El ex jefe de la unidad antinarcóticos de Bolivia, Maximiliano Dávila, tuvo su primer encuentro con la Justicia estadounidense, que lo acusa por haber traficado drogas y armas a ese país cuando era director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico, durante la gestión de Evo Morales (2006-2019).
En una audiencia celebrada el 13 de diciembre, en la que estuvo presente el medio Inner City Press, el abogado del ex coronel dijo que aceptaban la detención mientras se desarrollen las investigaciones por los cargos que lo acusan. Según la publicación del periodista Matthew Russell Lee, la jueza Robyn F. Tarnofsky, del Tribunal de Distrito de Nueva York, le preguntó a Dávila cómo se declaraba y éste respondió: “Not guilty” (no culpable).
Anne Milgram, directora de la Administración de Control de Drogas (DEA), manifestó sobre Dávila: “Su traición a la confianza pública termina aquí. Que esta extradición sirva como advertencia: ningún funcionario corrupto es intocable, y la DEA no se detendrá ante nada para llevar a los criminales ante la justicia, sin importar dónde se escondan”, según cita un boletín de prensa de la Fiscalía de Nueva York.
El mismo documento señala que el ex coronel boliviano “abusó de su posición como jefe de la agencia antinarcóticos de Bolivia para ayudar a los mismos narcotraficantes que se le encomendó investigar y arrestar. En el camino, intentó utilizar agentes del orden bolivianos para vigilar y transportar cargamentos de cocaína y participar en el envío de cantidades masivas de cocaína”.
Los cargos por los que se lo acusan -conspiración para el tráfico de drogas y de armamento para promover el narcotráfico- tienen una pena máxima de cadena perpetua.
Dávila fue extraditado a el jueves 12 de diciembre en la madrugada. En Bolivia era investigado por el delito de ganancias ilícitas y estaba detenido de manera preventiva desde 2022 en la cárcel de San Pedro (La Paz) de donde salió a las 05:40 para abordar el avión que lo llevaría a Estados Unidos con una escala en Lima (Perú).
Su caso generó reacciones y acusaciones cruzadas en el ámbito político en Bolivia. Al ex coronel se lo acusa de haber sido una persona de confianza de Morales, por lo que sus opositores creen que éste podría ser involucrado en los delitos de narcotráfico.
Aunque el ex presidente ha negado tener vínculos personales con su ex jefe antidroga, criticño su entrega a la justicia estadounidense. “Bolivia vuelve a ser una colonia de Estados Unidos. Los bolivianos son entregados al imperio norteamericano, violando los acuerdos internacionales, sin ser primero juzgados en su patria, donde supuestamente cometieron delitos”, escribió el ex presidente en su cuenta de X.
Políticos de la oposición consideran que el jefe cocalero puede estar implicado en los delitos cometidos por Dávila y que está “preocupado” por sus declaraciones. “¿Qué le preocupa a Evo Morales? Que lo impliquen”, manifestó la senadora de Comunidad Ciudadana, Andrea Barrientos en una rueda de prensa.
El abogado de Dávila en Bolivia, Manolo Rojas, informó a los medios que su defendido dejó una carta reveladora antes de partir. “Me dijo que en su calidad de zar antidrogas por tantos años, tiene información contundente” precisó Rojas y adelantó que dará a conocer el contenido del documento cuando sea autorizado para hacerlo. “Hay personajes en la figura política que ya se han puesto nerviosos, que ya han tuiteado, inclusive antes de que ocurra lo de hoy (ayer jueves), pues por algo será”, señaló.
Al igual que él, otros policías bolivianos fueron investigados por la DEA por su vinculación con redes internacionales de tráfico de drogas, como René Sanabria, Omar Rojas Echeverría, Óscar Nina y Gonzalo Medina.