La crisis de combustible no da tregua en Bolivia. A dos semanas de haberse levantado los bloqueos de los seguidores de Evo Morales, a los que el Gobierno responsabilizaba por la falta de carburantes, el suministro de diésel aún no se ha normalizado. Si bien hay un mayor abastecimiento de gasolina en los últimos días, lo que ha permitido reducir las filas y las horas de espera en las estaciones de servicio, la provisión de diésel aún no logra satisfacer la demanda interna.
Ayer se instalaron bloqueos en al menos tres carreteras departamentales de Santa Cruz y se realizan cortes esporádicos en avenidas importantes de la ciudad. Los choferes del transporte pesado reclaman que se normalice el suministro y algunos denuncian que hace 12 días no logran cargar sus tanques.
“Son 12 días que no recibimos ni un litro de diésel en el surtidor donde estamos esperando”, manifestó José Ernesto Viruez, uno de los choferes que espera en la ruta Santa Cruz – Cochabamba, a la altura del municipio de Buena Vista. El conductor explicó, en entrevista con el canal Unitel, que la protesta inició la semana pasada pero les pidieron tiempo para regularizar el suministro y ellos acordaron una pausa temporal en la medida de presión pero no obtuvieron respuesta.
Además del piquete en Buena Vista, hubo otro en Montero, que también corta la vía nueva hacia Cochabamba y La Paz; y uno en Cotoca, en la salida de Santa Cruz en dirección hacia Brasil.
La carestía de diésel es recurrente en el país desde hace más de un año, pero nunca se había producido un periodo tan largo. Según el Gobierno, los bloqueos realizados entre el 14 de octubre y el 6 de noviembre por las organizaciones afines a Evo Morales afectaron la distribución del combustible. Durante ese periodo y varios días después, las filas de vehículos en las estaciones de servicio parecían interminables. Si bien, el suministro de gasolina ha aumentado esta semana, el de diésel aún no se regulariza.
El Gobierno ha priorizado la dotación de combustible al sector productivo, que había advertido que la seguridad alimentaria de 2025 estaba en riesgo ante la imposibilidad de operar la maquinaria agrícola. El sábado, la administración de Luis Arce acordó con los productores la entrega de 2.7 millones de litros de diésel diarios para garantizar la producción de alimentos. Adicionalmente se les autorizó la libre importación y comercialización de diésel durante un año.
En el encuentro con productores, se habló también de cubrir la demanda de los transportistas, pero éstos denuncian que aún no han sido atendidos. “Creo que todos los días escuchamos compromisos y estamos sufriendo gran pérdida como transporte pesado, es más de un mes, antes han dicho bloqueo ya pasó bloqueo y sigue sin haber diésel”, manifestó un chofer en la red televisiva Red Uno.
Según datos oficiales, Bolivia importa y subvenciona el 86% del diésel y el 56% de la gasolina que necesita para el abastecimiento interno, lo que representa uno de los mayores gastos públicos. En 2023 se destinaron 2.000 millones de dólares para dotación de combustible, un negocio insostenible para el país andino que enfrenta una creciente crisis económica marcada por la debacle de la industria petrolera y la disminución de sus reservas internacionales.
La semana pasada, el presidente Luis Arce pidió paciencia y dijo que en “diez días” se regularizaría la dotación combustible, un plazo que se cumplirá el sábado 23 de noviembre.