Un grupo armado atacó con explosivos una sucursal bancaria en la localidad de Naranjal, en el departamento de Alto Paraná, Paraguay, durante la madrugada de este jueves. El incidente dejó destruida la oficina de Bancop y puso en evidencia la vulnerabilidad de la seguridad en esta región fronteriza con Brasil.
El asalto, que ocurrió a las 23:30 hora local, fue ejecutado por unos diez individuos con armas largas y rostros cubiertos, quienes llegaron en vehículos disparando al aire antes de detonar una carga explosiva que arrasó el banco.
Según Edoard Schaffrath, alcalde de Naranjal, esta es la primera vez que un hecho de esta magnitud ocurre en la ciudad, que cuenta con apenas seis policías para proteger a sus 6.000 habitantes.
“Esto fue bien planificado”, declaró Schaffrath, quien sugirió que los delincuentes podrían haber contado con apoyo local.
Un plan meticuloso
Los asaltantes bloquearon dos accesos al municipio lanzando clavos “miguelito” para dificultar la persecución y garantizar su huida.
Según un informe inicial de la Policía de Alto Paraná, los atacantes accedieron a la bóveda del banco y se llevaron un botín considerable, aunque aún no se ha determinado el monto exacto.
En el lugar quedaron billetes esparcidos, lo que sugiere la magnitud del robo.
Las cámaras de seguridad registraron el ataque en detalle. Las imágenes muestran cómo dos vehículos, un automóvil blanco y otro gris, llegaron al lugar y estacionaron cerca de una estación de servicio contigua al banco.
Un guardia de seguridad fue reducido, golpeado y obligado a permanecer boca abajo mientras los delincuentes colocaban los explosivos. En apenas cuatro minutos, la carga detonó, destruyendo por completo la infraestructura del banco.
Tras la explosión, al menos tres individuos ingresaron al edificio entre el polvo y el humo, mientras uno de los vehículos retrocedía con el maletero abierto, presumiblemente para cargar el botín.
Huida organizada
El operativo, que duró siete minutos, concluyó con la huida del grupo, dejando atrás al menos 50 clavos “miguelito” en las salidas y entradas de la ciudad.
Uno de los vehículos utilizados en el ataque fue encontrado sumergido en las aguas del río Yñaro, a unos 20 kilómetros del lugar del hecho, alrededor de las 03:50 hora local, según el comunicado policial.
Este ataque recuerda un incidente similar ocurrido en abril pasado en el departamento de Itapúa, donde un grupo armado robó cerca de 140.000 dólares tras atacar una sucursal del Banco Nacional de Fomento (BNF).
La región, limítrofe con Brasil y Argentina, ha sido escenario de múltiples episodios de violencia organizada en los últimos meses.
Por su parte, la Policía local de Naranjal aseguró no haber escuchado la explosión ni los disparos, ya que los agentes estaban en la ruta principal escoltando un camión transportador para evitar que fuera asaltado por piratas del asfalto.