Una reflexión bastante ad-hoc a los tiempos convulsos que corren pronunció el ex primer ministro británico Boris Johnson, quien visitó junto a su esposa Carrie la Isla de Pascua -mejor conocida como Rapa Nui por sus habitantes- y la recorrió en bicicleta. Johnson quedó fascinado con la isla y sus habitantes y en una columna publicada en el diario Daily Mail, sostuvo que sin lugar a dudas es el mejor lugar para sobrevivir a una tercera guerra mundial.
El ex premier visitó Chile en octubre para participar de un seminario, oportunidad en la que se reunió con la familia Piñera-Morel y aprovechó para viajar al “ombligo del mundo”, el exótico destino con el que había soñado desde los 10 años.
La pareja hizo todo lo que los turistas suelen hacer, como mirar el atardecer desde Tahai, comer empanadas de atún, beber jugo de guayaba y bañarse en la playa de Anakena “con su arena rosada y dorada, y su agua clara y azul, aunque no exactamente tropical (...). Nunca habíamos visto un paisaje tan encantador ni tan solitario”, aseguró.
“Podría ser la costa oeste de Irlanda, de no ser por estos extraños volcanes cónicos verdes de cientos de metros de altura”, agregó. Y probablemente mientras tomaba sol y admiraba el paisaje local, se le ocurrió una frase que quedó dando vueltas, tras la escalada del conflicto entre Ucrania y Rusia que ha revivido la amenaza nuclear, sepultada tras la Guerra Fría.
“Si de verdad te preocupa la Tercera Guerra Mundial y quieres evitar la radiación nuclear, este es el lugar ideal”, remarcó.
Johnson también reconoció en su columna que, al igual que miles de turistas, no se aguantó y acarició un moai, los gigantes de piedra desparramados por toda la isla.
“Hemos llegado al recinto sagrado y no puedo contener mi curiosidad. Extiendo la mano para tocar una de las estatuas caídas, o moai, con su frente colosal enterrada en el césped y el lóbulo de su oreja tan alto como nosotros. Cuando miro hacia abajo, veo que en realidad estamos parados sobre una de ellas. Bajo nuestros pies, casi completamente enterrada, hay la forma de un rostro humano”, describió.
“Hay una cuenca para el ojo que empequeñece el pie de Carrie; y otra; y su nariz y, bueno, como pueden imaginar, saltamos de este dios deslumbrante como un par de gatos”.
El ex primer ministro inglés se disculpa entonces en su texto con los lugareños “por haber invadido accidentalmente este lugar sagrado; y, sin embargo, no puedo evitar sentir que, si fuera un pecado, es perdonable”.
“La política destruyó esta asombrosa civilización”
El ex mandamás de Gran Bretaña contó también que su fascinación con Rapa Nui, le viene desde niño, cuando a los 10 años leyó “Aku Aku”, el famoso libro del aventurero y etnógrafo noruego Thor Heyerdahl, que describe su viaje e investigaciones por la Polinesia. Una vez ingresado a la Universidad de Oxford, reconoció que en su primer año “la única conferencia a la que asistí fue sobre la Isla de Pascua, aunque no guardaba ninguna relación con mi plan de estudios”.
Al finalizar su periplo por la isla, Johnson sostuvo que el fin de la civilización que algún día floreció en ese lugar no se debió a un ecocidio provocado por la tala indiscriminada de árboles, ni la falta de alimentos, sino más bien a “un conflicto religioso, guerra civil, y un colapso de la confianza y el liderazgo”.
“No fue la pobreza, ni las enfermedades, ni las malas cosechas, ni la hambruna. Y, sin duda, no fue un problema medioambiental relacionado con la erosión del suelo lo que provocó el colapso de la cultura de la Isla de Pascua. Fue la política la que destruyó esta asombrosa civilización, como ocurre casi siempre. Y esa es la verdadera lección para la raza humana”, remató filosófico el ex hombre fuerte de Inglaterra.