Tres personas cuyas piernas permanecieron paralizadas durante años pudieron, tras someterse a meses de rehabilitación intensa, volver a pararse y dar sus primeros pasos en mucho tiempo gracias a los revolucionarios implantes eléctricos que se colocan en la médula espinal lesionada.
El hito, reportado el pasado lunes por dos equipos de científicos que trabajaron por separado y publicado en las revistas científicas Nature Medicine y New England Journal of Medicine, no puede ser considerado una cura. Los pacientes solo pudieron caminar de forma asistida ya sea por un caminador andador o por medio de otras ayudas para mantenerlos balanceados.
Apagado el estimulador espinal, estos no pueden mover sus piernas de forma voluntaria. De cualquier forma, los hallazgos son alentadores para millones de personas que han quedado postradas luego de sufrir accidentes.
Jered Chinnock, un hombre paralítico de 29 años que participó en los experimentos liderados por la clínica Mayo, logró caminar el equivalente a la extensión de una cancha de fútbol americano.
"Esto no significa que voy a abandonar mi silla de ruedas" aclaró el hombre de Wisconsin en diálogo con Associated Press. Sin embargo, no dudó en destacar "el aspecto esperanzador de que tal vez, algún día, pueda caminar por mi mismo hacia la heladera".
El proyecto busca ayudar a las personas con lesiones en la espina vertebral a recuperar funciones perdidas. Los especialistas han compartido que, a pesar de que el innovador avance ha sido probado en unas pocas personas, podría ser un enfoque prometedor que deberá ser estudiado con mayor profundidad.
"Estoy realmente entusiasmada con esto" dijo la Dra. Cristina Sadowsky, una experta en rehabilitación de la universidad Johns Hopkins que no estuvo involucrada en la investigación.
De cualquier forma, "no todos los que tengan lesiones similares van a responder de la misma forma" alertó Sadowsky.
Muchas de las lesiones en la espina vertebral inhabilitan las instrucciones enviadas al cerebro de "ponerse en movimiento" lo que hace que los nervios no puedan activar los músculos.
Los investigadores han probado otras tecnologías, como colocar a los pacientes en exoesqueletos robóticos o asistirlos mediante implantes estimuladores de músculos para ayudar a movilizar a las extremidades paralizadas.
El nuevo enfoque funciona de la siguiente manera. Según la teoría de los investigadores, los circuitos nerviosos debajo de la zona de la herida permanecen "dormidos" pero todavía vivos.
Al aplicarles una corriente eléctrica en patrones hechos a medida de cada paciente, algunos de ellos podrían "despertar" y, sumado a una intensa rehabilitación para revivir las "conexiones oxidadas" eventualmente podrían llegar a recibir comandos simples.
"La recuperación puede darse bajo las circunstancias adecuadas" dijo Susan Harkema, profesora de la universidad de Louisville y coautora del estudio publicado en el New England Journal. Según la experta, "la médula espinal puede volver a aprender a hacer cosas, no de la misma forma que antes, pero de cualquier forma llegar a funcionar".
"Este estudio le brinda esperanzas a las personas que han quedado paralizadas de que el control funcional podría llegar a ser posible" concluyó el Dr. Kendall Lee, un neurocirujano de la clínica Mayo que trató a Chinnock e hizo de coautor del reporte publicado en Nature Medicine.