Los humedales son esenciales para el bienestar ambiental, social y económico. Sus suelos tienen una gran capacidad de absorción de agua dulce, funcionando como “esponjas” para la retención del exceso de lluvias y a su vez, liberando agua en épocas de sequía, lo que los convierte en excelentes amortiguadores de eventos extremos, como inundaciones e incendios.
Garantizan la provisión de servicios ecosistémicos a la sociedad, como el suministro de agua; el filtrado y retención de nutrientes y contaminantes; la provisión de alimentos, madera, medicinas, ornamentales, fibras y combustibles; el almacenamiento de carbono y la estabilización climática; la regulación de plagas y enfermedades; son fuente y sustento de biodiversidad; entre muchos otros beneficios. Adicionalmente, estos ecosistemas albergan valores culturales irremplazables y tienen un gran potencial para la educación ambiental y el turismo racional y sostenible.
El 2020 ha sido el peor año para los humedales en Argentina. Según datos oficiales, un millón de hectáreas fueron arrasadas por los incendios en 21 provincias, y miles de ellas corresponden a superficies con humedales. Una cifra que enciende todas las alarmas, más todavía cuando mensuramos cuánto los necesitamos. En consecuencia, resurge con más fuerza que nunca el pedido de sanción de una Ley de Presupuestos Mínimos para su protección, iniciativa ciudadana con ocho años de recorrido en el Congreso Nacional y 15 Proyectos de Ley presentados.
A raíz de ello, este año se conformó la Red Nacional de Humedales, a fin de visibilizar la necesidad imperante de sanción de esta Ley. 315 organizaciones de la sociedad civil dieron su apoyo explícito al Proyecto de Ley, sumadas a 190 profesionales de distintos institutos y universidades de todo el país y más de 500.000 personas que son las que, hasta el momento de publicar este artículo, firmaron las peticiones online que reclaman una “Ley de Humedales Ya”.
En paralelo, ambientalistas de todo el país convocaron a la “Semana por los Humedales”, desde el 14 al 21 de noviembre, en vísperas de la firma del dictamen de la Comisión de Recursos Naturales y Conservación del Ambiente Humano de la Cámara de Diputados de la Nación. El 20 de noviembre, se aprobó en esta Comisión un texto unificado de Ley de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental para el Uso Racional y Sostenible de los Humedales, con consenso social y científico. Este paso constituye un gran avance en materia de conservación de los recursos naturales. Sin embargo, el Proyecto deberá seguir el curso legislativo en las Comisiones restantes: Agricultura y Ganadería; Intereses Marítimos, Fluviales, Pesqueros y Portuarios; y Presupuesto y Hacienda.
Posteriormente, el 30 de noviembre, el Gobierno Nacional decidió la extensión de las sesiones ordinarias del Congreso hasta el 11 de diciembre y convocó a sesiones extraordinarias para tratar un listado de 25 proyectos de ley, entre los cuales no se encuentra la Ley de Humedales. Todo parece indicar que, una vez más, los humedales deberán esperar.
La ausencia de una Ley permite el avance descontrolado y sin planificación de diferentes sectores productivos vinculados principalmente a la agroindustria, minería y mercado inmobiliario. Como consecuencia se generan, a diferentes escalas, degradación y pérdida de los ecosistemas involucrados.
El 2 de febrero de 2021 se celebró el próximo Día Mundial de los Humedales, en conmemoración de la firma del Convenio sobre los Humedales en Ramsar (Irán) en 1971. Esta fue una gran oportunidad para que Argentina reafirme su compromiso con los diferentes tratados internacionales a los que adhirió, vinculados directa o indirectamente con la protección de humedales: Convención RAMSAR, Convenio sobre la Diversidad Biológica y Acuerdo de París.
Pero, sobre todo, una oportunidad para tomar decisiones acordes a los nuevos desafíos globales, donde prime la salud de las personas en estrecho vínculo con ecosistemas saludables, manejados con el profesionalismo necesario para estar a la altura de la crisis socio-ambiental actual y futura.
Este año, el Congreso de la Nación tiene la chance histórica de reconocer el extraordinario trabajo y apoyo colectivo recibido por el texto unificado, además de garantizar apertura en la participación de las organizaciones socio-ambientales, que cuentan con la virtud de construir agendas de política ambiental partidarias, para llevar a cabo leyes centrales para la transición ecológica.
Las comunidades que habitan los humedales han encontrado respuestas profundas y con fundamento científico sobre la relación sociedad-humedales, de la que no hay vuelta atrás. La necesidad de una Ley ya fue decidida, votada y aprobada por la inmensa mayoría de ellas. Humedales es por lo tanto mucho más que una Ley.
En un 2020 marcado por la pandemia y una sequía histórica que provocó devastadores incendios en todo el mundo; la idea de gestionar los riesgos asociados al agua empezó a cobrar mayor importancia y comenzó a cotizar en el mercado de futuros de materias primas de Wall Street.
El elemento vital para la vida ya tiene precio, evidenciando la necesidad de sancionar leyes para su protección. Los escenarios futuros son desalentadores, casi dos tercios del mundo podría enfrentar escasez de agua en solo cuatro años. La protección de los ecosistemas de agua dulce es urgente. Por las presentes y futuras generaciones, ¡necesitamos una LEY DE HUMEDALES YA!
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