Llegó el histórico día cuando el consorcio científico intenacional Event Horizon Telescope (EHT) presentará sus primeros resultados en múltiples conferencias de prensa simultáneas en todo el mundo y en muchos eventos satelitales organizados por sus partes interesadas e instituciones afiliadas, la primera imagen que se ha intentado obtener del agujero negro supermasivo situado en el centro de la Vía Láctea y de otro agujero 1.500 veces más grande situado en el centro de la galaxia M87.
En la cruz de las imágenes hay dos agujeros negros supermasivos, uno en el centro de la Vía Láctea y el otro en la cercana galaxia M87. Los científicos esperan capturar la luz emitida por un halo de gas que gira justo fuera del horizonte de eventos cuando el agujero negro se lo traga.
El telescopio Event Horizon no es propiamente un telescopio, sino ocho observatorios de radio conectados en una red masiva que se extiende por todo el mundo. Las nuevas observaciones serán las primeras que incluyan la matriz ultrasimétrica de gran tamaño de Milímetro / submilimétrico de Atacama en el Desierto de Atacama de Chile, lo que aumenta la posibilidad de que la imagen revele nuevos detalles. Los astrónomos tomaron datos durante cinco noches dentro de un período de 10 días.
Sin embargo, esta no es una imagen Polaroid: pasan meses antes de que los datos se procesen y el retrato esté listo para el horario de máxima audiencia.
El EHT es un proyecto integrado por una red de ocho observatorios de radio que abarcan todo el mundo, y según su propio sitio web, su objetivo es capturar imágenes de Sagittarius A*, el agujero negro supermasivo en el centro de la Vía Láctea; y de un agujero negro aún más masivo, a 53.5 millones de años luz, en la galaxia M87 (SN Online: 4/5/17).
En abril de 2017, los observatorios se unieron para observar los 'horizontes de eventos' de los agujeros negros, el límite más allá del cual la gravedad es tan extrema que incluso la luz no puede escapar (SN: 5/31/14, p. 16). Después de casi dos años de trabajo, los científicos revelarán las imágenes este 10 de abril.
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Juan Maldacena, agujeros negros y agujero de gusano
Desde la década de 1970, los físicos han tenido problemas para presentar una propuesta que describa el destino de algo, o de alguien, al caer en un agujero negro que no viola teorías bien probadas. Hasta 2012, la complementariedad parecía hacer el trabajo.
Dijo que un astronauta que cae en un agujero negro no notará nada especial al cruzar el horizonte del evento. Sin embargo, alguien afuera nunca verá a su amigo alcanzar el horizonte, según explica Science News.
Algunos argumentan que las paredes de radiación a lo largo de los horizontes de eventos incineran la materia entrante.
Pero en 2012, un cuarteto de físicos, incluido Joseph Polchinski de la Universidad de California, Santa Bárbara reavivó la paradoja de la información del agujero negro al demostrar que al resolver un problema, Susskind y Maldacena habían creado otro.
El problema se centra en otra faceta de la mecánica cuántica llamada enredo, que entrelaza las propiedades de múltiples partículas independientemente de la distancia entre ellas. La complementariedad de Susskind y Maldacena se basa en el enredo para preservar la información. A medida que avanza la propuesta, las partículas de radiación de Hawking se vinculan entre sí para que, con el tiempo, un observador pueda medir la radiación y unir lo que está dentro del agujero negro.
La idea de cambio de paradigma más potencial proviene del dúo de Susskind y Maldacena. Abordan el problema del cortafuegos combinando el enredo, una faceta de la mecánica cuántica que se abre la mente, con el concepto de ciencia ficción de los agujeros de gusano. Los agujeros de gusano son accesos directos en el espacio-tiempo, el equivalente aproximado a cruzar una montaña a través de un túnel en lugar de escalar sobre ella.
Según Susskind y Maldacena, cada par de partículas enredadas está conectada por un agujero de gusano, acortando drásticamente la distancia entre ellas. (La historia continúa por debajo de la línea de tiempo).
En México
Laurent Loinard, investigador del Instituto de Radioastronomía y Astrofísica (IRyA) de la Universidad Nacional Autónoma de México, explicará la participación de investigadores mexicanos con este arduo trabajo internacional a partir de las 7:45 horas (tiempo de México) 9:45 (hora Argentina) transmitirá las primeras imágenes de un hoyo negro, en conferencia desde la sede del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) mexicano.
Además de Loinard, participarán William Lee Alardín, coordinador de la Investigación Científica de la UNAM; María Elena Álvarez-Buylla Roces, directora general del Conacyt; David H. Hughes, director e investigador principal del Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano (GTM); y Leopoldo Altamirano Robles, director del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE).
¿Cómo es realmente un agujero negro?
Cuando una estrella masiva (10 veces la masa del Sol) explota se le conoce como supernova; su remanente, que debe ser mayor a tres masas solares, implosiona por la gravedad, lo que da como resultado un hoyo negro.
Los agujeros negros están a la altura de sus nombres: las grandes bestias gravitacionales no emiten luz en ninguna parte del espectro electromagnético, por lo que no se parecen mucho a ellos mismos.
Pero los astrónomos saben que los objetos están allí. A medida que la gravedad de un agujero negro atrae gas y polvo, la materia se asienta en un disco en órbita, con átomos que se empujan entre sí a velocidades extremas.
Toda esa actividad calienta la materia al rojo vivo, por lo que emite rayos X y otras radiaciones de alta energía. Los agujeros negros más voraces del universo tienen discos que eclipsan a todas las estrellas en sus galaxias.