Por cada humano hay tres virus, 12 peces, 17 insectos, 200 hongos, 1.200 bacterias, 7.500 plantas. Y, sin embargo, la especie es dominante, en un sentido no necesariamente positivo, en el planeta: desde el surgimiento de la civilización el hombre ha causado la destrucción del 83% de los mamíferos salvajes, el 80% de los mamíferos marinos, el 50% de las plantas y el 15% de los peces.
Esas cifras impactantes surgen de un nuevo estudio sobre la composición de la biósfera, "una cuestión fundamental en la biología". Este censo sobre todos los reinos de la vida, "The biomass distribution on Earth" ("La distribución de la biomasa en la Tierra"), publicado en la publicación de la Academia Nacional de Ciencias de los Estados Unidos, "nos brinda una visión totalizadora de la composición de la biósfera y nos permite observar patrones amplios", explicaron los autores.
La ambición corona "siglos de investigación", que han permitido crear un perfil de las especies que habitan el planeta y "sus papeles respectivos en los ecosistemas globales", agregaron los investigadores Yinon M. Bar-On y Ron Milo (del Instituto Weizmann de Ciencias de Israel) y Rob Phillips (del Instituto de Tecnología de California). Y revela que los 7.600 millones de humanos representan sólo el 0,01% de la vida, pero su injerencia supera en mucho su peso numérico.
"Espero que esto le dé a la gente una perspectiva del papel muy dominante que la humanidad juega en la Tierra actualmente", dijo Milo a The Guardian. El investigador agregó que a partir de los resultados decidió comer menos carne, ya que los animales criados para la alimentación humana tienen también una abundancia exagerada por las prácticas de la especie.
Las plantas son la forma de vida más abundante: representan el 82% del total. Luego les siguen las bacterias, con el 13%, mientras que el resto de los seres vivos —desde los insectos hasta los humanos, desde los hongos hasta los animales, desde los virus hasta los peces— componen el 5% restante. La mayor parte de la vida es terrestre: la marina sólo comprende el 1% del total de la biomasa. Y más de la octava parte de la vida terrestre, las bacterias, vive en realidad bajo tierra.
La transformación del planeta por la actividad humana ha promovido la separación de una nueva era, el Antropoceno. Este trabajo confirma el acierto de esa distinción, ya que se documentaron impactos como el hecho de que sólo el 30% de las aves sean silvestres, ya que el 70% restante son las aves de corral criadas para la alimentación humana. En el campo de los mamíferos, el 60% de todos los que pisan la Tierra son ganado que alimenta a la humanidad, mientras que sólo el 4% son animales salvajes. El 36% restante, evidentemente, es el hombre.
"Es bastante abrumador", dijo Milo al periódico británico. "En los documentales sobre vida silvestre vemos bandadas de aves, de todo tipo, en grandes cantidades. Pero cuando hicimos el análisis hallamos que hay muchas más aves domesticadas".
Milo dio un ejemplo sencillo sobre "nuestro lugar desproporcionado en la Tierra". Cuando arma un rompecabezas con sus hijas, dijo el científico, normalmente hay un elefante junto a una jirafa junto a un rinoceronte. "Pero si tratara de brindarles una idea más realista del mundo, sería una vaca junto a una vaca junto a una vaca, y entonces un pollo".
Esa cría implicó la creación de un hábitat sobre la destrucción de otro, el hábitat salvaje. "El resultado es el comienzo de lo que muchos científicos consideran la sexta extinción masiva de vida que ocurre en los 4.000 millones de años de historia de la Tierra", explicó el artículo. Se cree que en los últimos 50 años se perdió aproximadamente la mitad de los animales. Sólo queda la sexta parte de los mamíferos salvajes y la quinta parte de los mamíferos marinos.
"Los investigadores hicieron las estimaciones de biomasa utilizando datos de cientos de estudios, que por lo general emplearon técnicas modernas como la teledetección satelital, que puede rastrear grandes áreas, y la secuencia de genes, que puede desenredar la miríada de organismos en el mundo microscópico", resumió The Guardian.
Entre otros hallazgos, los autores revelaron también que toda la vida en la Tierra representa 550.000 millones de toneladas de carbono.
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