“El trampolín funciona”: dijo este domingo Elon Musk, fundador de SpaceX que envió el sábado a dos astronautas al espacio, en respuesta al director de la agencia espacial rusa que se había burlado de la incapacidad estadounidense de efectuar vuelos espaciales tripulados.
En un periodo de tensión entre los dos países, y cuando Moscú amenaza con interrumpir la cooperación espacial con Washington, Dmitri Rogozin había afirmado en 2014 que los astronautas estadounidenses podrían tener necesidad de un “trampolín” para llegar a la Estación Espacial Internacional (ISS).
“El trampolín funciona”, se divirtió este domingo Musk durante una conferencia de prensa al lado del administrador de la NASA, Jim Bridenstine, tras el exitoso despegue de un cohete de su empresa SpaceX.
“Es una broma entre nosotros”, agregó el empresario de 48 años mientras ambos reían.
La alusión provocó alboroto en las redes sociales rusas, con muchos “memes” y bromas ridiculizando a Rogozin. El nombre de director de la agencia espacial rusa se convirtió incluso en “tendencia” en Twitter en Rusia.
Tras el vuelo del grupo privado estadounidense SpaceX, Rusia ya no es el único en enviar astronautas a la Estación Espacial Internacional y la pérdida de ese monopolio lo obligará sin duda a remodelar su programa espacial, estiman los expertos.
Spacex, que despegó el sábado de Florida con dos astronautas, se acopló este domingo a la ISS, tras un vuelo de 19 horas.
Duro golpe
Esta es la primera misión desde el fin en 2011 de los vuelos de naves estadounidenses hacia la ISS, lo que dejó a los cohetes rusos Soyuz, más seguros y menos caros, la exclusividad de los vuelos tripulados.
Con gran “fair play”, la agencia espacial rusa Roskosmos felicitó este domingo a SpaceX por el exitoso despegue de su cohete.
Pero el golpe es duro. “Esos vuelos eran una inesperada oportunidad para Moscú de seguir su producción de Soyuz y preservar su peso en las negociaciones sobre la ISS” subraya Isabelle Sourbès-Verger, del Centro nacional de investigaciones científicas (CNRS) francés, y especialista en políticas espaciales.
Roskosmos aprovechó la situación de forma financiera al facturar a la NASA unos 80 millones de dolares cada plaza hacia la ISS.
Si SpaceX transporta ahora a astronautas estadounidenses, “la pérdida anual podría superar los 200 millones de dólares, una suma importante para Roskosmos y su presupuesto de unos 2.000 millones de dólares” calcula Andrei Yonin, experto en la academia espacial Tsiolkovski de Moscú.
Mientras Elon Musk, dice facturar 60 millones de dólares la plaza, Dimitri Rogozin anunció que trataba de bajar sus precios en un 30%.
Respuesta rusa
El domingo, sin embargo, Rusia puso una cara valiente ante la pérdida de su monopolio de viajes espaciales y dijo que planeaba probar dos nuevos cohetes este año y reanudar su programa lunar en 2021.
“No planeamos quedarnos ociosos”, dijo el portavoz de Roscosmos, Vladimir Ustimenko.
“Ya este año realizaremos pruebas de dos nuevos cohetes y reanudaremos nuestro programa lunar el próximo año”, tuiteó.
Rogozin también dijo que Rusia sigue adelante con el desarrollo de su nuevo misil balístico intercontinental, el Sarmat, también conocido como Satan 2 por la clasificación de la OTAN.
En 2018, el presidente Vladimir Putin se jactó de que el Sarmat era una de las nuevas armas rusas que podrían volver obsoletas las defensas de la OTAN.
El programa espacial ruso es famoso por haber enviado al primer hombre al espacio en 1961 y lanzar el primer satélite cuatro años antes.
Pero desde el colapso de la URSS en 1991, ha estado plagado de escándalos de corrupción y una serie de otros contratiempos, perdiendo costosas naves espaciales y satélites en los últimos años.
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