El Banco Central de Bolivia informó este jueves que, pese a la presión sobre el peso y la escasez de la moneda estadounidense en el mercado paralelo, mantendrá el tipo de cambio en 6,96 bolivianos por dólar.
“Durante esta gestión vamos a mantener la política cambiaria como lo hemos venido haciendo en las últimas gestiones”, sostuvo el presidente del Banco, Edwin Rojas, quien desestimó así un cambio, incluso con los efectos que ha tenido la escasez de la divisa, como lo fue la fuerte devaluación de su moneda.
Bolivia atraviesa dese hace varios meses una aguda crisis económica, impulsada especialmente por la falta de dólares, la escasez de gas y demás productos, y el encarecimiento de bienes de consumo básico, que han generado un gran descontento en la sociedad.
En un intento por contrarrestar los efectos negativos de esta situación y recomponer las arcas del país, el Gobierno de Luis Arce trabajó durante 2024 por aumentar las reservas netas internacionales, logrando un aumento que, no obstante, resultó insignificante.
“A diciembre de 2024 hemos cerrado en USD 1.976 millones. Esta diferencia muestra el incremento de USD 267 millones”, aseguró Rojas al comparar el balance con el de finales de 2023, cuando se registró un saldo de USD 1.709 millones.
En ese sentido, sumó que los tres cuatrimestres del año expusieron “un incremento de forma permanente” y “una tendencia positiva en el nivel de las RIN”, con una suba hasta los 1.796 millones de dólares durante los primeros cuatro meses, seguida por USD 1.905 millones en el segundo período, y los USD 1.976 de diciembre.
En su mayoría, explicó Rojas, los aumentos se debieron a los ingresos de las exportaciones de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, por USD 1.879 millones, y otros USD 1.618 millones que respondieron a políticas del Banco Central, entre ellas la compra de 14,54 toneladas de oro y la emisión de bonos en divisas por USD 268 millones.
“Estamos tomando las previsiones para poder cumplir con las obligaciones que tiene el país con diferentes instancias en el ámbito privado en el mercado de capitales, así también como con organismos internacionales”, concluyó.
Por su parte, desde el Ejecutivo confían en que en 2025 se registrarán mayores ganancias, provenientes en su mayoría de los “primeros frutos” de la política de industrialización que puso en marcha.
“El año 2025 esperamos que vaya a ser mucho mejor (que 2024), que fue muy desafiante y muy complejo, porque vamos a empezar a recoger los frutos del proceso de industrialización”, dijo el ministro de Planificación, Sergio Cusicanqui, que confió, además, en la ausencia de factores adversos como el clima, los bloqueos de caminos y las diferencias en el Parlamento, que afectaron el crecimiento económico en el último tiempo.
El objetivo del Gobierno de Arce es “generar una economía de base ancha”, que cuente con diversas fuentes de ingreso que permitan reemplazar las provenientes de las exportaciones de gas natural, cuya producción está en declive desde hace años, sumó el ministro.
Asimismo, otra de las metas del Ejecutivo es desarrollar una “diplomacia comercial” que devuelva a Bolivia a la escena mundial, con su participación en bloques de integración, como los BRICS y el Mercosur.
(Con información de EFE y Reuters)