"Pero se mueve" ("E pur si muove"), cuentan que dijo Galileo Galilei cuando la Inquisición lo obligó a retractarse por haber escrito, siguiendo el descubrimiento de Copérnico, que la Tierra no era el centro del universo y que se movía alrededor del Sol.
Pero antes, según una carta recién descubierta, trató de evitar las acusaciones de herejía haciéndose unas "correcciones" a sí mismo. La revista Nature acaba de darla a conocer, después de que fuera hallada por casualidad en unos archivos con fecha equivocada.
Se conocían dos cartas de Galileo, una enviada a la Inquisición en Roma por el fraile dominico Niccolo Lorini, escandalizado porque Galileo cuestionaba a la Iglesia, y otra con afirmaciones menos desafiantes.
La primera se conserva en los archivos secretos del Vaticano, y de la segunda hay copias en varias colecciones.
Quedaba la duda de cuál era la auténtica, y si era cierto entonces lo que él les dijo a varios amigos cuando tuvo que defenderse: que los inquisidores alteraron su carta y le pusieron cosas que él no había escrito para culparlo.
La que apareció ahora prueba que Galileo escribió las dos, y que los inquisidores no alteraron su "original".
Tiene fecha de 21 de diciembre de 1613 y está firmada con las iniciales G.G. Demuestra que fue él quien desde el primer momento usó un tono incendiario contra el geocentrismo de Ptolomeo y, por lo tanto, contra el dogma de la Iglesia, y que luego hizo correcciones para evitar un castigo.
Hechas las correcciones, se sabe ahora, Galileo escribió la nueva versión, se la envió a su amigo Piero Dini, y le pidió que la presentara como la auténtica, para hacer creer que la más desafiante había sido alterada por los fiscales de la Inquisición.
El destinatario de la carta original fue Benedetto Castelli, matemático de la Universidad de Pisa, que se la devolvió cuando ya había circulado y empezaban a desatarse las críticas de los dogmáticos contra Galileo.
Es esa carta original con correcciones hechas por él mismo la que acaba de aparecer. El 2 de agosto pasado, un doctor en Ciencias de la Universidad de Bergamo que preparaba un trabajo de postgrado, Salvatore Ricciardo, la encontró mientras revisaba los catálogos del archivo de la Real Sociedad británica.
"No puedo creer que descubrí la carta que prácticamente todos los académicos de Galileo estaban buscando infructuosamente", le dijo Ricciardo a la revista Nature. "Lo más increíble es que no estaba perdida en una oscura biblioteca, sino en la Real Sociedad británica".
Un artículo sobre el tema escrito por Ricciardo con su tutor, Franco Giudice, y el historiador de Ciencias Michele Camerota, de la Universidad de Cagliari, debe aparecer en la revista de la Real Sociedad británica Notes and Records.
Las fechas tenían dos errores, y por eso los investigadores no daban con ella.
Un catálogo decía que era una carta de octubre de 1613, y por eso los investigadores no se interesaban, porque la misiva del debate correspondía a diciembre de ese mismo año. Otro catálogo sí indicaba que era de diciembre, pero de 1618.
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