Bolivia terminó el 2024 aquejada por la crisis económica y con la inflación más alta de los últimos 16 años. Según el informe del Instituto Nacional de Estadística (INE), el país terminó el año con una tasa de inflación acumulada de 9,97%, que está por detrás de la del 2008 cuando se registró una inflación del 11,8 %.
El porcentaje de este año casi triplica la proyección inicial del Gobierno. En diciembre de 2023, la administración de Luis Arce había proyectado una inflación de 3,60 %.
Humberto Arandia, director del INE, explicó, en una entrevista con el canal estatal Bolivia TV, cinco razones del aumento de la inflación el año pasado. Las dos primeras tienen que ver con factores que considera “normales” y las otros tres responden a fenómenos extraordinarios.
El primer favor tiene que ver con aspectos de la demanda interna que explican un 2,98%, el segundo la inflación importada que supone un 1,25%. “Entre ambos factores, que llamaremos factores normales, sumamos un 4,23%”.
La sequía es el tercer factor que afectó la cadena de cultivos de la soya y otros productos agrícolas y que impactaron en un 1,97% el Índice de Precios del Consumidor, según Arandia. Finalmente, los últimos dos factores que explican la inflación tienen que ver con los bloqueos realizados por seguidores de Evo Morales, a los que atribuye el 2,05% y la especulación asociada, con el 1,72%.
Los últimos bloqueos del evismo se desarrollaron entre el 14 de octubre y el 6 de noviembre, y llegaron a tener 23 piquetes simultáneos, con lo que imposibilitaron el tránsito entre las principales regiones del país: La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.
“Esto quiere decir que si no hubieran existido bloqueos y especulación, la inflación hubiera sido de solo el 6,2%. Los bloqueos y especulación representan más de la tercera parte del total de la inflación del año pasado, lo que daña mucho a los bolsillos de las familias”, manifestó Arandia.
Desde el primer trimestre de 2023 que Bolivia sufre la falta de dólares, lo que ha dado surgimiento a un mercado paralelo de divisas en el que la moneda norteamericana se cotiza al doble del tipo de cambio oficial. Desde entonces se han ido intensificando las restricciones de las operaciones bancarias en esa moneda, limitando en la actualidad el retiro de ahorros en dólares, los giros internacionales, las transacciones por internet y un largo etcétera.
A este problema se sumó la escasez de combustible, principalmente de diésel, que se agudizó en los últimos meses del año, provocando largas filas en surtidores y reclamos de sectores estratégicos, como el agroindustrial, que se vieron particularmente afectados por el desabastecimiento. Bolivia importa y subvenciona el 86% del diésel y el 56% de la gasolina que necesita para el mercado interno, lo que supone uno de sus mayores gastos públicos.
La falta de dólares y de combustibles, ocasionó un incremento sostenido de los precios de la canasta básica. Según algunos expertos, la pérdida del poder adquisitivo fue de al menos el 60% el año pasado. Solo en los últimos días de 2024, se dispararon los precios del aceite, el arroz y la carne de pollo, que el Gobierno atribuyó al agio y especulación por lo que vetó temporalmente las exportaciones de aceite refinado de soya e intervino ingenios arroceros.
Pese a estas medidas, los precios no han parado de subir y se prevé que el alza continúe en los próximos meses. En enero, varios sectores han anunciado medidas de protesta contra una crisis económica que a dos años de haberse empezado a sentir en los bolsillos de la población, no ha podido ser revertida.