A Guillermo Morales, un joven uruguayo de 31 años, le gustaba ir a ver los eventos de picadas de motos en Santa Catalina, una zona ubicada en el barrio periférico Casabó de Montevideo. Su círculo cercano cuenta que se trataba de una actividad que disfrutaba. Un día de junio, el espectador estaba sobre una moto junto a un amigo cuando lo chocaron de atrás. El golpe lo dejó gravemente herido.
Morales cayó al suelo y el impacto provocaría su muerte. “¡Lo maté, lo maté!”, dijo el joven de 23 años que lo había agredido, según surge de la investigación de la Fiscalía informada por el diario uruguayo El País este viernes. “Vámonos de acá que a este lo maté”, se lo escuchó decir a quien ahora es acusado por esta muerte.
El hombre iba manejando la moto que impactó contra Morales. Tras ver la escena, se subió rengueando al vehículo y se escapó hasta el centro del barrio Casabó, relataron ante la Fiscalía algunos de los presentes en ese momento.
Apenas habían pasado unos minutos del accidente y algunos de los presentes ya habían divulgado en las redes sociales la identidad del presunto autor y compartieron fotos de él. Era una persona conocida entre los que estaban ese día de junio en las picadas de motos. Describían que iba vestido con una campera deportiva negra inflada, un pantalón deportivo claro y que su moto también era negra.
Morales, en tanto, fue trasladado herido al Hospital del Cerro, ubicado a unos 4,8 kilómetros. Luego fue derivado al también público Hospital Maciel, en el barrio histórico de la capital uruguaya. Allí el joven moriría al día siguiente.
El joven de 23 años no tenía antecedentes penales. Después de haber chocado a Morales, fue buscado por la Policía hasta que finalmente decidió entregarse. Lo hizo acompañado de su abogada en una de las sedes policiales de la zona. La Justicia uruguaya lo imputó con arresto domiciliario total por los delitos de homicidio culposo y omisión de asistencia. Además, se le colocó una tobillera electrónica.
La semana pasada venció el plazo de estas sanciones y se realizó una nueva audiencia, en la que se resolvió postergar las medidas cautelares hasta febrero. Los fiscales pidieron más tiempo para analizar la información y tomar declaraciones, según consignó el medio uruguayo.
La Fiscalía consideró que el accionar del joven fue “lícito” porque estaba manejando un vehículo, pero que su “negligencia o imprudencia” terminó derivando en la muerte de la víctima. Para la extensión de las medidas cautelares los fiscales argumentaron que había riesgo de entorpecimiento de la investigación ya que alguno de los testigos eligieron declarar de forma reservada por temor a represalias.
Fueron los testigos los que hicieron los principales aportes para la investigación de la Fiscalía. Ellos permitieron, por ejemplo, identificar la identidad del conductor de la moto que causó la muerte de Morales y conocer algunos de sus comentarios en el momento del accidente. Los fiscales también se nutrieron de las cámaras de video vigilancia de la zona para avanzar en los detalles del caso.
El director de Movilidad de la Intendencia de Montevideo, Pablo Inthamoussu, declaró a El País que hay períodos en los que la realización de picadas “se ve más que en otros”. La municipalidad aplica operativas anti picadas todos los fines de semana en coordinación con el Ministerio del Interior.
Estos operativos tienen la dificultad de que la zona de las actividades varían. “Es como jugar al gato y al ratón. Hace unos años estaba más concentrado en las afueras del departamento. Ahora se ha visto más en la rambla y la zona del Intercambiador de Belloni. Siempre pedimos a los vecinos que reporten estas cosas para poder hacernos presente”, dijo.
Para el funcionario, es necesario que la Justicia aplique “sanciones ejemplarizantes” para que quienes hacen esta actividad vean que “no es gratis”. “Para quienes les gusta la velocidad y la adrenalina hay lugares en los que lo pueden hacer de forma controlada”, dijo.