Ex presidentes de Bolivia y líderes de oposición firmaron un compromiso de unidad para las elecciones 2025

Los ex mandatarios Carlos Mesa y Jorge Quiroga, junto a dos dirigentes opositores, sellaron un acuerdo para lograr una candidatura que haga frente al MAS en las presidenciales del próximo año

Guardar
Los ex presidentes Carlos Mesa
Los ex presidentes Carlos Mesa y Jorge Quiroga (centro) con Samuel Doria Medina (der) y un representante de Luis Fernando Camacho (izq) en el anuncio del acuerdo. Foto: APG

Este miércoles, los expresidentes de Bolivia Carlos Mesa (2003-2005) y Jorge Quiroga (2001-2002) anunciaron la firma de un acuerdo de unidad con dos líderes de la oposición, el empresario Samuel Doria Medina y el gobernador suspendido Luis Fernando Camacho, para las elecciones presidenciales de 2025.

“Nos comprometemos a hacer realidad la unidad que garantice una sola candidatura de oposición”, mencionó Carlos Mesa y afirmó que los líderes de la denominada “Unidad de la Oposición Democrática” deben estar dispuestos a renunciar a las aspiraciones individuales.

El anuncio se dio un día después de que Jorge Quiroga, que se proclama liberal, anunciara su candidatura en alianza con el Frente Revolucionario de Izquierda, un partido fundado en 1978 que hasta ahora respaldaba a Mesa. Doria Medina también presentó hace algunos meses su propuesta de Gobierno y su intención de volver a ser candidato a la Presidencia. De momento, no han informado qué método utilizarán para elegir a la fórmula electoral.

El objetivo principal es el mismo que persiguen desde hace al menos 15 años: derrotar al Movimiento Al Socialismo (MAS) a través de una candidatura única de oposición que hasta ahora nunca han podido consolidar.

En las elecciones previas (2005, 2009, 2014 y 2020) el voto anti masista se fraccionó con al menos dos candidaturas y el MAS ganó con porcentajes que superaron el 50%, obteniendo incluso 2/3 en el parlamento en dos legislaturas consecutivas.

En las últimas elecciones (2020),
En las últimas elecciones (2020), de los firmantes del acuerdo deln actual unidad, se presentaron Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho.

Esta elección se diferencia de las anteriores por la división dentro del MAS y la crisis económica que enfrenta el país, lo que marca un escenario que parecería favorable para la oposición. Sin embargo, el analista Carlos Saavedra considera que si bien la unión de los líderes los fortalece frente a su electorado no alcanza para ganar una elección.

“Evidentemente hay una pulsión muy grande de cambio en Bolivia pero no basta con la alianza de cuatro actores. El problema recurrente que ha tenido la oposición es que no ha entendido las transformaciones políticas y de orden simbólico que atravesaba el país”, explicó en entrevista con Infobae.

La alianza ha generado todo tipo de reacciones, algunas favorables como la de la ex presidenta Jeanine Añez que ha manifestado que “el compromiso por Bolivia es un horizonte cuyo camino requiere desprendimiento personal”, y otras negativas como la del ex líder cívico Branko Marinkovic que ha mencionó que “para cambiar Bolivia necesitamos unidad en las ideas y no solo la ambición de poder de unos cuantos fracasados”.

En otro lado del espectro político, el MAS aún no ha proclamado una candidatura oficial aunque todo apunta a que las dos facciones del partido buscarán posicionar a sus líderes, el presidente Luis Arce y Evo Morales, éste último inhabilitado para postularse por una sentencia del Tribunal Constitucional Plurinacional.

La última elección la ganó
La última elección la ganó Luis Arce, del MAS, con el 55% de los votos.

Arce, en un intento de mostrarse democrático y diferenciarse de su antiguo jefe y mentor, manifestó ayer en un evento del partido que “ya no hay más dedazos” para elegir candidatos y que “van a ser nuestras organizaciones sociales las que decidan el futuro político y orgánico de nuestro instrumento”.

Mientras el campo electoral se organiza, las encuestas todavía generan incertidumbre y muestran una fragmentación múltiple de los liderazgos de oposición frente a un MAS que, aunque está dividido, aún está lejos de agonizar.

Guardar