El pasado 12 de mayo, María Ercira Contreras, una independiente y lúcida mujer de 86 años, se dirigió junto a su familia a celebrar el Día de la Madre en el restaurante Fundo Las Tórtolas, ubicado en Limache (130 kms al noroeste de Santiago).
Pero la que se supone iba a ser una jornada de risas y festejos se convirtió en un misterio que ha mantenido en vilo por más de siete meses a su familia, la policía y a los habitantes de esa apacible comuna rural famosa por su cerveza artesanal, sabrosos tomates y buen clima.
Durante ese tiempo las investigaciones en torno a su extravío parecieron estériles y más allá de las elucubraciones de la familia, el caso parecía no avanzar. Sin embargo, hace unas semanas se levantó la reserva de la causa y de a poco nuevos antecedentes se fueron filtrando, los que en vez de aclarar el panorama solo han venido a acrecentar las dudas sobre su desaparición.
El primero es que los teléfonos de varios de sus familiares fueron intervenidos por la Policía de Investigaciones (PDI), entre ellos el de Carla Hernández -la nieta que hace de vocera de la familia -, por una serie de mensajes que intercambió con su esposo. Por ello, se espera que pronto sea citada a declarar.
El segundo, un intercambio de mensajes entre Carla y un supuesto trabajador del fundo donde se perdió la mujer, quien acusaba a los dueños del lugar de haber contratado a sicarios para secuestrarla y llevarla al sur del país.
El tercero, que tras su extravío se reportaron transferencias desde la cuenta de María Ercira hacia su nuera, Myriam Ramírez, por lo que ella y su hijo fueron señalados como sospechosos.
Y por último, que Rodrigo, esposo de otra de sus nietas, Natalia, ha despertado recelo en más de un integrante de la familia.
La desaparición
Según el relato de uno de sus familiares, ese 12 de mayo todo iba de perillas y el pisco sour estaba en su punto, hasta que María dijo que iba al baño y volvía. Y aunque la mujer se desplazaba de lo más bien sola, de todas maneras la madre de Rodrigo, el esposo de Natalia, se ofreció para acompañarla unos minutos y luego volvió sola a sentarse a la mesa.
Sin embargo, la mujer no apareció nunca más. Tras esperarla un rato, la fueron a buscar al baño, donde no encontraron rastros de ella. La familia informó a la gerencia del local e iniciaron entonces una búsqueda infructuosa por los alrededores hasta que, desesperados, llamaron a los carabineros.
Lo primero fue revisar las cámaras de seguridad del lugar, las que mostraron la sombra de María Ercira en la zona de los estacionamientos. Su búsqueda se inició de inmediato e incluyó personal especializado de la Policía de Investigaciones (PDI), Carabineros y Bomberos, equipos municipales y voluntarios, además de perros entrenados especialmente para hallar personas. ¿El área de cobertura? 40 hectáreas de fundo, en cuyo corazón se encuentra el restaurante.
Tras un rastreo exhaustivo y al no encontrar rastro alguno de María, todas las miradas se posaron en el canal de regadío Waddington, que corre junto al restaurante. Fue así que detectives del Departamento de Operaciones Subacuáticas (Deosub) de la PDI se abocaron a drenar el canal, dejando solo 30 centímetros de agua. Tras recorrerlo de arriba abajo, no encontraron indicios del cuerpo de la desaparecida.
A pesar de que los trabajos de búsqueda prosiguieron, las labores investigativas no arrojaron ninguna pista nueva. Con el correr de los días la angustia empezó a apoderarse de la familia y diversas teorías sobre su desaparición comenzaron a tomar forma.
“Es como vivir un duelo diario”, señaló por esos días Natalia Hernández.
¿Intervención de terceros?
Siete días después, la familia sostuvo en distintos medios que su desaparición era producto de la acción de terceras personas, descartando así la teoría del fiscal a cargo del caso, Iván Contreras, sobre un posible accidente en los alrededores.
“Sentimos que las piezas del puzzle están muy desordenadas, que nada encaja, nada nos hace sentido”, afirmó Carla Hernández en entrevista con el matinal de Mega, Mucho Gusto.
“Como familia, empezamos a dudar de todo y pensamos que quizás pudo haber intervención de terceros”, añadió Natalia.
“Tampoco nos hizo sentido cuando dijeron que había tenido un accidente en el canal, porque mi abuela tenía un problema en una pierna, entonces para nosotros como familia es difícil creer que ella haya subido esta cuesta empinada”, recalcó.
Lucía Vega, la mejor amiga de María Ercira, dijo estar segura de que “hay más de alguien involucrado, porque no puede ser que una persona desaparezca en un lugar privado, ni puedo creer que ella se haya dirigido a un lugar peligroso”.
Carla recordó también una curiosa frase que les dijo la dueña del restaurante, apenas iniciada la búsqueda de su abuela:
“Yo les recomiendo que se coman el almuerzo que quedó en la cocina, porque esta noche va a ser larga”, dijo premonitoriamente.
Los mensajes del trabajador del fundo
Durante meses poco se supo de la investigación, pero tras levantarse la reserva del caso, hace un par de semanas La Tercera publicó una serie de mensajes de whatsApp intercambiados en septiembre durante tres días entre Carla Hernández y un supuesto peón del fundo Las Tórtolas, quien le aseguraba que los dueños le habían dicho a los trabajadores que borraran las imágenes de las cámaras de ese día y que habían contratado a unos sicarios para secuestrar a la adulta mayor y llevarla al sur.
He aquí parte de los mensajes:
“No confío en nadie, estamos amenazados de muerte y tú también con tu familia. (Nombre de administradora) contrató dos sicarios venezolanos para que a ustedes los mantengan alejados”.
