Un equipo médico en Detroit logró trasplantar dos pulmones a un hombre que los tenía dañados por vapear.
El equipo del Henry Ford Health System no dio más detalles al dar la información el lunes, pero convocó a conferencia de prensa para hoy martes, según informó la agencia AP.
El paciente pidió a los médicos compartir las fotos y hablar del tema públicamente para que sirva de advertencia sobre los peligros de vapear.
Más de 2 mil estadounidenses se enfermaron por vapear desde marzo, muchos de ellos adolescentes o adultos jóvenes. Y por lo menos 40 personas murieron.
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) identificaron la semana pasada un componente químico de los cigarrillos que parece ser el responsable de las enfermedades producto del vapeo: el acetato de vitamina E.
La sustancia está presente en forma líquida en cigarrillos electrónicos y otros dispositivos de vapeo usados por muchas de las personas que se enfermaron. Recientemente ha sido usado como líquido espesante de vapeo.
Muchas de las personas enfermas dijeron que habían fumado THC, el elemento estupefaciente de la marihuana.
El uso del cigarrillo electrónico comenzó a popularizarse como un método eficaz para dejar de fumar. Otros incursionaron en el vapeo como una “moda”. Y el hábito se convirtió en poco tiempo en un arma letal que amenaza la salud.
Con el surgimiento hace unos meses de lo que los especialistas comenzaron a llamar “enfermedades pulmonares desconocidas”, comenzó a ponerse la lupa sobre el cigarrillo electrónico como un consumo que poco tiene de inofensivo, sino más bien todo lo contrario.
Los especialistas en salud respiratoria destacaron que los casos conocidos “se trata de pacientes en su mayoría previamente sanos y jóvenes que desarrollan una enfermedad pulmonar grave que puede llevar a la muerte”. Tanto el CDC como la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los EEUU se involucraron en la investigación de estos casos y emitieron una fuerte advertencia a la población sobre el riesgo del uso de estos dispositivos.
Diversos estudios realizados revelan que el aerosol que emanan los cigarrillos electrónicos contiene cuatro grupos de tóxicos y compuestos cancerígenos llamados carbonilos, compuestos orgánicos volátiles, nitrosaminas y metales pesados. También se encontró que poseen más cromo, plomo y níquel que los cigarrillos comunes. Existe evidencia documentada de que el aerosol de los cigarrillos electrónicos provoca daños en el pulmón como neumonías y lesiones similares al enfisema, que es una de las enfermedades que causa la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC).
En la Argentina, pese a que el cigarrillo electrónico está prohibido por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), se comercializa libremente, y según la quinta edición de la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes (EMTJ) que incluyó por primera vez la evaluación del consumo de estos dispositivos arrojó que el 7,1% de los estudiantes secundarios de entre 13 y 15 años consumen actualmente cigarrillos electrónicos y que el 14,4% de los estudiantes algunos vez los probó.
Y si bien la cifra ubica al país “a mitad de la tabla en comparación con otros países”, según consignó a Infobae la directora de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles, Verónica Schoj, muestra que el consumo “ya se volvió una epidemia”.
“Lo que termina sucediendo es que el cigarrillo electrónico es el ingreso a la adicción a la nicotina”, analizó la funcionaria, para quien, “luego de que se logró concientizar sobre los daños de la nicotina, emergen estos productos que se presentan como ‘de daño reducido’ cuando cada vez hay más evidencia de que no lo son y reproduce la historia del pasado”.
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