Prisión preventiva para nueve miembros de un grupo radical mapuche en Chile

El atentado al Molino Grollmus en 2022 obligó al presidente Gabriel Boric a reconocer que hay terrorismo en Chile

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El atentado fue reivindicado horas después por la Resistencia Mapuche Lafkenche (RML).
El atentado fue reivindicado horas después por la Resistencia Mapuche Lafkenche (RML).

El Juzgado de Garantía de Cañete decretó este martes prisión preventiva para nueve de los once imputados vinculados al grupo radical Resistencia Mapuche Lafkenche (RML), por el atentado incendiario al Molino Grollmus ocurrido en la comuna de Contulmo (630 kms al sur de Santiago, Región del BioBío) en agosto de 2022. Los dos otros imputados, quienes aún son menores de edad, quedaron con internación provisoria.

Según dictaminó el juez Cristián Rosenberg, “se da cuenta de un accionar coordinado y concertado en cada una de sus partes, con ánimo homicida (...) debido a la envergadura del ataque que se realiza, todas las personas estaban conscientes que se podía producir la muerte”.

En el asalto, cinco personas resultaron heridas de gravedad y unas de ellos perdió una pierna. Pocas horas después fue reivindicado por la RML, lo que llevó al Presidente Gabriel Boric a reconocer que existe terrorismo en vez la Macrozona sur.

“En la región ha habido actos de carácter terrorista”, dijo en su primera visita como mandatario a La Araucanía tres meses después del hecho.

El cabecilla de la operación, identificado como Federico Astete, se encuentra prófugo y es buscado intensamente por la policía.
El cabecilla de la operación, identificado como Federico Astete, se encuentra prófugo y es buscado intensamente por la policía.

El ataque

Según consta en la carpeta investigativa, el atentado fue planificado por un individuo identificado como Federico Astete, quien actualmente se encuentra prófugo. El objetivo era el Molino Grollmus, declarado como Legado Patrimonial Arquitectónico por el Consejo de Monumentos Nacionales, construido en 1915 y que hasta antes del atentado funcionaba perfectamente realizando labores de molienda. Sus dueños, una conocida familia proveniente de colonos venidos de Suiza y Alemania.

El grupo se reunió en la cancha de Antiquina y en él habían mapuche y no mapuches cuyas edades fluctuaban entre los 47 y los 15 años de edad, todos vecinos de las localidades cercanas de Tirúa y Cañete.

Allí, según el testigo protegido MG7, “se repartieron las armas, fusiles, escopetas y pistolas, chalecos antibalas y algunos cascos”, consignó una nota de Ex-Ante.

“Poco antes de llegar se detienen para preparar el ataque, quitándole una camioneta a un par de viejos con que se cruzaron en ese lugar, a quienes dejaron amarrados en dicho camino, ocupando esa camioneta para obstruir la ruta (...) También le quitan un auto a unas mujeres que iban pasando por ahí, dejándolas que se alejaran corriendo”, prosigue su testimonio.

Una vez en el lugar, el grupo procedió a incendiar primero la casa de unos vecinos y luego se dirigieron a la vivienda de Helmuth Grollmus Scherer, de 85 años, y su hijo Cristián Grollmus,provistos de las armas de fuego larga, calibre 12 milímetros y de armas cortas calibre 9 milímetros, .22 y .38, un fusil y al menos una subametralladora uzi y comenzaron a disparar, de manera injustificada, hacia el inmueble, en cuyo interior permanecían las víctimas”, declaró el testigo protegido MG8.

Cristian Grollmus, con el objeto de proteger su vida y la de su padre, empleó dos armas de fuego, debidamente inscritas: una escopeta calibre 12 milímetros y un arma corta calibre 9 milímetros marca Beretta; con las que intentó repeler el ataque (...). Su padre también intentó defender su vida y bienes, provisto de una escopeta calibre 16 milímetros, pese a su avanzada edad”.

“Durante el ataque, otro grupo de imputados provisto de antorchas y líquido acelerante, procedió a iniciar diversos focos de incendio independientes entre sí en la leñera, el Molino y el museo familiar, resultado completamente destruidos”.

Loa atacantes ingresaron entonces a otra viviendo colindante y arrastraron a Carlos Enrique Grollmus Thiele, de 79 años, al medio de la línea de fuego “utilizándolo como una especie de escudo humano, con el objeto de evitar la acción defensiva de don Helmutt y don Cristian”, continúa su declaración, según el medio citado.

A Grollmus Thiele le dispararon en las piernas, lo que provocaría luego la amputación de una de sus extremidades. En paralelo, otro grupo atacó a Ramón Nonato Cid Gutiérrez, de 75 años, quien venía a buscar a su hijo, Cristián Rodrigo Cid Ferreira, trabajador del lugar. En medio del forcejeo, este último recibió “un disparo con intención homicida impactándolo a la altura de uno de sus ojos (...) resultando con un trauma ocular de ojo derecho, además de impacto por perdigones en zona de la frente y hombro izquierdo, perdiendo completa y definitiva de visión de dicho ojo”.

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