El subsecretario de Estado para el crecimiento económico, energía y medio ambiente, de Departamento de Estado de EEUU, José W. Fernández, se refirió en una rueda de prensa a los numerosos desafíos que han enfrentado en medio de una etapa de gran complejidad para los Estados Unidos.
Durante la Conferencia de prensa sobre los logros de la estrategia de crecimiento económico en la región de América Latina, organizado por el Centro de Medios de las Américas, en la que participó Infobae, Fernández señaló: “Estos últimos días he reflexionado sobre nuestros logros en los últimos cuatro años y me recuerdo que comenzamos nuestra gestión durante un período muy difícil para Estados Unidos”.
Este contexto se refiere principalmente a la llegada de la pandemia de COVID-19, que no solo cobró la vida de más de un millón de estadounidenses, sino que también afectó de manera desproporcionada a América Latina, que representó “casi el veinticinco por ciento de las muertes de Covid” a pesar de contar solo con el 8% de la población mundial.
Los retos no se limitaron a la pandemia. Fernández mencionó las delicadas relaciones internacionales que heredó su administración, especialmente en relación con disputas comerciales con Europa y tensiones con países como Canadá y México. Ante esto, destacó la importancia de fortalecer las cadenas de suministro, un tema crucial durante y después del COVID-19. Según dijo a los medios, “en nuestras cadenas de suministro en varios sectores, como semiconductores, minerales críticos y farmacéuticos, eran frágiles”. El presidente Joe Biden actuó rápidamente emitiendo órdenes presidenciales para abordar estas vulnerabilidades.
En cuanto al desafío que representa China, Fernández expresó que ha sido un tema central debido a la multitud de cadenas de suministro que pasan por este país y a los complejos ecosistemas económicos que se entrelazan en la región. Mencionó: “Hemos tenido que tratar el tema de Taiwán naturalmente”, lo cual fue un foco importante antes de la invasión rusa a Ucrania. Resaltó además una filosofía subyacente en su gestión: la seguridad económica es una extensión de la seguridad nacional.
El subsecretario de Estado, enfatizó la necesidad de colaborar con aliados globales, muchos de ellos en América Latina. Subrayó: “Nuestro sector privado es un sector líder a nivel mundial y por eso pensamos que tenemos que incorporarlo”, una declaración que refuerza la estrategia de construir asociaciones con el sector privado y las naciones aliadas para superar retos económicos y tecnológicos, incluyendo iniciativas sobre el terreno en Guatemala.
Otro frente estratégico importante ha sido el impulso de energías renovables, para lo cual se ha trabajado con un grupo de 14 países más la Comunidad Europea. Fernández destacó que para alcanzar las metas de energía renovable es esencial extraer minerales como el litio y el cobalto de manera responsable, sin comprometer los objetivos ambientales: “No podemos dejar de lado nuestros objetivos ambientales”.
En este contexto, el Departamento de Estado ha trabajado activamente en el desarrollo de alianzas para fortalecer las cadenas de suministro de semiconductores en países de la región, como México, Costa Rica y Panamá. Según Fernández, “estos países han sido fundamentales para diversificar nuestras cadenas de suministro”.
La relación con China no ha sido sencilla, en particular en lo que respecta a las prácticas económicas coercitivas que, según Fernández, el país asiático aplica cuando otros toman decisiones contrarias a sus intereses. En su esfuerzo por mitigar este tipo de presiones, Estados Unidos ha cooperado con más de 20 países para enfrentarlas y prepararse adecuadamente.
Las relaciones bilaterales con América Latina han sido un punto central de la agenda de política exterior de Fernández. Subrayó el papel crucial que la región ha tenido, dado que comparte lazos históricos y familiares que no se encuentran en otras partes del mundo. “Han sido cuatro años en los cuales América Latina ha tenido un papel fundamental”, puntualizó Fernández, indicando la importancia de mantener esta cooperación en el futuro.
Desde una perspectiva económica, Fernández mencionó la America’s Partnership for Economic Prosperity, una iniciativa que ya ha involucrado a países que representan gran parte del Producto Interno Bruto (PIB) de la región. Subrayó que el enfoque principal no es la reducción de aranceles, sino la colaboración para resolver problemas más complejos no relacionados directamente con el comercio.
Por último, destacó la cooperación en el sector de la salud, especialmente a través del Economic and Health Dialogue of the Americas, que trabaja con 23 naciones para mejorar los sistemas de salud regionales y prepararse para futuras pandemias. Un objetivo que forma parte integral de esta cooperación es asegurar que las futuras administraciones continúen edificando sobre los logros alcanzados.