Un estudio revela que seis de cada diez bolivianos considera entre “medianamente probable y “muy probable” la opción de irse del país el próximo año si tuvieran la oportunidad de hacerlo.
La encuesta de la empresa Ipsos Ciesmori consultó a una base de 400 personas sobre su deseo de emigrar del país. Los resultados fueron incluidos en el informe titulado “El 2024 en retrospectiva”, cuyos datos fueron compartidos por Visión 360.
La encuesta preguntó: “En el próximo año, si usted y su familia tuvieran la oportunidad, ¿qué tan probable sería que emigren a otro país?”, a lo que el 37% respondió que sería “muy probable”, el 23% dijo “medianamente probable”, el 22% “poco probable” frente al 13% que lo considera “nada probable”. Finalmente, el 6% no respondió.
En el mismo informe, el 95% de 1.200 personas encuestadas respondió que el país va por “mal camino”. Las percepciones negativas sobre el rumbo de Bolivia, principalmente en el plano económico y político, se repiten en diversas encuestas.
Los datos más recientes sobre emigración boliviana son de 2020 y fueron publicados por la Organización de las Naciones Unidas. En ese año habían 927.244 emigrantes, lo que suponía un 7,77% de la población boliviana viviendo en el extranjero. La migración se ha dirigido principalmente a Argentina (45,6%), España (17,2%) y Chile (13,8%).
Según la Organización Internacional para las Migraciones existen factores estructurales que inciden en los flujos migratorios, relacionados a los bajos niveles de desarrollo humano sumado a sistemas de contratación laboral en el extranjero para llevar fuerza de trabajo, joven y barata, a los países de destino.
Termina un año difícil para los bolivianos
Con una inflación acumulada del 8,82% hasta noviembre -la más alta de los últimos 29 años- las tensiones económicas y políticas continúan en aumento en el país andino.
El 2024 fue un año complejo, incluso el presidente Luis Arce lo calificó como el “más duro” que le ha tocado enfrentar por la agudización de la crisis económica, marcada por la escasez de dólares y de combustibles, principalmente. “Este año fue el más duro que hemos podido soportar, fue el año más complicado que hemos enfrentado pero lo hemos superado y estamos seguros que el 2025 va a ser un año mejor”, expresó el mandatario en un encuentro con periodistas de La Paz en la víspera de Navidad.
El Ejecutivo, que tardó en admitir las dificultades económicas del país, atribuyó la crisis a una mala gestión de la industria de los hidrocarburos durante el Gobierno de Evo Morales (2006-2019), a un contexto internacional adverso y al “bloqueo” de créditos internacionales por más de 1.228 millones de dólares en la Asamblea Legislativa Plurinacional. Adicionalmente el pago de la deuda externa, el creciente gasto en la subvención de combustibles importados y las protestas de los sectores afines al ex presidente Morales afectaron la economía del país.
“Reconocemos que estamos enfrentado dificultades, pero también hemos tomado acciones, hemos tomado medidas y por eso todavía la economía crece”, expresó el presidente ante los periodistas locales.
Sin embargo, a lo largo del año la población ha sufrido la falta de combustible y el incremento constante de los precios en algunos productos de la canasta básica, que se ha agudizado en los últimos días del año. El Gobierno lo atribuye a la especulación de los productores y lo que denomina “contrabando a la inversa” en las fronteras, por lo que ha intensificado controles fronterizos y ha asumido algunas medidas para garantizar el mercado interno como el veto temporal de la exportación de aceite refinado o la intervención de ingenios arroceros.
Sean cuales fueran las razones, la economía es una preocupación creciente entre los bolivianos que miran con poco optimismo el próximo año.