El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, nombró este martes como nuevo ministro de la Secretaria de Comunicación de la Presidencia a Sidônio Palmeira, el publicista que fue responsable de la campaña que lo llevó al poder en las elecciones de 2022.
Palmeira, quien está volcado a la comunicación política desde hace más de una década, sustituirá en el cargo a Paulo Pimenta, un combativo diputado del oficialista Partido de los Trabajadores (PT) que confirmó este mismo martes su salida del gabinete del líder progresista, en el que estaba desde el inicio del Gobierno, el 1 de enero de 2023.
El cambio en la Secretaría de Comunicación de la Presidencia (Secom) era esperado desde hace varios meses e incluso ya había sido anticipado por algunos ministros para este inicio de 2025.
De hecho, al confirmar su salida, Pimenta comentó este martes que su equipo “trabaja con el de Palmeira” ya “desde hace unos días”, en lo que calificó como una “transición pacífica y productiva”.
Según declaró Pimenta a periodistas, tras dos años en el cargo, “es necesario un cambio de perfil y una nueva dinámica para la comunicación” del Gobierno, que Palmeira puede aportar desde su experiencia en esa área.
El nuevo ministro, quien asumirá en una fecha aún no decidida, se ha especializado en campañas electorales durante los últimos años y, de hecho, digirió la de Lula en 2022 y las otras de candidatos del PT y de otros partidos a diversos cargos desde 2016.
En breves declaraciones a periodistas, Palmeira dijo que una de sus primeras tareas será mejorar la comunicación del Gobierno en los ambientes digitales, en los que la oposición de ultraderecha tiene una enorme preponderancia.
“Será mi primera vez en un Gobierno, una experiencia nueva e interesante”, dijo Palmeira, quien subrayó “la importancia de que la gestión no sea solamente analógica” y cumpla “con su obligación y su papel de mostrar lo que está siendo hecho”.
Cambios en el gabinete ante la caída de la popularidad de Lula
Como anticipó Infobae, desde hace días, a pesar de las fiestas, se hablaba de una reforma ministerial con vistas a las elecciones presidenciales de 2026, a las que Lula aspira, pero que parecen cada vez más lejanas debido a la crisis en curso. El año que acaba de comenzar promete ser complejo, sobre todo desde el punto de vista de las cuentas públicas y de la cuestión fiscal que ha visto, entre otras cosas, la caída del real y la fuga de capitales extranjeros.
Una reforma ministerial es vista hasta ahora como la posible salida para un gobierno de Lula cada vez más percibido negativamente por los electores.
Las encuestas sobre la popularidad del presidente desde 2023 hasta finales de 2024 indican un descenso constante de la aprobación entre los votantes. El mismo desplome afecta también a la esposa de Lula, Rosângela da Silva, conocida como Janja, que en los dos primeros años de la presidencia de su marido intentó ocupar cada vez más espacio junto a él.
Según la encuesta Quaest, la primera dama de Brasil pasó de un 41% de aprobación en febrero de 2023 a un 22% en 2024. Además, la reciente hospitalización de Lula, que sufrió una hemorragia cerebral en diciembre, ha llevado al primer plano del debate público la cuestión de su reelección, tanto por su edad -cumplirá 81 años en 2026- como por su estado de salud.