Desde el viernes pasado, la tienda de abarrotes de Elvis Jaramillo permanece cerrada. Esa tarde cuatro hombres armados llegaron a su negocio y secuestraron a su hija, Ivette Jaramillo, de 28 años. La desesperante escena quedó registrada en las cámaras de seguridad del negocio. Este secuestro se suma a los más de 2.000 registrados en el país en los primeros nueve meses del 2024.
Vestido con una camiseta naranja que llevaba la frase “Hombres de fe”, Elvis se presentó este lunes frente a su negocio, acompañado de familiares y vecinos del barrio Cristo del Consuelo, en Guayaquil, donde en 2022 se registró un atentado terrorista con una bomba. Los padres y allegados de Ivette se han reunido para orar por su regreso. En medio de la escena, Elvis dirigió las plegarias, aunque no llora y mantiene una actitud serena, su rostros se muestra visiblemente afectado por el secuestro de su hija.
En diálogo con Ecuavisa, Elvis relató que los secuestradores no se han comunicado con ellos, que tampoco habían sido previamente amenazados. El padre afirmó que se mantendrán “firmes en oración” y que solo espera recuperar a su hija. Los vecinos informaron a la prensa que los captores exigen un rescate de USD 100.000 para liberarla. Sin embargo, esta cifra no ha sido confirmada por la familia ni por la Policía, que ha preferido guardar silencio para no obstaculizar las investigaciones.
De acuerdo con datos de la Policía Nacional, publicados por la televisora ecuatoriana, entre enero y septiembre de este año se han contado 2.108 secuestros y 10.781 extorsiones. Generalmente, el secuestro va acompañado de una extorsión. El trabajo de la Policía ha evitado en este año que USD 4,9 millones lleguen a manos de criminales a través de este delito.
Sin embargo, no siempre los plagios terminan con la recuperación de la víctima. La semana anterior se conoció del secuestro de John Cabrera, dueño de una lubricadora de vehículos, de Pascuales, Guayaquil. Tras una semana en cautiverio fue baleado por sus verdugos de los cuales siete fueron capturados, según informó la Policía.
En redes sociales se difundió un video donde Cabrera rogaba a sus hijos para que consigan USD 500.000. Ese era el valor que los secuestradores exigían para liberarlo.
A finales de septiembre, tras 15 días secuestrado, un hombre fue rescatado por agentes especializados de la unidad antisecuestros de Ecuador. La víctima fue secuestrado en Samborondón y luego estuvo cautivo en la Isla Trinitaria. Los secuestradores pedían USD 700.000.
Pagar sumas exorbitantes, de centenares de miles de dólares, que suelen exigir los secuestradores, es insostenible para la mayoría de las familias debido a los limitados ingresos y al precario acceso a recursos financieros. En Ecuador, donde los niveles de pobreza y desigualdad económica son significativos, la presión que generan los secuestros no solo pone en riesgo la estabilidad emocional de las familias, sino también su estabilidad financiera.
Muchos podrían verse obligados a vender propiedades, endeudarse o recurrir a medidas extremas para intentar reunir el dinero. Incluso aquellos que logran pagar un rescate quedan con deudas impagables que afectarán su futuro económico a largo plazo.
Además, pagar sumas tan altas fomenta un ciclo de violencia e impunidad. Los secuestros se han convertido en un negocio rentable para las bandas delictivas, que aprovechan el miedo y la desesperación de las familias. Cada rescate pagado fortalece este modelo criminal y aumenta el riesgo de que más personas sean secuestradas. Por esto, la Policía pide a la ciudadanía que en caso de ser víctimas informen inmediatamente a las autoridades.
La Unidad Nacional de Investigación Antisecuestros y Extorsión (UNASE) es una de las unidades de élite policiales más importantes de Ecuador, especializada en la investigación y resolución de casos de secuestro y extorsión. La UNASE trabaja estrechamente con las familias de las víctimas, asesorándolas y brindándoles apoyo durante el proceso, al tiempo que coordina con otras agencias policiales y organismos internacionales para llevar a cabo investigaciones complejas. Esta unidad ha logrado reconocimiento internacional debido a su eficacia en la resolución de casos de secuestro y extorsión y ha colaborado con agencias policiales y fuerzas de seguridad de otros países.