El ámbar es una resina fósil de color amarillo que en la prehistoria reciente se usó como piedra preciosa para collares, adornos en vestimenta y figurillas, y en rituales funerarios. Varios yacimientos en la península Ibérica así lo acreditan, pero ¿cuáles fueron las rutas comerciales de esta resina?
Un nuevo trabajo, liderado por españoles y publicado en la revista Plos One, dibuja un mapa del alcance geográfico exacto de estas rutas comerciales de ámbar, que hasta ahora no estaban claras, y revela extensas redes mediterráneas en su intercambio mercantil.
El trabajo se ha realizado gracias al análisis, por espectroscopia infrarroja, de 22 muestras de esta resina de yacimientos de España, en su mayoría, y de Portugal, detalló Mercedes Murillo-Barroso, de la Universidad de Granada y autora principal.
Las muestras analizadas, todas vinculadas a contextos funerarios como el del Dolmen de Montelirio en Sevilla (sur), que incluye a 19 mujeres enterradas, datan de entre los 4.000 y 1.000 años antes de Cristo.
Así, este trabajo ha confirmado investigaciones anteriores que mostraban que en el norte de Iberia el ámbar era principalmente de origen local, mientras que en el resto de la Península los objetos de esta resina provenían de Sicilia o de la región del Báltico.
Combinando el análisis de las muestras y comparándolas con el banco de datos del Instituto del Ámbar en Nueva York, los científicos encontraron que el ámbar siciliano llegó a la Península antes de lo que se pensaba, al menos desde el 4.000 antes de Cristo (a. C.) y 2.000 años antes que el ámbar báltico, resumió Murillo.
Se cree que después de un declive en el consumo y comercio de ámbar hacia el 2000 a. C., que empezó a ser sustituido por otros materiales como el metal, este volvió a repuntar en la Península en torno al año 1000 a. C: en esta época la afluencia de ámbar báltico fue sustituyendo gradualmente a la resina siciliana.
La investigación plantea también los patrones de entrada de los dos tipos de ámbar.
En cuanto al siciliano, los contactos con el norte de África fueron fundamentales, describió Murillo, quien apuntó que es posible que este llegara a la Península a través de intercambios con el norte del continente africano y no en una ruta directamente.
Este ámbar aparece en el sur y su distribución es similar a la de los objetos de marfil, lo que sugiere que ambos materiales llegaron siguiendo los mismos o parecidos canales, añadió.
El ámbar báltico también tiene una ruta mediterránea: solo a finales de la edad de bronce vemos ámbar báltico en un gran número de yacimientos ibéricos y es probable que llegara a través del Mediterráneo, en lugar de a través del comercio directo con Escandinavia, señaló, por su parte, en una nota Marcos Martinón-Torres, del departamento de Arqueología de la Universidad de Cambridge, y otro de los responsables de esta investigación.
Con información de EFE
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