La provincia ecuatoriana de Guayas es la región con mayor percepción de inseguridad del mundo

El incremento de la violencia relacionada con el narcotráfico ha disparado las tasas de homicidios, señala un estudio de Gallup

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La percepción de inseguridad en Guayas supera a la de otras regiones del mundo (REUTERS/Henry Romero/File Photo)

La provincia costera ecuatoriana de Guayas, con su capital en Guayaquil, ha sido señalada como la región con mayor percepción de inseguridad en el mundo, de acuerdo con el Informe Global de Seguridad 2024 de Gallup. La situación es tan alarmante que solo el 11% de los residentes de esta provincia se sienten seguros caminando solos por la noche, una cifra que coloca a Guayas por encima de todos en lo referente a la percepción de inseguridad. “Excluyendo zonas de conflicto bélico activo, los habitantes de Guayas sienten menos seguridad que en cualquier otra parte del planeta”, aclara el informe de la consultora.

Ecuador vive escenarios de violencia sin precedente que se han incrementado en los últimos años. El estudio de Gallup indica que el panorama ha cambiado drásticamente desde la pandemia de COVID-19. El informe detalla que Ecuador “ha caído en una profunda crisis de seguridad”, con un aumento de la violencia de pandillas y homicidios.

Esta crisis ha afectado particularmente a Guayas, donde se encuentra el puerto de Guayaquil y otros, clave en las rutas de exportación de cocaína hacia Europa. Este punto de tránsito ha convertido a la ciudad en un escenario de enfrentamientos entre bandas que buscan controlar el lucrativo comercio de drogas. Gallup destaca que, en 2023, Ecuador registró una tasa de homicidios cercana a los 50 por cada 100.000 habitantes, una de las más altas del mundo. Este aumento de la violencia ha tenido un impacto directo en la percepción de seguridad de los ciudadanos. Según el informe, solo el 27% de los ecuatorianos a nivel nacional reportaron sentirse seguros caminando solos por la noche. Cuando se trata de Guayaquil, la tasa disminuye al 11% “el nivel más bajo de América Latina y numéricamente el más bajo a nivel mundial”.

La inseguridad en Ecuador es comparable a la de algunos de los países más peligrosos del mundo. Por ejemplo, en Sudáfrica y Liberia, la percepción de seguridad también es baja, con apenas el 30% de la población sintiéndose segura. Gallup señala que “la percepción de inseguridad en Guayas colapsó más rápidamente que en el resto de Ecuador”.

Gallup también subraya uno de los factores clave para mejorar la percepción de seguridad: “La confianza en la policía está estrechamente ligada a la sensación de seguridad de las personas en sus comunidades”, señala el informe. A nivel global, el 71% de las personas dijeron confiar en sus fuerzas policiales en 2023, un aumento significativo desde el 62% registrado en 2013. Sin embargo, en América Latina, solo el 53% de los ciudadanos confían en la policía, y Ecuador no es la excepción: “Los ecuatorianos tienen poca fe en la capacidad de las fuerzas del orden para resolver el problema. La mayoría carecía de confianza en su fuerza policial (56%) y en el sistema judicial (72%) en 2023, cifras que aumentaron a 67% y 78%, respectivamente, en Guayas, donde la crisis de seguridad se siente con mayor intensidad”.

Soldados del ejército ecuatoriano, durante
Soldados del ejército ecuatoriano, durante un operativo antiterrorista en Guayaquil (EFE/ Carlos Durán Araújo)

A nivel global, el contraste es evidente. En países como Kuwait, el 99% de las personas se sienten seguras, y en Singapur y Noruega esta cifra alcanza el 94% y 92% respectivamente. Gallup resalta que en “los países desarrollados económicamente y con un estado de derecho fuerte, la mayoría de los residentes dicen sentirse seguros caminando solos por la noche”.

La creciente violencia en Ecuador está estrechamente relacionada con el narcotráfico y el crimen organizado. El gobierno ecuatoriano ha intentado responder a esta crisis a través de la militarización de varias ciudades de Guayas, como Guayaquil y Durán, y la implementación de toques de queda en zonas consideradas peligrosas, pero estos esfuerzos no han sido suficientes para contener la violencia.

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