Mientras los brotes del nuevo coronavirus surgido en China continúan extendiéndose en más de 100 países, particularmente en naciones que pasan por el invierno, una gran interrogante es cómo se comportará en un clima más cálido.
Al igual que la influenza, la nueva enfermedad es una infección respiratoria que pertenece a una familia de virus que suelen vivir más tiempo en ambientes fríos. La mayoría de la gente sólo experimenta síntomas leves o moderados, como fiebre y tos, pero en adultos mayores o personas con otros problemas de salud puede ocasionar afecciones más graves, incluyendo neumonía.
El virus ha llegado a cada continente, con excepción de la Antártida, aunque aún no infecta a un número elevado de personas en el hemisferio sur, en comparación con los focos de la mitad norte.
Estas son algunas de las preguntas clave sobre cómo se podría comportar una vez que aumenten las temperaturas:
¿EL VIRUS RETROCEDERÁ EN TEMPERATURAS MÁS ALTAS?
Nadie lo sabe. El nuevo coronavirus fue identificado apenas a fines de diciembre y la mayoría de los científicos han dicho que no hay información que indique que los casos de la enfermedad COVID-19 comenzarán a disminuir una vez que aumenten las temperaturas.
“Tenemos que asumir que el virus continuará teniendo la capacidad para propagarse, y es una esperanza falsa decir ‘sí, desaparecerá en el verano al igual que la influenza’”, comentó el doctor Michael Ryan, director de emergencias de la Organización Mundial de la Salud.
El doctor Dale Fisher, consultor en enfermedades infecciones en la Universidad Nacional de Singapur, también estaba poco convencido de que el calor reducirá significativamente la propagación del coronavirus.
“Quizás después de que haya estado presente por algunos años y la mayor parte del mundo se haya contagiado, tal vez entonces adquirirá un patrón más parecido al de la gripe”, señaló. “Dado que no tenemos inmunidad natural a esto, todos somos mucho más vulnerables, sin importar el clima”.
Pero el medico Mohammad Sajadi, profesor adjunto de medicina en la Universidad de Maryland, piensa que el clima podría tener cierta influencia. Él y sus colegas encontraron una sorprendente similitud de temperatura entre las regiones con brotes sostenidos del COVID-19: entre 5 y 11 grados Celsius (41 y 52 grados Fahrenheit).
“Si estamos en lo correcto sobre el patrón estacional, eso podría ayudar con la vigilancia y otras medidas de salud pública”, añadió Sajadi.
¿CÓMO SE HAN COMPORTADO VIRUS SIMILARES?
El nuevo virus está genéticamente relacionado con el síndrome respiratorio agudo grave (SARS, por sus siglas en inglés) y con el síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio (MERS, también en inglés). El SARS estalló en China a finales de 2002 y afectó a unas 8.000 personas a nivel mundial antes de que se declarara que había sido contenido en julio de 2003.
Pero la llegada del verano no fue lo que detuvo al SARS. Medidas extraordinarias que incluyeron la suspensión de viajes de los epicentros en Asia y Canadá, así como el sacrificio masivo de las civetas de las palmeras que transmitieron la enfermedad a los seres humanos fueron consideradas en gran medida las que lograron frenar a la enfermedad.
Aunque la transmisión del MERS no se ha interrumpido por completo, su propagación a humanos desde los camellos es mayormente esporádica, provocando brotes limitados desde que fue identificado en 2012.
“No creo que haya nada que podamos decir sobre el patrón estacional y el coronavirus con base en lo que hemos visto con el SARS y el MERS”, dijo Michael Osterholm, director del Centro de Investigación sobre Enfermedades Infecciosas de la Universidad de Minnesota. “He estado en la península arábiga cuando el MERS se está propagando muy bien bajo un calor de 43 grados Celsius (110 grados Fahrenheit)”.
¿POR QUÉ EL CORONAVIRUS NO HA CAUSADO EPIDEMIAS EN EL HEMISFERIO SUR?
Podría ser muy pronto. Las pandemias anteriores han tardado meses en llegar a cada país del mundo.
La vigilancia también podría ser un problema. Los síntomas de la COVID-19 son parecidos a los de varias enfermedades más, incluida la gripe, el sarampión y la malaria, así que detectar casos del nuevo virus es complicado.
Benjamin Cowling, director de la División de Epidemiología y Bioestadística de la Facultad de Salud Pública en la Universidad de Hong Kong, dijo que sospecha que existen brotes más amplios en países que ya han confirmado casos, como Tailandia y Vietnam.
“La mayoría de los países generalmente calurosos, creemos, no han realizado pruebas con la misma agresividad que algunos de los países más fríos”, señaló.
Cowling también dijo que la forma en la que la gente se comporta en ambientes invernales probablemente está teniendo un efecto.
“Es más probable que la gente se quede en interiores durante el clima frío de lo que lo hace durante el verano”, comentó. “Más tiempo en interiores significa que es más probable que la gente esté junta en las mismas habitaciones y por lo tanto se contagie”.
Sajadi, el profesor que encontró las similitudes de temperatura, reconoció que las epidemias están influenciadas por múltiples factores, pero aventuró la hipótesis de que los países con climas más fríos podrían ser los más afectados por el coronavirus, apuntando que incluso las partes sureñas de naciones con grandes brotes, como Italia e Irán, no se han visto tan afectadas.
Sin embargo, Cowling dijo que las temperaturas más altas probablemente no detendrán por completo la continua propagación del virus.
“No creo que podamos contar con eso para frenarlo en el verano. Podría desacelerarse, pero no se detendrá”, manifestó. “A este ritmo, prevemos que todos los países del mundo tengan casos en aproximadamente nueve meses. Ya nos dirigimos hacia allá ahora mismo”.
(Con información de AP/Maria Cheng y Victoria Milko)
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