Un tercio de los presos extranjeros de Uruguay fueron condenados por delitos vinculados a drogas

Los inmigrantes privados de libertad que están en la cárcel por estupefacientes no son grandes narcotraficantes sino se vinculan al microtráfico, en general por la “vulnerabilidad” que viven al llegar al país

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Una minoría de los presos
Una minoría de los presos uruguayos son extranjeros (Ministerio del Interior Uruguay)

En las 23 cárceles uruguayas hay 373 presos extranjeros y la gran mayoría de ellos cayeron en prisión por delitos vinculados a las drogas. Los datos surgen de un estudio realizado por la Universidad Católica del Uruguay e informado este miércoles por el diario El País. Aunque la cantidad de reclusos varía de forma diaria, al momento que hicieron el corte para la investigación representaban el 2,4% del total.

“La investigación se hizo con el objetivo de mostrar las necesidades de estas personas en las cárceles uruguayas y su gran vulnerabilidad en un contexto que ya lo es de por sí”, declaró a ese medio la directora del proyecto, Silvia Facal. Del estudio participaron 293 privados de libertad, casi el 80% de la población que analizaron.

En comparación a los cerca de los 16.000 presos que hay en total en las cárceles uruguayas, la cifra de extranjeros no es “altamente significativa”, lo que los hace “aún más invisibles”, señalaron.

La franja predominante en cuanto a la edad es de 20 a 44 años; son más aquellos que tienen entre 35 y 39 así como los que van entre 25 y 29. Casi el 20% del total manifestó tener como mayor nivel educativo la enseñanza secundaria incompleta, le siguen los que tienen la primaria incompleta (17,5%) y los que tienen la primaria completa con 14%.

Si bien la cantidad de presos extranjeros ha aumentado, en los últimos años se ha mantenido estable. En 2019, de hecho, eran 334 los privados de libertad extranjeros; en abril, en tanto, eran 373.

La mayoría de los procesados extranjeros son brasileños, seguidos de 105 argentinos y 19 colombianos. Algunos de los presos son de República Dominicana, Cuba, Chile y Paraguay.

La entrada del Módulo No
La entrada del Módulo No 7 del centro penitenciario de Santiago Vázquez en Montevideo, Uruguay, conocido como COMCAR, en una fotografía de archivo. EFE/Federico Anfitti

Si se analizan los perfiles delictivos entre los uruguayos y los extranjeros, hay algunas diferencias. El delito más habitual entre los delincuentes locales es el hurto mientras que en los extranjeros es la actividad delictiva vinculada a los estupefacientes (ya sea de modalidad directa o en forma de asistencia).

El 35% de los inmigrantes presos en Uruguay lo están por delitos vinculados a las drogas. Esa cifra es casi el doble que los uruguayos, que son el 18%. No se trata necesariamente de grandes narcotraficantes, asegura la investigación académica. La mayoría de los delitos se vinculan al microtráfico y se relacionan con la “vulnerabilidad” que sienten al llegar a Uruguay.

Si se tiene en cuenta a las mujeres, en tanto, el número aumenta. Las privadas de libertad por delitos vinculados a las drogas representan el 43% del total entre las uruguayas; la cifra sube al 53% en las extranjeras.

Más de la mitad de los presos extranjeros no cuentan con un estado regulan en cuanto a su situación migratoria o puede devenir en irregular por sobrepasar el tiempo que pueden permanecer como turistas.

Las cárceles de Uruguay presentan
Las cárceles de Uruguay presentan un hacinamiento crítico (Ministerio del Interior Uruguay)

Las cárceles uruguayas presentan un hacinamiento crítico, con el mayor número promedio de presos de América Latina. Los extranjeros son minoría, pero en el país ahora presentaron un plan para poder deportarlos.

El senador Luis Alberto Heber, ministro del Interior entre 2021 y 2024, presentó un proyecto de ley para sacar del país a quienes cometan delitos graves. La propuesta presentada apunta a agregar un artículo a la Ley de Migraciones, aprobada durante el primer gobierno de Tabaré Vázquez, que incorpore la deportación. Lo que se busca, dice la exposición de motivos del texto, es “incorporar una figura” que ya está presente en otros países.

La propuesta de Heber afecta a cualquier persona extranjera mayor de edad, sin importar cuál sea su situación migratoria. Cuando se la deporta, la persona no podría volver a ingresar a Uruguay hasta que no haya cumplido su condena.

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