“Me pidieron deshacerme de las imágenes de cámaras de (día) 12″.
“El riesgo para nosotros es delicado. Mi señora me ayudó a contarte esto, pero después de todo lo que ha pasado pude recién atreverme a hablarte”.
“Esto será lo último que te diré, pero yo quise hablar el mismo día, pero no pude porque los dueños nos llamaron a todos a las nueve de la noche y me pidieron que saque las grabaciones sin saber que era. Y ahí supe que era de la señora. Después me dijo que si hablaba no sería bueno para mí y mi familia, y desde ese día que vivimos en angustia por todo, y cuando la PDI llega al restaurante también preguntan si alguien se ha salido de lo pactado”.
En entrevista con La Cuarta, la nieta de María Elcira explicó que “no me mandó ninguna prueba de ser trabajador, pero sabía muchas cosas. Todo muy extraño”.
“Lo cierto es que mi abuela no aparece, no hay un solo rastro y el restaurante, desde el comienzo, fue muy frío con nosotros. Es como si se hubiese perdido una cosa y no una persona”, acusó.
“Si de verdad les importara la desaparición de mi abuela, una de las dueñas no se habría ido a EEUU, nos habrían dado todas las facilidades para entrar al lugar, habrían dejado entrar a los periodistas”, sostuvo.
“También hay una cámara que se va a negro unos minutos, que es justo la cámara que capta a mi abuela por última vez. Ella entró a ese lugar pero no hay evidencia de que salió”, cerró la joven abogada.
<b>Las transferencias después de su desaparición</b>
Esta semana también trascendió que una vez desparecida María Ercira, varias transferencias de dinero fueron hechas desde su cuenta a la de su nuera, Myriam Ramírez, sumando unos $2 millones de pesos (USD 2,021), por lo que las miradas apuntaron también en esa dirección.
Sin embargo, nuevamente Carla -hija de Myriam-, despejó dudas en conversación con Meganoticias.
“Es verídico, las transferencias de la cuenta de mi abuela a la cuenta de mi mamá. Mi mamá siempre tuvo la administración de la pensión de mi abuela, que era lo único que percibía, y lo usaba para consultas médicas, remedios y cosas personales. Ahora, con el extravío de ella, ha seguido sacando el dinero a fin de financiar gastos jurídicos que exceden bastante a lo que ha recibido en total”, explicó.
“Nadie se ha enriquecido a causa del extravío de mi abuela, todo lo contrario... Hemos gastado, además de dinero, mucho tiempo en entrevistas para que la causa se mantenga vigente y así aumentar las probabilidades de encontrarla”, cerró.
El sospechoso dentro de la familia
Finalmente, y para añadir más misterio a todo el asunto, este jueves el matinal de CHV, Contigo en la Mañana, desclasificó una conversación por teléfono entre Alfonso (esposo de Carla) y una amiga llamada Macarena quien al parecer es abogada, en la que apunta nada menos que a Rodrigo (esposo de la otra de sus nietas, Natalia) como sospechoso.
-Alfonso: Todo es súper raro, por qué la abuela salió para el estacionamiento, como buscando algo.
-Macarena: ¿Alguien la llamaba?
-Alfonso: La última vez que estuvo en el baño fue con la mamá de Rodrigo, entonces creemos que también puede estar involucrada. ¿Por qué se fue? Si la abuela nunca se había ido tan lejos, a menos que le dijeran que tenía que salir altiro al estacionamiento, que la están esperando, le tienen una sorpresa, alguien la está esperando. Entonces la abuela como que salió a buscar algo. Todo nos parece tan raro, Macarena, tan raro...
-Macarena: Pero dime una cosa: ¿El papá de la Carla ha sospechados de...?
-Alfonso: Nadie sospecha de Rodrigo, porque como se compró un Tesla, tiene una casa bonita (...) A nadie como que le cuadra, a todos les cae bien el tipo, no es pesado, pero es raro. Tiene algo que a nadie le cuadra.
-Macarena: ¿Y por qué no han pedido investigarlo?
-Alfonso: Sí, pero es que la PDI no pesca. Además, que la PDI está involucrada. Creo que mi teléfono está pinchado, porque ya nos dijeron. Esto está raro.
-Macarena: ¿Desde cuándo estaba hecha la reserva (del restaurante)?
-Alfonso: Hace como dos o tres semanas. Yo nunca en mi vida he hecho una reserva con más de uno o dos días de anticipación.
-Macarena: ¿Y quién hizo esa reserva?
-Alfonso: Rodrigo, o la mamá de Rodrigo. Uno de los dos. Estoy seguro de que están involucrados, los dos, porque la abuelita estaba en el baño y se quedó como dos minutos con ella en el baño. Ella fue la última en verla, entonces le dijo, ‘oiga, abuela, vamos estar todos en esta parte, vaya para afuera y salga derecho para allá. Ahí la van a estar esperando’, ¿cachai? Ella fue la última en hablar con ella.
La conversación prosigue con supuestos problemas legales que Rodrigo tendría con sus empresas y al respecto, Carla Hernández aseguró que “lo primero que yo pensé cuando desapareció mi abuela es que quizás se equivocaron de persona, porque dentro de los que estábamos en la mesa el que mejor situación económica tiene es Rodrigo. Y como su mamá y mi abuela fueron juntas al baño, puede que hayan querido secuestrar a su mamá. Eso yo se lo dije a la PDI y es una de las líneas investigativas que se estudian”.
Así las cosas y a más de siete meses de su desaparición, el paradero de María Ercira Contreras continúa siendo una incógnita no solo para todos los involucrados, sino que para todo el país.