América Latina y el Caribe tuvo un crecimiento del PIB per cápita de casi cero, entre 2014 y 2024, ante la falta o el fracaso de sus políticas de desarrollo productivo, afirmó este jueves el representante del Grupo Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en Perú, Tomás Lopes-Teixeira.
Ante la pregunta de ¿cómo lograr un crecimiento más alto, sostenido, inclusivo y sostenible? de la segunda mesa de debate del seminario de alto nivel de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Lopes-Teixeira anotó que también se trata de la región que “más sufre de temas de polarización política” y casos exitosos de política de desarrollo productivo, que han podido ajustarse al tiempo.
Sin embargo, llamó la atención sobre un desafío general y una oportunidad histórica que la región tiene para crecer, a pesar de su complejidad económica y diversidad productiva.
El desafío está vinculado a las inversiones tempranas de tecnología, teniendo al “talento emprendedor como eje central de desarrollo”, así como la informalidad, que representa una dificultad de las pymes para incorporar la tecnología en sus procesos.
Además, “hay oportunidad histórica de aprovechar la revolución tecnológica de nuestro tiempo” y elegir cuáles son las tecnologías que van a aprovechar, afirmó el representante del BID en Perú.
Resaltó también la preocupación de que estas políticas puedan llegar a la gente, dado que permiten movilidad social y la creación empleos de calidad.
Lopes-Teixeira recordó que, hasta hace unas décadas, el proceso de industrialización era creador de empleos, pero ahora son cadenas globales, y las políticas de desarrollo productivo tienen que dirigirse a otros sectores, como la innovación y la tecnología.
En junio, el secretario ejecutivo de la Cepal, José Manuel Salazar-Xirinachs, advirtió que América Latina y el Caribe afrontan una crisis de desarrollo por las tasas “bajas y mediocres” de crecimiento que complican la transformación productiva y la reducción de la pobreza.
Salazar-Xirinachs subrayó la necesidad de establecer políticas de desarrollo productivo que contribuyan a impulsar el crecimiento económico y permitan acabar con la desigualdad social en la región.
Las tasas “bajas y mediocres de crecimiento” hacen muy difícil “promover la transformación productiva, reducir la pobreza, reducir la informalidad, crear empleos de alta calidad y generar los ingresos fiscales para políticas sociales de impacto”, afirmó.
“América Latina y el Caribe está en una crisis del desarrollo que se expresa en tres trampas: una de baja capacidad para crecer, una de alta desigualdad y de baja movilidad y cohesión social, y una de baja capacidad institucional y de gobernanza poco efectiva”, valoró Salazar-Xirinachs.
Al respecto, apuntó sobre cinco factores en los qué trabajar para reducir esa desigualdad: abordar la heterogeneidad productiva que impide generar empleos de calidad, la persistencia de sistemas tributarios regresivos y de políticas sociales limitadas, la baja calidad de la educación, la desigualdad de género y las violaciones a los derechos humanos contra indígenas y otros grupos de la población.
(Con información de EFE)