Un hallazgo sobre la actividad cerebral podría explicar por qué las mujeres son más vulnerables a la angustia, la depresión, el insomnio y los desórdenes de alimentación. Según un estudio de científicos de la Universidad de Nueva York (NYU) y la Universidad de California realizado en Amen Clinics los cerebros de las mujeres son significativamente más activos que los de los varones, en muchas zonas.
La investigación, publicada en el Journal of Alzheimer's Disease, es la que más estudios de imágenes ha comparado hasta el momento: comprende 46.000 tomografías computarizadas de emisión monofotónica (SPECT) de nueve clínicas que analizar las diferencias entre los cerebros masculino y femenino. Halló que las mujeres suelen tener más flujo sanguíneo en las áreas que las SPECT muestran en rojo, como la corteza prefrontal (importante para la concentración y el control de los impulsos) y el sistema límbico (áreas emocionales responsables del ánimo) mientras que los hombres tienen más flujo sanguíneo en las áreas que se ven en azul, como el centro visual y el de la coordinación.
Los investigadores subrayaron que estos nuevos datos permitirán entender mejor cómo ciertos trastornos afectan de manera diferente a hombres y mujeres. Por ejemplo, las mujeres tienden más a ser diagnosticadas con mal de Alzheimer, depresión y angustia, mientras que los hombres tienen tasas más altas de déficit de atención e hiperactividad (ADHD) y de trastornos de conducta.
Se utilizaron estudios de imágenes de los cerebros de 119 voluntarios sanos y 26.683 de pacientes con una diversidad de problemas psiquiátricos, como traumatismo cerebral, trastorno bipolar, desórdenes del ánimo, esquizofrenia y ADHD. Analizaron 128 regiones del cerebro al comenzar y mientras se le solicitaba al paciente que realizara distintas tareas.
Que las mujeres tuvieran más flujo sanguíneo que los hombres en la corteza prefrontal podría ayudar a explicar por qué tienden a destacarse en empatía, intuición, colaboración, autocontrol y preocupación. Que tengan más flujo sanguíneo que los hombres en las zonas del sistema límbico podría también ayudar a explicar por qué son más proclives a la angustia, la depresión, el insomnio y los trastornos de alimentación.
Sin embargo, advirtieron, estas especulaciones son parciales, ya que el cerebro humano, más allá del sexo de las personas, cambia por una multiplicidad de factores y es notoriamente difícil de comprender.
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