El ex mandatario de Bolivia, Evo Morales pidió al Gobierno de México que sea mediador en el conflicto interno del Movimiento Al Socialismo (MAS) que lo tiene enfrentando con el presidente Luis Arce, su antiguo ministro de Economía.
En una entrevista con el periódico mexicano Excélsior, Morales manifestó que tiene “mucha amistad” con la presidenta Claudia Sheinbaum y que sería positivo “un seguimiento, una mediación, para el bien de la democracia boliviana y fundamentalmente para bien de la vida de la gente humilde”.
El jefe cocalero indicó que lo que busca es que “se cumplan las normas, con un equipo jurídico de México o Grupo Puebla, nada más. En este momento yo no necesito normas jurídicas, sino políticas”.
En octubre, la presidenta Sheinbaum expresó públicamente su solidaridad a Morales luego de que este fuera víctima de un ataque armado. En una conferencia de prensa, la mandataria condenó los hechos ocurridos e hizo un llamado por la paz.
“Por supuesto que lo condenamos, nuestra solidaridad con Evo Morales y siempre un llamado a evitar la violencia. Que sea la paz y la definición política, la política está para eso, para evitar la violencia”, declaró desde el Palacio Nacional.
El domingo 27 de octubre, dos vehículos en los que se transportaba el ex presidente recibieron 18 disparos cuando se dirigía a realizar su programa de radio dominical. Morales responsabilizó a la administración de Arce por el “intento de asesinato”. A la mañana siguiente, el ministro de Gobierno confirmó que se trató de una acción policial luego de que la comitiva del cocalero se negara a parar en un retén de rutina y en su intento de huir atropellara a un policía y disparara contra los agentes.
La disputa entre Arce y Morales comenzó a los pocos meses del retorno del MAS al poder en 2020 por diferencias en la gestión del Estado y luego por el control del partido más numeroso del país y la candidatura del para las elecciones 2025.
Según el relato del presidente a Diario Red de España en los primeros meses de su Gobierno escuchó unos audios atribuidos a Morales en los que supuestamente se lo escuchaba decir “ya nos estamos cansando de Lucho (Luis)” y que ese discurso se fue reproduciendo entre la militancia del partido. En el entorno de Morales sintieron mucho antes las primeras señales del distanciamiento que se avecinaba, cuando el presidente no fue a recibirlo en su regreso al país tras su estadía en Argentina.
En los cuatro años de Gobierno hubo algunos acercamientos con el objetivo de limar sus diferencias a través de acuerdos internos pero fracasaron. El momento culminante llegó en noviembre, cuando tras dos meses de protestas masivas en contra del Gobierno encabezadas por organizaciones sociales afines al líder cocalero, la Justicia falló en beneficio de Arce.
Dos jueces del Tribunal Constitucional, cuestionados por la legitimidad de su mandato extendido, firmaron dos sentencias con las que limitan el futuro político del líder cocalero: ratificaron el impedimento de una nueva candidatura y le quitaron la titularidad del partido, al validar la elección de un aliado de Arce como jefe del MAS.
En esta larga batalla, el Grupo de Puebla apostó por el “reencuentro” entre ambos líderes. Sin embargo, en el último mes ha manifestado su respaldo a Morales a través de pronunciamientos en los que condenaron el “intento de magnicidio” contra el ex presidente y le expresaron su respaldo en lo que consideran una campaña de lawfare para eliminarlo del escenario político.
Los analistas creen que la disputa entre Arce y Morales por ahora está cerrada, en lo jurídico no hay nada que pueda revertir en el corto plazo las sentencias en contra Morales con lo que el presidente se liberó de su principal adversario pero no de su principal problema: la crisis económica, de la cual dependen sus posibilidades electorales y la continuidad de su Gobierno.