Evo Morales ha perdido el control del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido que lideró por más de dos décadas y que lo llevó al poder entre 2006 y 2019. En medio de la disputa con su antiguo delfín, el presidente Luis Arce, la justicia boliviana determinó validar un congreso paralelo en el que se eligió como jefe del partido a un aliado de Arce, el dirigente Grover García.
A través de una resolución, el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP) de Bolivia puso fin a la disputa sobre el liderazgo del partido y validó a García como nuevo presidente del MAS. Los magistrados Gonzalo Hurtado e Yván Espada, que firman la resolución, indicaron que el Congreso Nacional del MAS-IPSP, llevado a cabo en El Alto entre el 3 y el 5 de mayo de 2024, y convocado por facciones de las organizaciones fundadoras del partido, aliadas al Gobierno, es válido.
Sin embargo, Morales y sus seguidores también habían realizado una convención del partido en la localidad de Lauca Ñ, en el Chapare de Cochabamba, bastión político y sindical del líder cocalero, en la que lo ratificaron como jefe del MAS. El fallo de la Sala Cuarta del TCP, emitido este jueves, avala el congreso “arcista” de El Alto y desplaza a Morales.
Con esa decisión, el ex presidente Evo Morales queda despojado de sus atribuciones como jefe del MAS. Este fallo del TCP coincide con otra determinación que complica el futuro político de Morales, un auto constitucional, firmado el 1 de noviembre, que impide la elección de autoridades por tercera vez.
La nueva directiva del partido está integrada por Fidel Surco, de la Confederación Sindical de Comunidades Interculturales Originarios de Bolivia, y Julia Ramos, quien representa a la Confederación Nacional de Mujeres Campesinas Indígenas Originarias de Bolivia “Bartolina Sisa”.
Los tres fueron personas cercanas a Morales cuando estuvo en el poder. García cuenta con amplio recorrido como líder sindical, fue alcalde municipal y presidente y vicepresidente del MAS en Cochabamba. Fidel Surco fue senador y dirigente del MAS y Julia Ramos fue diputada y ministra de Desarrollo Rural y Tierras.
El control del partido era uno de los ejes de la disputa entre Morales y Arce. Ambos realizaron sus congresos, eligieron a las nuevas directivas e intentaron validarlos institucionalmente. Al acercarse el plazo definitivo para evitar la anulación del MAS por falta de acuerdos, el líder cocalero encabezó movilizaciones entre septiembre y noviembre con una serie de demandas, entre las que se incluía la validación del congreso de Llauca Ñ, en el que se lo ratificó como jefe del MAS.
Hasta la publicación de esta nota, Morales no se había pronunciado sobre su desplazamiento como jefe histórico del partido. Sin embargo, se pronunció sobre la detención de dirigentes campesinos que comandaron las movilizaciones de septiembre y octubre en contra del Gobierno, al que acusó de gestar “un plan de escarmiento a la lucha social al estilo de las dictaduras militares, donde a través de la manipulación de la justicia se busca disciplinar a la sociedad para que acepte callada y sumisa la actual situación económica”.
El fallo que le impide volver a ser candidato y el que anula su liderazgo en el partido, complica el retorno de Evo Morales al poder y a la vez genera preocupación sobre el uso de la justicia para ordenar el escenario político, en un país agobiado por la crisis económica, política e institucional.