Donde el GPS no llega: geolocalización en centros comerciales y aeropuertos

Por Benjamín Molina Moreno

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La mayoría de las personas estamos acostumbradas a pasar la mayor parte del tiempo en interiores (en casa, en el trabajo, en restaurantes, en centros comerciales, etc.). El espacio exterior lo usamos a menudo como medio intermedio para llegar a un espacio interior.

Tendemos a desplazarnos de un espacio interior a otro y, si no conocemos el camino correcto, nos perdemos o nos retrasamos. Todos hemos usado alguna vez el navegador GPS para conducir y llegar a un destino que no habíamos visitado anteriormente.

Hace ya muchos años, el sistema GPS revolucionó la forma de ubicarnos en el planeta y permitió desarrollar aplicaciones para navegar con vehículos terrestres, barcos y aviones. Sin embargo, el último tramo, relativo a la navegación en interiores, quedó pendiente.

Pero en los últimos tiempos, la evolución tecnológica ha permitido su desarrollo y despliegue. Su fiabilidad es aún relativa y es necesario considerar aspectos de privacidad del usuario, pero su crecimiento es innegable y su volumen de negocio en un futuro cercano será muy significativo.

Si bien el GPS es un sistema de posicionamiento, estamos habituados a entenderlo como una aplicación de navegación. Este tipo de herramientas brindan la posibilidad de recibir avisos en tiempo real si una vía está cortada y redirigir la ruta.

Pero ¿qué pasaría si quisiéramos un servicio equivalente en grandes espacios interiores (un aeropuerto, un centro comercial, un hospital, etc.)? El GPS no sirve. Hay que emplear otro tipo de tecnologías y superar los diferentes desafíos que conlleva su implementación.

Localización en interiores o indoor

El primer reto consiste en la localización en interiores, comúnmente denominada localización o posicionamiento indoor. Cabe destacar las diferencias con el GPS en términos de precisión dependiendo de la aplicación final.

Si bien el GPS puede llegar a dar errores de decenas de metros, normalmente su media está alrededor de cinco metros. Esto constituye un valor aceptable en largas distancias, pero en distancias cortas (dentro de los edificios), puede no ser suficiente.

Puede ocurrir, por ejemplo, en el caso de querer localizar un producto concreto dentro de un supermercado; aquí necesitamos una gran precisión, incluso de centímetros. En general, no existe una única tecnología de localización indoor. El empleo de una u otra depende de variables como la precisión, el presupuesto, el tipo de aplicación, etc.

Tecnologías conocidas y asequibles

El segundo reto consiste en el uso de tecnologías comúnmente aceptadas y empleadas por la mayor parte de los usuarios a un precio reducido. Esto mejora la aceptación por parte del mercado y minimiza costes de despliegue. En la actualidad, estas tecnologías son el wifi y el BLE (Bluetooth Low Energy).

La gran ventaja es que esta tecnología ya está integrada en los teléfonos móviles, por lo que los usuarios no requieren ningún dispositivo adicional.

Adicionalmente, el smartphone brinda la opción de ofrecer una aplicación para interactuar con el sistema de localización. En realidad, el propio sistema operativo de los teléfonos móviles ya incorpora una funcionalidad que permite acceder a tu posición mediante el empleo tanto del GPS como del wifi.

La forma de localización automática y nativa es cada vez más inteligente. Se usan diferentes técnicas combinadas: la señal GPS, la ubicación de la estación base 3G/4G conectada, la dirección IP al establecer comunicaciones, la señal wifi y los puntos de acceso cercanos, etc.

El wifi. Esta tecnología de comunicaciones no se diseñó para localización. Pero a partir de unos cuantos puntos de acceso con ubicación conocida, se pueden establecer mecanismos de trilateración (un método para ubicar objetos en el espacio en base a tres o más nodos de referencia) para obtener valores aproximados con precisión de pocos metros.

Existen también técnicas estadísticas, opciones de machine learning para minimizar el impacto de las fluctuaciones de señal en interiores y herramientas más colaborativas basadas en el crowdsensing.

El bluetooth. El BLE, por el contrario, sí se diseñó considerando su utilidad para localización en interiores mediante los denominados beacons, a modo de faros para facilitar la navegación. Son incluso capaces de funcionar con pilas durante años, sin necesidad de conexión a la red eléctrica. Esto los hace muy útiles para un despliegue rápido en ciertos eventos, como congresos y conferencias ad hoc.

Aplicaciones intuitivas

El tercer reto lo constituye la propia app de navegación en interiores, que ha de ser sencilla e intuitiva para el usuario. Ello requiere el uso de mapas de interiores que hay que generar (no valen los planos de construcción), la identificación de puntos de interés (POIs) y ofrecer información sobre ellos, incluso en tiempo real.

Por ejemplo, en un gran aeropuerto, el usuario que hace uso de la navegación indoor no solo está interesado en la ubicación de la puerta de embarque, sino que también necesita saber si se ha producido un cambio de puerta y ser redirigido lo antes posible por la ruta más óptima.

Otras funcionalidades adicionales pueden incluir alarmas y avisos específicos. Siguiendo con el ejemplo del aeropuerto como caso paradigmático, el usuario puede ser notificado si se detecta que se pierde o que tiene poco tiempo para llegar a su puerta de embarque antes del cierre de puertas.

Implicaciones para la privacidad

Si bien la combinación de múltiples tecnologías incrementa la fiabilidad y la precisión en el servicio de localización y navegación, se suscitan ciertas dudas acerca del grado de privacidad del usuario.

Cada vez son más las apps denominadas contextuales, es decir, aplicaciones que tienen en cuenta el contexto del usuario para proporcionar una mejor calidad de experiencia. Esto implica conocer ciertos datos personales (nombre, fecha de nacimiento, correo electrónico) y ubicación, por supuesto.

Es cierto que las aplicaciones solicitan permiso para acceder a dichas funcionalidades del móvil, pero no está nada claro qué se hace luego con toda esa información. Si solo se emplea durante la sesión del usuario o se almacena en un repositorio para otro tipo de uso.

Google Maps Timeline, por ejemplo, es capaz de visualizar toda la traza de un dispositivo en los últimos años con bastante precisión. Afortunadamente, en interiores no funciona con exactitud. Pero en un futuro cercano sería tecnológicamente posible trazar, por ejemplo, el despacho del médico que usted ha visitado, cuánto duró la visita, qué autobús tomó para ir al hospital y si se cruzó con algún amigo.

Es posible que le sorprenda, pero las plataformas que almacenan datos continuos seguramente sepan más sobre usted que usted mismo. Es la era del big data y la inteligencia artificial.

Por Benjamín Molina Moreno, Investigador Senior en Telemática, Universitat Politècnica de València

Publicado originalmente por The Conversation

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