, diabetes, hipertensión arterial, y la edad, como se ha demostrado a nivel mundial.
Sobre lo publicado en BMC Medicine, los investigadores de la Cleveland Clinic, Estados Unidos, analizaron más de 80.000 genomas humanos para estudiar la participación de marcadores de riesgo de infección de los genes que forman la “puerta de entrada” al cuerpo del virus: ACE2 y TMPRSS2. En este caso, cuando analicé esta área de mi genoma en la variante genética de TMPRSS2, descubrí que no soy portador de un mayor riesgo de infección.
- ¿Por qué resulta tan importante el factor genético?
-El factor genético es un factor más para determinar el riesgo de esta infección y múltiples otras enfermedades, donde también actúan el medio ambiente, la alimentación, el estado de salud general, los niveles de estrés, el funcionamiento del sistema inmune, la calidad del sueño, el ejercicio físico, y otros.. El factor genético nos permite tener un mejor conocimiento del comportamiento del COVID-19 y su interacción con el cuerpo humano. Por eso, desde el comienzo de la pandemia vengo sosteniendo que la genética será la solución para el desarrollo de medicamentos y la vacuna.
-¿En qué consiste el procedimiento para acceder al estudio el genoma? ¿En qué puede ayudar la medicina predictiva para el día a día?
-Con una muestra de saliva se puede estudiar el ADN. En mi caso, a través de estudiarlo y de hacer uso de la medicina predictiva, desde hace muchos años conozco mi tipo de alimentación, y que soy intolerante a la lactosa, entre otras características, que están presentes en mi código genético compuesto por 3 billones de letras. Justamente esta práctica médica que incluye la toma de muestra de ADN de una persona, y con los resultados dar recomendaciones nutricionales, médicas o deportivas generando prevención, indicando cambios de hábitos saludables, es lo que se conoce como medicina predictiva o de precisión.
-¿Imagina un escenario en el que sea accesible para la mayoría contar con información de nuestros genes?
-Los datos en cualquier aspecto de la vida son herramientas valiosas para evaluar efectos positivos y negativos, y sobre todo para tomar decisiones informadas. En este caso, el dato es genético y nos guía a considerar ciertas opciones para también tomar una decisión fundamentada con nuestra salud. Así se construye el escenario para la medicina predictiva basada en la información que brinda la genética.
- Finalmente, ¿frente a este tiempo pandémico llegará a tiempo el aporte de los estudios genéticos para curar el COVID-19?
-Todos los estudios clínicos van construyendo un escenario promisorio. Estas variantes genéticas que se han descubierto demuestran que las variantes en el genoma humano son importantes, para saber quien tiene un mayor riesgo de infección por COVID-19. Un mayor riesgo de severidad clínica de la enfermedad; un mayor riesgo para desarrollar SARS (síndrome respiratorio agudo grave) y en consecuencia quienes presentan un mayor riesgo de morir.
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