En Santa Cruz de la Sierra, la ciudad más extensa y poblada de Bolivia, los conductores del transporte público iniciaron este lunes un paro indefinido para exigir que la Alcaldía les autorice incrementar la tarifa del pasaje de 2 bolivianos a 2,50 de día y 3 bolivianos de noche. En las primeras horas de la mañana, se evidenció que no circulaban buses en la capital cruceña y que los ciudadanos buscaban formas alternativas para transportarse.
La medida fue asumida en un encuentro de transportistas el sábado pero es un reclamo de larga data ante el incremento general de los precios y los periodos de escasez de combustible, que les impide cumplir las horas de trabajo habituales. Según publicaciones de la prensa local, a finales de octubre solo el 40% de las unidades estaba operando porque las restantes estaban haciendo fila de varias horas para cargar combustible lo que según los dirigentes ocasionó pérdidas económicas de 10 millones de bolivianos diarios (equivalente a 1,4 millones dólares al tipo de cambio oficial).
En Bolivia, la tarifa del transporte público está regulada por las autoridades municipales, pese a que es una actividad que no está bajo el control del Estado. El alcalde de Santa Cruz, Jhonny Fernández, anunció sanciones para las líneas de transporte que suspendan el servicio por tres días consecutivos y les advirtió con revocar las licencias de operación.
Hace dos semanas, Fernández envió al Concejo Municipal una propuesta de incremento del pasaje en un rango de entre Bs 2,18 y Bs 2,37, lo que para algunos conductores fue considerado “una burla”. En tanto, la Comisión de Administración y Finanzas de la Municipalidad, pidió que cualquier ajuste tarifario sea condicionado a la mejora del servicio actual.
“Con la tarifa de dos bolivianos es insostenible seguir trabajando. Si nos van a sancionar, que nos sancionen, no hay ningún problema. No estamos haciendo daño”, manifestó en una protesta anterior el dirigente de transporte público, Ronald García.
La suspensión del servicio de buses este lunes ha alterado la rutina de los pasajeros. Según reportes de prensa, la población utilizó mototaxis o taxis compartidos en rutas fijas y algunos dueños de camionetas o camiones pequeños prestaron el servicio. “Sin comodidad, e incluso arriesgando su seguridad física, varios ciudadanos viajan en camionetas repletas, con tal de llegar a sus fuentes laborales”, publica el periódico El Deber.
Videos en las redes sociales muestran que en zonas periféricas de la ciudad se hacen vigilias de choferes para impedir la circulación de algunos buses, cuyos conductores no están de acuerdo con la medida y pretenden realizar el servicio. Algunas imágenes muestran que se pincharon llantas de minibuses, se obligó a los pasajeros a bajar de los vehículos y se registraron enfrentamientos entre los choferes.
Reclamos en otras regiones
El mismo problema ocurre en otros departamentos y la demanda del incremento del pasaje se agudizó en el último mes por la carencia de combustible. En Potosí y Sucre, los conductores subieron arbitrariamente el pasaje y son sujetos a sanciones mientras no se desarrollen las negociaciones que establezcan una nueva tarifa.
Desde el primer trimestre de 2023 que Bolivia enfrenta dificultades financieras marcadas por la escasez de dólares, que ha provocado el incremento general de los precios y desabastecimientos periódicos de diésel -y en menor medida de gasolina-, un producto que el Estado subvenciona y que representa uno de sus mayores gastos públicos: para el próximo año se presupuestaron 56 millones de dólares por semana para cubrir la demanda de carburantes.