En la década de 1990, cuando la nave Mars Pathfinder realizó exploraciones en la superficie y envió imágenes sin precedentes, las ideas sobre la colonización de Marte no han dejado de sucederse. Sin embargo, un estudio publicado en Nature Astronomy aseguró que con la tecnología actual es imposible terraformar el planeta, condición necesaria para la vida humana: dotarlo de una atmósfera respirable y con temperaturas más suaves.
"Ya que la colonización de Marte está suspendida por ahora, es un buen momento para reevaluar la relación que tenemos con nuestro vecino cósmico más cercano, la Luna", propusieron dos profesores de Ciencias del Espacio de la Universidad de Nottingham, Ian Whittaker y Gareth Dorrian, en The Conversation. Desde que la primera nave llegó al satélite de la Tierra en 1966, hubo más de 60 misiones exitosas a la Luna, incluidas ocho con tripulación. La más famosa de ellas es la del Apolo 11 en 1969.
1. Una escala en el espacio
En el espacio es necesario alcanzar una cierta velocidad para superar la fuerza de la gravedad. Un viaje a Marte desde la superficie de la Tierra exige una velocidad de más de 48.ooo kilómetros por hora (30.000 millas por hora). "Para esto hacen falta grandes cohetes, toneladas de combustible y complejas maniobras orbitales", explicaron. "Debido a que el campo gravitacional es más débil en la Luna, el mismo viaje desde la superficie lunar requeriría sólo una velocidad de 10.000 kilómetros por hora (6.500 millas por hora)".
Las instalaciones para la escala podrían ser de fabricación local: "La troilita, un sulfuro de hierro escaso en la Tierra, también está en la corteza lunar. "Se puede extraer el sulfuro de la troilita y combinarlo con suelo lunar para producir un material para la construcción más fuerte que el cemento portland", apuntaron los científicos. También se puede crear allí el combustible para los cohetes, que está hecho al descomponer el hielo en combustible y oxidante de hidrógeno.
Establecer una base lunar desde la cual lanzar misiones al espacio permitiría "explorar el sistema solar a una fracción de los costos y los esfuerzos actuales", concluyeron Whittaker y Dorrian.
2. Energía para el futuro
La fusión nuclear podría ser la gran proveedora de energía. "En el futuro, los reactores de fusión usarán helio-3, una versión más liviana que el que se usa para inflar globos. "Este isótopo es escaso en la Tierra pero abundante en la Luna, donde se lo podría extraer, algo que ya ha concitado el interés de una cantidad de empresas y gobiernos", explicaron los profesores de Nottingham.
Y ese interés comercial podría ser la base de "una presencia humana permanente" en la Luna.
3. Piedra de los tiempos
La Luna es un mundo inactivo: ha pasado ya 3.000 millones de años sin un cambio geológico de importancia. "El paisaje lunar muestra con orgullo un registro de su pasado violento bajo la forma de marcas de impacto, lo cual ofrece una historia preservada del sistema solar, lista para su exploración", agregaron.
4. Observar el universo
La atmósfera de la Luna es delgada, diez billonésimas de la de la Tierra. Eso crea condiciones perfectas para observatorios astronómicos, argumentaron: "Un observatorio de radio en el extremo más alejado de la Luna estaría completamente protegido del radio-cotorreo en la Tierra".
Esa misma baja densidad atmosférica beneficia la instalación de un telescopio de rayos X o rayos gamma, ya que no se bloquea la luz de onda corta del espacio. Y esos observatorios podrían incentivar la presencia humana en el satélite.
5. Seres humanos en el espacio
Una de las limitaciones principales para una misión a Marte es que se desconoce cómo afecta al cuerpo humano el viaje espacial en el largo plazo. Si sucede algo inesperado, el reabastecimiento o el rescate demoran más de dos años. En cambio, en la Luna es cuestión de tres días, compararon. "Al probar la tolerancia humana en la Luna primero y desarrollar tecnología y experiencia, será más práctica luego la exploración de Marte, o más allá".
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